Claves del XII Plan Quinquenal chino

Tras numerosas consultas, en un proceso capilar que involucra no solo al Partido Comunista sino también a los gobiernos locales y a las principales empresas del país, el XII Plan Quinquenal chino se hizo público hace escasas semanas.
Analistas de todas partes del mundo están extrayendo conclusiones sobre la dirección de la economía china con este Plan. Para algunos, especialmente los analistas occidentales, este plan es uno más y no deberíamos esperar muchos cambios en la política económica china. Para otros, el Plan supone una ruptura con el pasado en varios aspectos.
En primer lugar, al reducir la meta de crecimiento de 7.5% a 7% durante el período 2011-2015, se reconoce que China no va a poder seguir creciendo a tasas tan elevadas como hasta ahora puesto que los procesos de urbanización e industrialización - que son los que están detrás del gran incremento de la productividad y, por tanto, del fuerte crecimiento económico chino, empezarán a agostarse.
En segundo lugar, el reequilibrio de la economía china hacia la demanda interna, y en especial hacia el consumo, es una parte esencial del Plan, en línea con lo que las autoridades han estado promoviendo durante los últimos años, sin realmente lograr el objetivo deseado.
En tercer lugar, la reestructuración económica es la gran apuesta en materia de de política industrial de este Plan. Esta reestructuración económica está basada en cuatro aspectos: optimización de la estructura industrial, garantizar un desarrollo regional equilibrado, promover la urbanización e impulsar los sectores que ahorren energía y no perjudiquen al medio ambiente. Más concretamente, el Plan selecciona siete sectores que serán apoyados por las autoridades chinas durante los próximos cinco años. Estos sectores son las energías no fósiles, la tecnología medioambiental, los nuevos materiales, los procesos de manufactura de alta gama, los fármacos biotecnológicos, la tecnología informática (incluyendo servicios basados en Internet) y los vehículos propulsados por nuevos combustibles. Por otra parte, el Plan hace hincapié en la necesidad de apoyar al sector servicios para elevar su cuota dentro del PBI en un 4% durante los próximos cinco años (desde una media del 2,5% durante los últimos cinco).
En cuarto lugar el Plan se fija como objetivo la mejora de la calidad de vida de la población fijando una serie de metas concretas como incrementar la renta de los trabajadores a través de subidas importantes en los salarios, incrementar el empleo, ampliar la cobertura médica y de pensiones al empleo rural y construir nada más y nada menos que 36 millones de viviendas sociales.
Parece claro que buena parte de estas metas tienen suficiente calado como para alejar a China del modelo económico que ha estado persiguiendo de manera tan exitosa durante las últimas décadas. A pesar del éxito, las autoridades chinas parecen reconocer con este plan que el modelo se está agotando y que es urgente ofrecer una alternativa.
Con el nuevo modelo habrá también nuevos ganadores, en términos de los sectores que se favorecerán del nuevo plan. Evidentemente todos los orientados a la demanda interna - y en particular al consumo - deberían ser beneficiados, así como los sectores con mayor contenido tecnológico y valor añadido, y los que se orienten más a la protección medioambiental.
La gran pregunta es, obviamente, cuántas de estas oportunidades podrán ser aprovechadas por los inversores extranjeros. Apenas hay pistas en el Plan Quinquenal sobre esta importante pregunta para la comunidad internacional.
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