

En medio de las crecientes tensiones políticas a nivel internacional, Estados Unidos y China pusieron sus ojos sobre una potencia latinoamericana que tiene el ejército más poderoso de la región y que está desarrollando el primer submarino nuclear.
El país sudamericano se encuentra en las etapas finales de desarrollo de esta máquina de propulsión nuclear, una iniciativa e que simboliza un salto estratégico sin precedentes. De esta forma, la potencia latinoamericana se posiciona como influencia militar en un contexto global.
¿Llega la Tercera Guerra Mundial?: Brasil intima a Estados Unidos y China con el primer submarino nuclear
El proyecto del submarino nuclear, conocido como Programa de Desarrollo de Submarinos (Prosub), está diseñado para dotar a Brasil de una capacidad militar reservada únicamente a un puñado de naciones con fuerza naval avanzada. El submarino, cuyo reactor está siendo desarrollado de manera local, le permitirá al país operar bajo el agua durante largos períodos sin necesidad de salir a la superficie, aumentando su alcance y capacidad de disuasión.
Este avance tecnológico también refleja el crecimiento de la industria militar brasileña, que ha logrado producir aeronaves, blindados, misiles y ahora componentes nucleares de última generación. Para Brasil, el submarino nuclear representa no solo un arma estratégica, sino la consagración de su autonomía en materia de defensa.

El desarrollo del reactor nuclear naval ha sido supervisado por instituciones científicas y organismos militares nacionales, consolidando la intención de Brasil de entrar al selecto grupo de países capaces de operar armamento de esta categoría.
¿Por qué Brasil puede convertirse en una amenaza para las potencias?
Brasil no solo lidera el poderío naval en América Latina: también encabeza el ranking regional general gracias a su capacidad terrestre y aérea. Con más de un millón de reservistas, una Fuerza Aérea modernizada y una Marina en plena expansión, el país ocupa uno de los puestos más altos del mundo en el índice global.
Entre los atributos que lo mantienen en la cima regional se encuentran su numerosa fuerza de combate, su industria de defensa capaz de producir equipamiento propio y su inversión sostenida en tecnología militar. Esta combinación le permite una capacidad de despliegue real en múltiples frentes, algo que pocos países pueden igualar.


