

La crisis económica que afectó a Brasil en la primera mitad del año parece comenzar a ceder. Al menos en lo que respecta al desempleo el mes de agosto mostró una apreciable caída. El Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE) informó ayer que la tasa de desocupación fue de 5,3 %, un 0,7% menor al mismo mes de 2011.
La tasa se mostró ligeramente inferior a la de julio, cuando marcó un 5,4 %, aunque sigue por encima de la medición de diciembre del año pasado, cuando alcanzó su mínimo histórico de 4,5%.
Según el IBGE, en agosto pasado había 1,3 millones de desempleados en las seis mayores regiones metropolitanas, lo que significa que Brasil generó en los últimos doce meses 328.000 nuevos puestos de trabajo.
El IBGE informó, además, de que la renta promedio del trabajador brasileño en agosto fue de R$ 1.758 (unos u$s 880)
Estos datos sostienen la información publicada por la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Presidencia que señala que alrededor de 35 millones de brasileños dejaron de pertenecer estadísticamente a la clase baja y pasaron a las filas de la clase media en los últimos diez años.
La nueva clase media de Brasil ya está conformada por 104 millones de personas y representa el 53% de la población.
Según el mismo estudio la clase baja se redujo hasta el 27% y la clase alta creció ligeramente hasta el 20%. Si se confirma la tendencia, el informe estima que la clase media brasileña seguirá creciendo y representará al 57% de la población brasileña en 2022. El cálculo plantea que pertenecen a este sector de la población quienes ganen entre 145 y 510 dólares mensuales.










