

Sobre la rúa Benjamin Constant, en el barrio Glória, de Botafogo, se levanta el edificio Juan Pablo II. Son diez pisos pertenecientes a la arquidiócesis de Río de Janeiro. La nutrida arboleda, que continúa hasta el palacio Sao Joaquim, es testigo de la entrada y salida diaria de cientos de personas que hablan desde el portugués local hasta el chino cantonés. Hasta hoy era el cuartel general de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), un encuentro del Papa con los jóvenes de los cinco continentes.
Pero el Papa que vendrá no es el mismo que se esperaba cuando esta ciudad, que será sede del Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos 2016, fue elegida como anfitriona de este evento creado en 1986 a instancias del cardenal argentino Eduardo Pironio. Desde el 13 de marzo, cuando Jorge Bergoglio salió por la logia de la basílica de San Pedro, en el Vaticano, nada es igual.
Natalia vive en Belo Horizonte y es fanática del Atlético Mineiro. Se siente muy agradecida a Dios de que el primer viaje de Francisco sea a su país. Vivo lejos de Río, pero el Papa me da más motivos para viajar, confiesa. Tanto ella, como su novio Rodrigo, son los rostros de una generación que espera ver cambios a corto y mediano plazo: Esperamos principalmente un Papa que motive a la juventud, que se acerque y les brinde más espiritualidad a las nuevas generaciones. Es un Papa cálido y anima a la gente a estar más cerca todavía de la Iglesia.
Odaílson recuerda cómo en Madrid convirtieron una sábana y unas pinturas verdes y amarillas en una bandera para Benedicto XVI. En ese momento, quisimos saludar al Papa de manera más concreta, explica desde Santa Catarina, a 1000 kilómetros de esta ciudad. Vamos a estar en Río para recibir al papa Francisco. Sabemos que con el nuevo pontífice también viene el amor de nuestro antiguo papa. ¡Esta vez nos organizaremos para llevar mejores carteles!, bromea.
Es que el efecto Francisco también se siente fuerte desde aquí: del 13 de marzo a esta parte, la organización debió extender el plazo para que miles de peregrinos se inscriban, conceder más acreditaciones para periodistas se esperan 5.500- y salir con redobladas fuerzas a pedir a las familias que hospeden en sus casas a los más de dos millones de chicos que se esperan.
La Argentina, por supuesto, no se queda atrás: a los más de 20.000 peregrinos inscriptos de manera oficial, se suman unos 600 voluntarios que harán posible el desarrollo del evento y una veintena de obispos que llegarán para acompañar a las delegaciones de todo el país. Pero hay más. Para Inés San Martín, una rosarina que tiene a cargo la oficina de prensa internacional junto con el tucumano Benjamín Paz Vermal, coordinan todo el área-, los datos oficiales nunca reflejan la presencia real. Entre idas y vueltas sobre cifras tentativas, esperan a más de 30.000 connacionales. Será la única oportunidad de tener cerca a Francisco antes del 2015, cuando regrese a la región, según el mismo confesó semanas atrás a un obispo chileno. Y si bien Francisco vendrá a Brasil, para los argentinos será como si regresase a casa.
La agenda del pontífice
El papa Bergoglio estará una semana fuera de Roma, y por primera vez fuera de Italia tras su elección para la silla de San Pedro. En estos días, irá al santuario de Nuestra Señora de la Concepción Aparecida, hablará a los jóvenes sobre la importancia de compartir la fe e impregnarla en sus actividades cotidianas y los animará a salir de sí y tomar un aire misionero, que evite una Iglesia encerrada y enferma.
A su llegada, el lunes 22, será recibido en el Palacio de Guanabara, y luego tendrá un meeting con Dilma Rousseff, Sebastián Piñera y Cristina Kirchner, entre otros mandatarios de la región. A instancias del pontífice, la mandataria brasileña extendió la reunión protocolar entre jefes de estado a sus pares latinoamericanos. Como saldo, Dilmarioneta o Dilmaletín como la han comenzado a llamar en plena eclosión social- espera recuperar su imagen pública. No se descarta que también esté en la misa de clausura, el domingo 28, en Guaratiba. Con Cristina, por supuesto.
Todavía es una incertidumbre qué sucederá el martes 23, día en que el arzobispo de Río, Dom Orani Tempesta, abrirá la jornada. El Papa no tiene agenda pública, y se estima que descansará. Pero nadie quitará la mirada de la residencia de Sumaré, su lugar de hospedaje, por si intenta alguna gambeta a la seguridad. A este Papa más vale hacerle marca personal.
Del miércoles 24 al viernes 26, por la mañana, los millones de jóvenes escucharán las catequesis de los obispos de todas partes del mundo, divididos por regiones lingüísticas. La Argentina llevará 30 obispos. Los de mayor peso serán José María Arancedo, presidente de la Conferencia Episcopal, y Jorge Lozano, encargado de los temas de corte social.
El jueves 25, por la tarde, el Papa encabezará la fiesta de bienvenida a los jóvenes en el paseo marítimo de Copacabana. El viernes, en tanto, rezará el Via Crucis, la oración que resume la fe cristiana, fundada en la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Ese mismo día, volverá a hacer lo que tanto le gusta: confesar jóvenes, estar cerca de ellos y olfatear hacia dónde se mueve su mundo.
El sábado 27, por la noche, presidirá una vigilia de oración en el Campus Fidei, un terreno ubicado en Guaratiba, al oeste de Río. Allí volverá el domingo 28 a las 10 para celebrar la misa de envío y el acto de clausura, donde informará el destino de la próxima JMJ. Antes o después, cantarán Axel Fernández y la Sole Pastorutti.
Además de los actos centrales, el obispo de Roma visitará el hospital San Francisco de Asís, especializado en la recuperación de jóvenes tóxicodependientes; la favela de Varginha; mantendrá un encuentro con jóvenes detenidos, con los obispos del Brasil y con el comité de coordinación del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam).
Un evento no menor será la misa que presida el miércoles 24, en el santuario de Aparecida. En 2005, en este pequeño pueblo, Bergoglio redactó el Documento Final de la quinta conferencia de los obispos, que persiguió presentar la actividad de la Iglesia como una oferta de vida digna y plena para la gente, e insistir con el acercamiento entusiasta y generoso a las periferias. Ese documento es central en su carrera eclesiástica, tanto que lo ha entregado a cada mandatario que lo visitó en el Vaticano. La Presidenta, por su parte, ya le hizo varias anotaciones y subrayados.
Cuánto cuesta la visita
Para los analistas, la visita de Francisco servirá para limpiar la imagen de una ciudad convulsionada por las recientes protestas sociales que atacaron el núcleo de la persistente deuda social del país. Pero Francisco llegará al Brasil para decirles a los jóvenes que sus reclamos son legítimos e invitarlos a pelear por ellos, eso sí: sin violencia mediante.
Semanas atrás, los organizadores temían que esta JMJ corriera el mismo riesgo que Madrid 2011, que debió afrontar un gran malestar en la sociedad, que consideraba estar pagando la fiesta de miles de jóvenes que llegaban a hacer turismo en plena crisis y con el movimiento de los Indignados en auge. Así, los costos de la visita también han estado en boca de todos, a pesar de que en nada se asemejen a los del mundial y las olimpíadas del año próximo. La estimativa es que el costo final se aproxime a los R$ 350 millones. z we










