

En un hecho sin precedentes en la historia reciente de Estados Unidos, el presidente Donald Trump reunió este martes a 800 generales, almirantes y comandantes de las fuerzas armadas en una base militar cercana a Washington.
El evento, organizado originalmente por el secretario de Guerra Pete Hegseth, terminó siendo escenario de un discurso polémico en el que el mandatario buscó posicionar al Ejército como herramienta clave en su lucha contra lo que denomina "enemigos internos".
Reunión de urgencia de los altos mandos militares
Aunque la convocatoria tenía como objetivo una reunión estratégica impulsada por Hegseth, Trump decidió asistir a último momento y pronunciar un discurso de más de una hora. Según analistas, se trató de un intento directo por reforzar el control político sobre las fuerzas armadas y convertirlas en un actor activo en su estrategia contra la oposición y las protestas civiles.

Durante la primera parte de su intervención, el presidente se desvió de cualquier tema militar y habló de cuestiones personales y políticas. Desde su visión sobre la economía hasta sus vínculos con Vladimir Putin, pasando por críticas a su predecesor Joe Biden, Trump incluso mencionó su frustración por no haber ganado el Premio Nobel de la Paz.
Trump encendió la polémica con mensajes radicales y llamados a la acción
La parte más alarmante del discurso llegó cuando el mandatario abordó lo que considera una amenaza para la seguridad del país. Ante la cúpula militar, Trump denunció una "plaga interna" y arremetió contra la "izquierda lunática" y los "gobernadores demócratas estúpidos", alentando a las fuerzas armadas a cumplir con su juramento y defender al país "del enemigo interno".
"Como presidente, nunca dudaré en defender a nuestro pueblo de las amenazas de violencia, de la horrible plaga que se está produciendo desde dentro", afirmó. En otro pasaje, reveló que había firmado "una orden ejecutiva para capacitar a una fuerza de reacción rápida que pueda sofocar disturbios civiles", lo que representa un cambio radical en el rol tradicional de los militares en suelo estadounidense.
El mandatario también aseguró que "Estados Unidos está siendo invadido desde dentro. No es diferente a un enemigo extranjero, pero es más difícil en muchos sentidos porque no llevan uniforme. Al menos cuando llevan uniforme, puedes eliminarlos". Con estas palabras, dejó en claro que su visión de seguridad nacional incluye acciones directas contra movimientos y grupos opositores dentro del país.
Uso del Ejército en ciudades estadounidenses
La retórica fue aún más allá cuando Trump sugirió que las fuerzas armadas podrían utilizarse en ciudades específicas. "Le he dicho al secretario de Guerra que deberíamos usar algunas de estas ciudades peligrosas como campos de entrenamiento para nuestro ejército. Es la Guardia Nacional, pero nuestro ejército. Porque vamos a ir a Chicago muy pronto. Es una ciudad enorme con un gobernador incompetente. ¡Un gobernador estúpido!", advirtió el mandatario.
Con estas declaraciones, el presidente puso sobre la mesa la posibilidad de militarizar el control interno y desplegar tropas en zonas urbanas como parte de su estrategia para combatir lo que califica como "invasión interna".





