La estrategia de una oposición ausente le dejó el escenario al kirchnerismo

El proyecto de creación de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) tuvo varias modificaciones en el Senado, necesarias y también insuficientes. Esos cambios, sin embargo, no surgieron de reclamos opositores, ya que los representantes de los bloques no kirchneristas en la Cámara alta decidieron no participar del debate. Como sucede desde que el Gobierno consolidó su mayoría parlamentaria, tras las elecciones de 2011, la oposición denunció la falta de una discusión real de la iniciativa y la poca predisposición del Frente para la Victoria a dar lugar a sus pedidos y observaciones. Pero, a diferencia de todas aquellas veces, con una estrategia inédita en el Senado, vació el debate en comisiones.


Esa jugada no sólo fue un error político, sino que además resultó contraproducente y tiene costos únicamente para los representantes opositores. Efectos que se prolongarán si deciden sostenerla en el tiempo.


Y es que el hoy secretario de Inteligencia y ex secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, pasó por el Senado para defender el proyecto de ley y la oposición se perdió la oportunidad de hacerle las preguntas que le quiere hacer desde hace años a uno de los hombres fuertes del kirchnerismo, siempre reacio a visitar el Congreso. Lo mismo vale para el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, o para el segundo de Inteligencia, Juan Martín Mena.


Las denuncias de la oposición son ciertas: el kirchnerismo hizo una regla de no abrir los proyectos al debate, apurar el trámite parlamentario y apalancarse en sus mayorías. Y asume los costos políticos de hacerlo así. Por eso, ninguna de esas cuestiones va a cambiar ante la ausencia opositora. Al contrario. Si algo demostró el oficialismo en estos doce años es que no sólo no le molesta sino que prefiere ser la única voz audible. Y así sucedió con el debate por la AFI en las comisiones. No por nada habrá festejos el 25 de febrero, cuando el oficialismo recordará el nacimiento del ex presidente Néstor Kirchner y, a la vez, sancionará definitivamente la ley.


La oposición, en cambio, eligió no jugar uno de los pocos juegos de impacto institucional en los que puede salir ganando. Varios de los funcionarios del Ejecutivo que pasaron por el Senado terminaron siendo interrogados sin descanso por el jefe del bloque radical, Gerardo Morales; y el titular de la UCR, Ernesto Sanz; quienes la semana pasada dejaron pasar la posibilidad de enfrentar a Parrilli en el único ámbito donde tienen la obligación de plantear sus diferencias políticas.


Paradójicamente, el kirchnerismo terminó aceptando cambios al proyecto de la Casa Rosada y podría admitir algunos más a pedido dos figuras de buena sintonía con el Gobierno, como Horacio Verbitsky y Marcelo Sain; que cuestionaron con dureza varios aspectos del texto. La oposición, en cambio, optó por proponer una agenda parlamentaria alternativa que, dado que es actualmente minoría en las dos Cámaras, no tiene posibilidades materiales de cumplir.

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