En la elección legislativa de 2009 recibieron gran repercusión pública las candidaturas testimoniales.

Un gobernador en mitad de su mandato y un jefe de Gabinete en pleno ejercicio de sus funciones se postularon como candidatos a cargos que, según la sospecha pública, no asumirían en caso de salir elegidos.

Entonces esas candidaturas fueron impugnadas ante la justicia electoral. La Cámara se expidió con un fallo dividido. La minoría consideró que las candidaturas debían ser rechazadas, porque disolvían el vínculo representativo consagrado en el artículo 1 de nuestra Constitución Nacional como pilar de nuestra República.

El fallo de la mayoría de la Cámara, sin embargo, decidió aceptarlas.

¿Cuáles fueron los argumentos? ¿Consideraron los jueces que aprobaron estas candidaturas que ser candidato testimonial está dentro del marco constitucional? La respuesta es, sencillamente, no.

Los jueces que aprobaron estas candidaturas también plantearon claramente que ser candidato a un cargo electivo sin la voluntad de asumirlo es una cuestión gravísima que supone una inaceptable manipulación de las instituciones de la república, a la vez que una grave lesión al proyecto de nación al que electores y candidatos deben tributar.

Lo que definió el fallo de la Cámara Electoral fue la manifestación expresa de los candidatos impugnados, quienes declararon de diversas formas su voluntad de asumir los cargos.

Los jueces consideraron que debían darse por conformes con estas manifestaciones, sosteniendo que no era una atribución judicial desentrañar cuán sinceras eran.

Pues bien, las candidaturas objetadas demostraron ser efectivamente, y como muchos sospechaban, testimoniales. Sin embargo, acaso tal vez por la derrota de la lista del Frente para la Victoria, la cuestión fue pasando al olvido.

Pero cuatro años más tarde nos reencontramos con una multitud de candidaturas testimoniales, en distintas listas y alianzas.

Varios intendentes de la provincia de Buenos Aires encabezan listas de concejales en sus municipios, incluyendo a tres municipios del Conurbano bonaerense. Pero también hay candidaturas testimoniales en otros distritos.

Lo notable es que, en esta ocasión, hubo pocos casos que manifestaron públicamente su intención de asumir los cargos para los que se postulan.

Recordemos que fue esa manifestación lo que llevó a la Cámara Electoral a no rechazar las candidaturas.

En 2009 la Justicia terminó avalando las testimoniales, con el argumento de que los candidatos involucrados expresaron su voluntad de asumir.

Hoy la práctica se repite, pero agravada por el hecho de que, en algunos casos, los candidatos se asumen explícitamente como testimoniales.

Siguiendo el criterio del fallo de 2009, estas candidaturas violan la letra constitucional.

Y, por sobre todo, vulneran la voluntad de quienes los eligen como sus representantes.

(El CIPPEC es el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento).