

Israel prometió ayer intensificar su ofensiva contra el movimiento islamista Hamas en la Franja de Gaza, después de atacar por aire cientos de objetivos y recibir el ataque con cohetes que llegaron a Tel Aviv, Haifa y Jerusalén, y cerca de un reactor nuclear israelí. En los tres días que lleva la llamada operación Barrera de protección, lanzada en la medianoche del lunes, Israel bombardeó unos 550 objetivos y mató al menos a 54 palestinos, 29 de ellos ayer, en su mayoría civiles.
El martes, el ejército movilizó 40.000 reservistas para una posible invasión terrestre a Gaza.
Hemos decidido intensificar los ataques contra Hamas y las otras organizaciones terroristas en Gaza, declaró ayer el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, desafiando los llamados de la ONU y gobiernos de todo el mundo a detener la violencia y optar por la moderación.
El presidente palestino, Mahmud Abas, tachó de genocidio la campaña israelí en curso. Matar a familias enteras es un genocidio perpetrado por Israel contra nuestro pueblo, declaró en una reunión de crisis.
El ejército está preparado para cualquier eventualidad, añadió Netanyahu en el comunicado ayer, difundido después de una reunión con los mandos de la Defensa en el sur del país.
Hamas ha replicado disparando unos 165 cohetes, llegando algunos de ellos a Jerusalén y a Tel Aviv e incluso a las costas de Haifa, a 160 km al norte, así como a la región de Dimona (sur), en donde Israel tiene una central nuclear.
Entre los palestinos muertos hay al menos siete mujeres y 14 niños, según un recuento de AFP sobre la base de los balances de los servicios de emergencias. También se cuentan un millar de palestinos heridos.
Por parte israelí no se han producido muertos ni heridos, de acuerdo al gobierno de Netanyahu.
Estados Unidos, la Unión Europea, varios países árabes e Irán han pedido un cese inmediato de la violencia, en una región ya de por sí caldeada.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo ayer que está alarmado por la nueva ola de violencia en Gaza, que, afirmó, está pendiendo de un hilo, y pidió la máxima contención a las partes pues ni esa zona, ni la región entera pueden enfrentarse a otra guerra a gran escala.
El deterioro de la situación está conduciendo a una espiral hacia abajo que rápidamente podría ir más allá del control de cualquier parte, afirmó Ban en una rueda de prensa en la sede de la ONU..
La nueva espiral de violencia es la más grave desde que Israel y Hamas libraron ocho días de enfrentamientos en noviembre de 2012 que dejaron unos 130 muertos, todos ellos palestinos menos dos soldados israelíes.
La escalada actual tiene su origen en el secuestro el 12 de junio de tres estudiantes israelíes en Cisjordania, cuyos cuerpos sin vida fueron hallados unos días después. Días después, se encontró el cuerpo carbonizado de un adolescente palestino, quemado vivo en presunta represalia.









