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La creciente tensión en el sector energético internacional puso de manifiesto la necesidad urgente de cooperación entre las potencias mundiales para evitar un colapso sin precedentes.

Con la reciente revocación de la licencia de Chevron en Venezuela por parte del presidente Donald Trump, se añade un factor de inestabilidad en un panorama ya de por sí complejo.

Este escenario plantea interrogantes sobre el futuro energético global y el papel que Estados Unidos debe jugar para mantener la estabilidad en los mercados.

El dilema energético mundial: con Venezuela en la mira, la estabilidad del mercado pende de un hilo y exige la acción de Estados Unidos. Fuente: Shutterstock.
El dilema energético mundial: con Venezuela en la mira, la estabilidad del mercado pende de un hilo y exige la acción de Estados Unidos. Fuente: Shutterstock.

La crisis energética en Venezuela y sus repercusiones en el mundo

La situación energética en Venezuela alcanzó un punto crítico. Tras el anuncio de Donald Trump de revocar la licencia que permitía a Chevron operar en el país a partir del 1 de marzo, los expertos pronostican graves consecuencias para la economía del país caribeño.

Según Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, en dialogo con la BCC anticipó que se prevé "una disminución del 40% del flujo de los ingresos petroleros, así como una caída del 25% de la producción petrolera" en Venezuela.

Esta crisis tiene implicaciones que trascienden las fronteras. El país posee las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, y cualquier disrupción significativa en su capacidad productiva puede generar ondas expansivas en los mercados energéticos internacionales.

Con una producción que había logrado recuperarse hasta superar el millón de barriles diarios gracias en parte a las operaciones de Chevron, esta reciente decisión amenaza con desestabilizar no solo la economía del país sino también los precios globales del crudo.

El papel estratégico de Estados Unidos en la estabilidad energética mundial

Estados Unidos se convirtió en un actor determinante en el tablero energético global. Su capacidad para influir en los mercados mediante decisiones políticas y económicas le otorga una responsabilidad singular.

De hecho, la revocación de la licencia ejemplifica cómo las decisiones unilaterales pueden alterar el delicado equilibrio del sector energético internacional.

El presidente ejecutivo de Chevron, Mike Wirth, ya alertó sobre las consecuencias de esta medida, advirtiendo que la salida de la petrolera estadounidense "permitiría a las empresas chinas y rusas aumentar su presencia e influencia" en Venezuela.

La salida de Chevron de Venezuela amenaza con disparar los precios del crudo y empujar el mundo hacia un colapso en los suministros eléctricos. Fuente: Shutterstock.
La salida de Chevron de Venezuela amenaza con disparar los precios del crudo y empujar el mundo hacia un colapso en los suministros eléctricos. Fuente: Shutterstock.

Por qué esta situación podría provocar un apagón mundial

El riesgo de un apagón mundial se materializa por una combinación de factores críticos que convergen en el actual escenario.

En primer lugar, la interconexión de los sistemas eléctricos y energéticos modernos crea vulnerabilidades sistémicas. Cuando un proveedor importante como Venezuela reduce su producción abruptamente, se genera un efecto cascada que afecta las cadenas de suministro energético internacional.


Las redes eléctricas interconectadas, que dependen de un flujo constante de recursos, pueden sufrir sobrecargas o desestabilizaciones ante la escasez repentina de combustibles.

Además, los mercados energéticos funcionan con márgenes de reserva cada vez más estrechos, lo que reduce su capacidad de absorber shocks.

La experiencia reciente demostró que las crisis energéticas localizadas pueden desencadenar efectos dominó con consecuencias devastadoras para la economía global, como ocurrió con los apagones en Texas en 2021 o la crisis energética europea tras el conflicto Rusia-Ucrania.

Así, la cooperación entre productores y consumidores de energía se torna imprescindible para desarrollar mecanismos de respuesta rápida ante disrupciones en el suministro.

La ausencia de estos mecanismos coordinados podría resultar en un escenario donde múltiples regiones experimenten cortes simultáneos, provocando un verdadero apagón de escala continental o incluso mundial.