

Los cambios generados tras la salida de la crisis de 2001 y el gran aumento en el precio internacional de los alimentos implicaron un escenario favorable para el sector de maquinaria agrícola argentino que creció a una tasa promedio anual de 4,5% entre 2002 y 2007. A pesar de las caídas en la producción experimentadas en 2008 y 2009, la misma se recuperó ampliamente en 2010 alcanzando las 16.479 unidades producidas, 3.800 unidades más que en 2009. Argentina junto con Brasil y México son los mayores fabricantes de la región. El sector es un exportador neto de sembradoras, remolques y semirremolques y un importador neto de cosechadoras, tractores e implementos agrícolas. La evolución positiva de la economía en los últimos años refuerza las perspectivas de desempeño de largo plazo del sector.
El polo productivo de maquinaria agrícola en las zonas sur de Santa Fe y el este de Córdoba se asemeja a la gran concentración de empresas de computación en Silicon Valley en EE.UU. Este centro productor se inició con posterioridad a la crisis del 30, con la instalación de empresas de capital nacional y filiales de empresas multinacionales orientadas principalmente al mercado interno.
El sector comenzó a despegar en los 50 con el desarrollo de las primeras cosechadoras de maíz, dando lugar a una sucesión de innovaciones. Actualmente, en esta región se ubican 584 de las 730 empresas que posee el sector, Mainero, Metalfor, Giorgi, Agrometal, entre otras. El sector emplea a más de 47.000 personas en forma directa, de los cuales aproximadamente un 80% son trabajadores calificados.
La excelente evolución del sector no resulta sorprendente si se tiene en cuenta que la Argentina, y en particular esta zona, cuenta con un mercado de producción agrícola importante. De acuerdo a la Nueva Teoría del Comercio Internacional desarrollada a fines de los setenta por el premio Nobel Paul Krugman, los países tienden a especializarse no solo en aquellas industrias en las que poseen ventajas comparativas sino en las que además poseen un mercado doméstico importante. Las economías de escala promueven la concentración geográfica de la industria y complementan las ventajas comparativas en la determinación del comercio entre países. Adicionalmente, los costos de transporte proveen incentivos para que la industria se localice cerca de un mercado importante en su producto.
La demanda interna compuesta por la gran cantidad de desarrollos agrícolas es la que explica en buena medida la fortaleza del sector de maquinarias agrícolas. En 1910 un tercio de la demanda interna de equipos agrícolas se abastecía de la industria del país. En 1963, la producción de equipos agrícolas producidos en el país representaba más del 90% en la demanda total. En la actualidad, aproximadamente dos tercios de la demanda de maquinaria agrícola se abastece localmente.
Sin embargo resulta relevante mirar al interior de los segmentos. Mientras que del total de ventas de cosechadoras y tractores sólo 26% es de origen nacional, el 98% del total de ventas de sembradoras es de producción local. La especialización del sector en un rango más estrecho de maquinarias le permite explotar economías de escala mediante la ampliación de sus líneas de producción.
Pero no solamente el tamaño del mercado provee una ventaja para el desarrollo del sector. La industria también obtiene ventajas de tener gran parte de los componentes de la cadena de producción próximos en una misma localización. En sus Principios de Economía, el gran economista británico Alfred Marshall dedica un capítulo entero a la concentración de industrias especializadas en localidades particulares. Marshall expone una serie de factores, ventajas, que estimulan la concentración de la industria en una región determinada, todos ellos presentes en este polo productivo de Córdoba y Santa Fé: spillovers de conocimiento (productores aprendiendo unos de otros), acceso a un mercado común de trabajo y de insumos especializados. Los productores de maquinaria agrícola, proveedores de insumos y trabajadores calificados se sitúan cercanos unos a otros generando sinergias, beneficios externos a las firmas, pero internos a la industria, lo cual se traduce en una mayor eficiencia y menores costos de producción al conglomerado productivo.
Aun cuando la localización y posterior desarrollo de un conglomerado industrial se debe en parte a cuestiones accidentales, existen algunos factores económicos que los determinan. No resulta sorprendente que la Argentina, con más de 30 millones de hectáreas sembradas, cuente con un sector de maquinaria agrícola dinámico y competitivo más aún si se tiene en cuenta la importancia de estar cerca de un sector agrícola importante y altamente desarrollado.
La recesión mundial frenó el crecimiento de la demanda por cereales y otros alimentos con su consecuente impacto sobre los precios, principalmente en el 2009. Sin embargo, de acuerdo al ndice de Precios Mundial de Alimentos de la FAO los precios de los alimentos retomaron su marcha ascendente, que se inició en el 2002. Esto renueva el desafío para el sector de maquinaria agrícola, tanto en el margen extensivo, de lograr aumentos en la producción, como en el margen intensivo, de proveer al sector agrícola de mejores máquinas y de avances que permitan generar aumentos en la productividad en la agricultura para poder satisfacer la creciente demanda mundial por alimentos.










