Cuando el río cuenta

En Crónicas con fondo de agua (Continente), el periodista y marinero Juan Bautista Duizeide ofrece un puñado de textos que retrata el mundo del Río de la Plata, entre Berisso y Ensenada. Relatos de vida, historia y política se conjugan con recuerdos de hombres y mujeres que entablan un vínculo profundo con el mundo de los barcos que vienen y van. 

“Todo sucede. La vida es un barco más o menos bonito. ¿De qué sirve sujetarlo? Va y va. ¿Por qué digo esto? Porque lo mejor de la vida se gasta en seguridades. En puertos, abrigos y fuertes amarras. Es un puro suceso, eso digo..”
 
Esta frase, que tiene densidad suficiente como para considerarla una postura frente a la vida, la escribió Haroldo Conti y la puso en boca de uno de sus personajes de la novela ‘Mascaró, el cazador americano‘, pero bien pudo haber sido un testimonio recogido por el periodista y marinero Juan Bautista Duizeide en su flamante libro Crónicas con fondo de agua (Continente).
 
Dividida en tres partes - crónicas, huellas sobre el mar, derivas-, la obra ofrece un conjunto de historias que mayormente laten en un territorio geográfico determinado, preciso, acotado: el Río de la Plata, entre Berisso y Ensenada, donde se ubica la Isla Paulino y un poco más allá Astilleros Río Santiago. Desde allí cuenta Duizeide. Relatos de vida, historia y política se conjugan con recuerdos de hombres y mujeres que entablan un vínculo profundo con el mundo de los barcos que vienen y van.
 
El autor aborda los textos desde el periodismo y la literatura, con resonancias reconocibles en Rodolfo Walsh y en el nombrado Conti. Atento a lo que dicen sus entrevistados, Duizeide construye sus crónicas desde el testimonio de primera mano.
 
“Todo barco es un mundo, y en el astillero creamos mundos. Siempre necesitamos unos de los otros, de su conocimiento, de su trabajo. Es un aprendizaje práctico de la fuerza del colectivo, de la unidad. Treinta años de esta cultura te marcan ideológicamente”, se lee en Lechuza.
 
“Yo ando en solitario porque me gusta escuchar el silencio. Pero sé que usted se sienta en el kayak y ya está en riesgo. No es por inflar el globo, pero yo siempre digo que cada vez que salgo voy a conversar con la muerte”, cuenta en El Llamado el Loco Gatti, que anduvo por Brasil, las Antillas y Tierra del Fuego dentro de su kayak.
 
"A mí seguramente me hicieron en el barco, porque a menos de nueve meses de instalados en la isla me aparecí yo. Y les salí con corazón de barco", confiesa Américo ’Tresbotes’ Fiori, en El último de los románticos.
 
Duizeide es un profundo conocedor del mundo que retrata, de la vida en el agua. Oriundo de Mar del Plata, durante años tripuló buques mercantes y escribe, como no puede ser de otra manera, en la revista Sudestada. Publicó el libro de relatos Contra la corriente y la antología Cuentos de navegantes, entre otras obras.
 
En Crónicas con fondo de agua, también se anima a textos más cercanos al ensayo- La revancha del marinero- , esboza una especie de autobiografía marina- Mares y libros- y recuerda su paso por el Liceo Naval Militar- El criticón-, que compartió con el fallecido escritor y periodista C.E. Feiling.
 
En síntesis: del río manso y silencioso o del crispado de oleaje bravo, que abraza las islas de donde el autor recoge historias y testimonios, emergen relatos que hablan de travesías singulares, luchas sindicales, conversaciones en boliches de la costa, traiciones y recuerdos de contrabando.
 
“El río es hermoso. Todo el tiempo le está diciendo cosas, hay que saber leerlas”, se lee en uno de los textos. Palabras, claro está, que pueden brotar del propio Duizeide.
 

 

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