n perfil / Paul Ryan - candidato a vicepresidente del partido republicano
El ideólogo que entusiasma a las bases conservadoras
El candidato republicano acudió a sangre joven para que lo acompañe en su pelea contra el carismático Barack Obama, de cara a las elecciones presidenciales del próximo 6 de noviembre. Ideólogo del nuevo Partido Republicano, experto fiscal y autor de un proyecto para privatizar la seguridad social, Ryan es el hombre a entender para conocer el verdadero plan de Mitt Romney.
Con un timing envidiable, una semana antes de ser nominado como compañero de fórmula de Mitt Romney, el pasado 6 de agosto la revista The New Yorker había publicado un completo perfil suyo: "Alborotador tributario: Cómo Paul Ryan capturó al Partido Republicano". Es la historia de un político estudioso y workaholic, obsesionado con el individualismo como la herramienta para que el ser humano sea capaz de alcanzar sus potencialidades. Un "animal de Washington" que llegó a la capital política con poco más de 20 años y donde hoy, a los 42, se mueve a sus anchas.
En el ambiente político estadounidense su nominación no fue para nada la sorpresa que significó el llamado "cambio de juego" de McCain en 2008. A pesar de su corta edad para el puesto, Ryan no es un desconocido ni un recién llegado a los vericuetos políticos de Washington, y gran parte de la línea del debate republicano contra Obama es, con certeza, su debate.
Proveniente de una tradicional familia de la pequeña ciudad de Janesville, Wisconsin, que hoy maneja una enorme empresa constructora, si bien el joven Paul estaba llamado a sumarse al negocio familiar, fue la desdicha la que, en cierta forma, lo acercó al mundo de la política.
Domicilio conocido
Janesville, con 64 mil habitantes, es una pequeña ciudad del medio oeste estadounidense, a medio camino entre Madison y Chicago. Allí, su numerosa familia es prominente y reconocida como una de las tres que ayudaron a desarrollar el entonces pueblo, sobre todo en los tiempos de la posguerra. En ese tiempo, los Ryan fueron desarrolladores de los caminos que conectaron a Janesville con el resto del país y hoy Ryan Inc., fundada en 1884 por el bisabuelo de Paul, es una empresa de construcción -actualmente bajo el mando de su primo Adam- de alcance nacional. La sección de la Corte de Janesville está llena de miembros de su clan familiar y en un radio de seis cuadras de su casa, una mansión estilo Georgia que es parte del Registro Nacional de Lugares Históricos, hay ocho inmuebles que en su buzón dicen "The Ryans".
Así las cosas, la vida no le pintaba demasiado difícil al joven Paul. Graduarse, ir a la universidad, volver a Janessville y ser uno más del clan. Fin de la historia.
Sin embargo, la muerte de su padre cuando tenía sólo 16 años lo empujó hacia otra búsqueda: no le dio la espalda a su familia ni nada parecido -su residencia oficial sigue estando en Janesville y visita seguido la ciudad-, pero decidió recorrer un camino diferente hasta convertirse en el principal referente joven del neoconservadurismo estadounidense.
Se sintió obligado a crecer temprano. Según cuenta, tras la desgracia familiar, dedicó todas sus energías al estudio y a las actividades académicas. Leía todo lo que caía en sus manos y se unió a los clubes de Historia, Latín, Atletismo y a la Sociedad Geográfica Internacional. Pero no era lo que podríamos llamar un nerd: también fue rey del baile de graduación.
Ya desde esa época, era admirador de la obra de la filósofa individualista ruso-estadounidense Ayn Rand, y buscando sustento económico en la lectura de su obra, terminó zambulléndose en los paladines del neoliberalismo económico como Friedrich Hayek, Ludwig von Misses y Milton Friedman.
Con estas ideas en la cabeza, entró a cursar Economía y Ciencia Política en la Universidad de Miami, en Ohio, donde un profesor lo ayudó a transitar el camino del conservadurismo. Con él discutía de economía y de la obra literaria de Rand, y fue éste quien finalmente le terminó abriendo la puerta a la política, al recomendarlo para una pasantía en la oficina del senador republicano Bob Kasten. Luego de salir de la oficina de Kasten, se quedó en Washington. Trabajó como escritor de discursos y analista político del líder de Empower America (el Tea Party de los 90), Jack Hemp.
Salto al Capitolio
En 1997, el entonces congresista del distrito de Ryan, en Wisconsin, quien pensaba postularse para el Senado, lo llamó para pasarle la posta. El apellido Ryan no medía mal en la zona y el entonces joven de 28 años se adueñó del cargo, en el que ha sido reelecto sin problemas desde entonces.
Tranquilo estuvo, apoyando las propuestas de los mayores, hasta que en la campaña por la reelección de George W. Bush en 2004, se propuso buscar apoyos para privatizar la Seguridad Social, el sistema de jubilación de los Estados Unidos. Dio discursos y giró por todo el país, y muchos republicanos abrazaron esa idea. Sin embargo, con la caída en las encuestas de Bush, el entonces mandatario retiró su apoyo a un proyecto demasiado polémico como para salir indemne de esa batalla. Y cuando los demócratas se hicieron del control del Congreso en 2006, la iniciativa fue enterrada.
Hoy, Ryan está menos envalentonado con el tema. De su propuesta original de redirigir la mitad de los impuestos sacados de las nóminas de pago para cuentas de capitalización individual, bajó el monto a un tercio. No obstante, insiste en las reformas radicales a Medicare y Medicaid, los programas de salud para jubilados y personas sin recursos, según las cuales deberían crearse cuentas individuales para adquirir seguros médicos privados.
Generación de recambio
Si bien a las puertas de las pasadas elecciones de 2008, muchos republicanos decidieron dejar de lado los extremos, los analistas políticos ya vaticinaban que, en la evidencia de lo que sería una dura derrota, Ryan se transformaría en líder y referente de la generación de recambio del conservadurismo estadounidense. Y así fue.
Tras la muerte del senador Ted Kennedy y el llamado a elecciones para ocupar su lugar en la liberal Massachusetts (el lugar fue ganado por el republicano Scott Brown en la primera elección donde el Tea Party tuvo una participación importante en la campaña), Ryan sacó a relucir su hoja de ruta: una especie de manifiesto intelectual del conservadurismo que se ha transformado en la base de la campaña de Romney, incluso, estando en contra de lo que el ex gobernador de Massachussets defendió gran parte de su vida.
Parte fundamental de este posicionamiento fue hacerse de la presidencia del Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes, sometiendo a minuciosos escrutinios los planes tributarios y de gasto de Obama. Fue uno de los grandes responsables de los dos años que tardó en salir la ley, ya que desarmó punto por punto la primera propuesta de salud de Obama. Además, ha atacado duramente su plan de lucha contra el cambio climático, por considerarlo ineficiente y caro.
Hoy es el líder de la facción "atacar y proponer" del partido. Dice que la oposición per se no sirve y que hay que tener propuestas bajo el brazo a la hora de combatir los proyectos de los demócratas. En las primarias, Ryan se enfocó en instalar el debate entre los candidatos republicanos para que su partido abrazara su propuestas de presupuesto y Obama compitiera contra sus ideas en noviembre. El objetivo, hay que decir, está siendo alcanzado con creces.
"Para comprender qué harían los republicanos si ganan en noviembre, la persona a entender no es necesariamente Mitt Romney, quien ha sido un misterio político toda su vida pública. La persona a entender es Paul Ryan", escribió The New Yorker. Y son cada vez más los que parecen concordar con ese polstulado. z we
En el ambiente político estadounidense su nominación no fue para nada la sorpresa que significó el llamado "cambio de juego" de McCain en 2008. A pesar de su corta edad para el puesto, Ryan no es un desconocido ni un recién llegado a los vericuetos políticos de Washington, y gran parte de la línea del debate republicano contra Obama es, con certeza, su debate.
Proveniente de una tradicional familia de la pequeña ciudad de Janesville, Wisconsin, que hoy maneja una enorme empresa constructora, si bien el joven Paul estaba llamado a sumarse al negocio familiar, fue la desdicha la que, en cierta forma, lo acercó al mundo de la política.
Domicilio conocido
Janesville, con 64 mil habitantes, es una pequeña ciudad del medio oeste estadounidense, a medio camino entre Madison y Chicago. Allí, su numerosa familia es prominente y reconocida como una de las tres que ayudaron a desarrollar el entonces pueblo, sobre todo en los tiempos de la posguerra. En ese tiempo, los Ryan fueron desarrolladores de los caminos que conectaron a Janesville con el resto del país y hoy Ryan Inc., fundada en 1884 por el bisabuelo de Paul, es una empresa de construcción -actualmente bajo el mando de su primo Adam- de alcance nacional. La sección de la Corte de Janesville está llena de miembros de su clan familiar y en un radio de seis cuadras de su casa, una mansión estilo Georgia que es parte del Registro Nacional de Lugares Históricos, hay ocho inmuebles que en su buzón dicen "The Ryans".
Así las cosas, la vida no le pintaba demasiado difícil al joven Paul. Graduarse, ir a la universidad, volver a Janessville y ser uno más del clan. Fin de la historia.
Sin embargo, la muerte de su padre cuando tenía sólo 16 años lo empujó hacia otra búsqueda: no le dio la espalda a su familia ni nada parecido -su residencia oficial sigue estando en Janesville y visita seguido la ciudad-, pero decidió recorrer un camino diferente hasta convertirse en el principal referente joven del neoconservadurismo estadounidense.
Se sintió obligado a crecer temprano. Según cuenta, tras la desgracia familiar, dedicó todas sus energías al estudio y a las actividades académicas. Leía todo lo que caía en sus manos y se unió a los clubes de Historia, Latín, Atletismo y a la Sociedad Geográfica Internacional. Pero no era lo que podríamos llamar un nerd: también fue rey del baile de graduación.
Ya desde esa época, era admirador de la obra de la filósofa individualista ruso-estadounidense Ayn Rand, y buscando sustento económico en la lectura de su obra, terminó zambulléndose en los paladines del neoliberalismo económico como Friedrich Hayek, Ludwig von Misses y Milton Friedman.
Con estas ideas en la cabeza, entró a cursar Economía y Ciencia Política en la Universidad de Miami, en Ohio, donde un profesor lo ayudó a transitar el camino del conservadurismo. Con él discutía de economía y de la obra literaria de Rand, y fue éste quien finalmente le terminó abriendo la puerta a la política, al recomendarlo para una pasantía en la oficina del senador republicano Bob Kasten. Luego de salir de la oficina de Kasten, se quedó en Washington. Trabajó como escritor de discursos y analista político del líder de Empower America (el Tea Party de los 90), Jack Hemp.
Salto al Capitolio
En 1997, el entonces congresista del distrito de Ryan, en Wisconsin, quien pensaba postularse para el Senado, lo llamó para pasarle la posta. El apellido Ryan no medía mal en la zona y el entonces joven de 28 años se adueñó del cargo, en el que ha sido reelecto sin problemas desde entonces.
Tranquilo estuvo, apoyando las propuestas de los mayores, hasta que en la campaña por la reelección de George W. Bush en 2004, se propuso buscar apoyos para privatizar la Seguridad Social, el sistema de jubilación de los Estados Unidos. Dio discursos y giró por todo el país, y muchos republicanos abrazaron esa idea. Sin embargo, con la caída en las encuestas de Bush, el entonces mandatario retiró su apoyo a un proyecto demasiado polémico como para salir indemne de esa batalla. Y cuando los demócratas se hicieron del control del Congreso en 2006, la iniciativa fue enterrada.
Hoy, Ryan está menos envalentonado con el tema. De su propuesta original de redirigir la mitad de los impuestos sacados de las nóminas de pago para cuentas de capitalización individual, bajó el monto a un tercio. No obstante, insiste en las reformas radicales a Medicare y Medicaid, los programas de salud para jubilados y personas sin recursos, según las cuales deberían crearse cuentas individuales para adquirir seguros médicos privados.
Generación de recambio
Si bien a las puertas de las pasadas elecciones de 2008, muchos republicanos decidieron dejar de lado los extremos, los analistas políticos ya vaticinaban que, en la evidencia de lo que sería una dura derrota, Ryan se transformaría en líder y referente de la generación de recambio del conservadurismo estadounidense. Y así fue.
Tras la muerte del senador Ted Kennedy y el llamado a elecciones para ocupar su lugar en la liberal Massachusetts (el lugar fue ganado por el republicano Scott Brown en la primera elección donde el Tea Party tuvo una participación importante en la campaña), Ryan sacó a relucir su hoja de ruta: una especie de manifiesto intelectual del conservadurismo que se ha transformado en la base de la campaña de Romney, incluso, estando en contra de lo que el ex gobernador de Massachussets defendió gran parte de su vida.
Parte fundamental de este posicionamiento fue hacerse de la presidencia del Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes, sometiendo a minuciosos escrutinios los planes tributarios y de gasto de Obama. Fue uno de los grandes responsables de los dos años que tardó en salir la ley, ya que desarmó punto por punto la primera propuesta de salud de Obama. Además, ha atacado duramente su plan de lucha contra el cambio climático, por considerarlo ineficiente y caro.
Hoy es el líder de la facción "atacar y proponer" del partido. Dice que la oposición per se no sirve y que hay que tener propuestas bajo el brazo a la hora de combatir los proyectos de los demócratas. En las primarias, Ryan se enfocó en instalar el debate entre los candidatos republicanos para que su partido abrazara su propuestas de presupuesto y Obama compitiera contra sus ideas en noviembre. El objetivo, hay que decir, está siendo alcanzado con creces.
"Para comprender qué harían los republicanos si ganan en noviembre, la persona a entender no es necesariamente Mitt Romney, quien ha sido un misterio político toda su vida pública. La persona a entender es Paul Ryan", escribió The New Yorker. Y son cada vez más los que parecen concordar con ese polstulado. z we
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