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El swap que Argentina negocia con Estados Unidos empieza a parecer más cercano a raíz del viaje del ministro de Economía, Luis Caputo, a Washington para negociar la asistencia del Tesoro y despierta en la City inquietud y expectativa respecto de sus alcances.
"El swap es un acuerdo de intercambio de monedas, habitualmente para uso comercial, aunque se use de otra manera, como el que Argentina tiene con China. Se asemeja a una línea de crédito contingente, porque, como lo anunció el secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, no es un desembolso", describe a El Cronista Héctor Giuliano, quien desde 1980 estudia la deuda pública y su relación con las finanzas del Estado.
Se prevé que, a medida que nuestro país lo necesite, se irán poniendo a disponibilidad distintos tramos de los u$s 20.000 millones que dijeron que aplicarán. Es una operación que se hace por un tramo determinado, que puede variar y que será acordado o impuesto por EEUU.
"Un elemento que aún genera dudas es si se le otorgará al Tesoro o, como se hace tradicionalmente, se hará con el Banco Central (BCRA). Y el experto advierte que no es una operación gratuita, sino que se le aplica una tasa de interés y señala que las condiciones, como plazo, fecha de vencimiento y tasas de interés, se están acordando en secreto entre las partes y que puede venir con algunos condicionamientos asociados.
"El swap es presentado como un acuerdo beneficioso por ambas partes. Para el gobierno de Milei lo es porque envía señales al mercado sobre el respaldo de EEUU ante evidentes problemas de iliquidez que podrían llevar, en el corto plazo, a una devaluación ante la cada vez más comprometida situación de las reservas y, en el mediano, a la imposibilidad de atender los compromisos con los acreedores", plantea Emilia Val, magíster en Sociología Económica, quien estudia problemáticas ligadas a la deuda soberana y las reestructuraciones.
"El gobierno de Milei envía señales al mercado sobre el respaldo de EEUU ante evidentes problemas de iliquidez que podrían llevar, en el corto plazo, a una devaluación", dice Emilia Val.
En tanto, señala que, para el gobierno de Trump, permite sostener a un gobierno aliado en la región, afín ideológica y políticamente.
Sin embargo, no está exento de dificultades porque, "para Milei, aunque es presentado como un logro, deja en evidencia la debilidad del esquema económico, monetario y cambiario, que sostiene un tipo de cambio en base a créditos de organismos multilaterales o, en este caso, de un acuerdo de intercambio de monedas bilateral". Para Trump, la intervención genera ruido interno pues se da simultáneamente a recortes del gastos y disputas en torno al presupuesto.
Más deuda pública
"Para la Argentina implica volver a aumentar la deuda pública. El Gobierno, como lo hacía el kirchnerismo, a los fracasos los promociona como éxitos, pero está demostrando que su política económica no es exitosa", advierte Alejandro Olmos Gaona, historiador dedicado al estudio de la deuda externa.
Señala que la deuda pública argentina ha llegado a los u$s 454.230 millones, número al que, si se le suman los cupones atados al PBI, que son u$s 12.500 millones más, llega a casi u$s 467.000 millones. "Solo en el mes de agosto, la deuda en pesos aumentó u$s 7429 millones de dólares y sigue creciendo", alerta. No hay que olvidar que, en el último tiempo, hubo colocaciones a corto plazo con tasas de hasta el 65%.
No obstante, Pablo Bortz, magister y doctor en Economía Política y codirector del Centro de Estudios Económicos del Desarrollo (CEED-IDEAS/UNSAM), reconoce que, históricamente, contar con una línea de swap de EE.UU. fue algo positivo. "Le pasó a Brasil y a México en el COVID, por ejemplo. Porque ayuda a calmar inestabilidades cambiarias, particularmente en el caso de shocks externos. Pero, en nuestro caso, el shock no es externo, sino que nuestros problemas se originan por dinámicas domésticas".
Señala que los dólares del swap deben ser repuestos prontamente, porque tienen una duración de 6 meses o 1 año y considera que, "en ese sentido, no soluciona mucho las causas subyacentes de nuestros problemas".
Si bien el swap, como acuerdo entre bancos centrales, permitiría eludir debates y autorizaciones del poder legislativo necesarios si la operación la realizara el ejecutivo, Olmos Gaona recuerda que es probable que el Gobierno deba cumplir con el art. 60 de la Ley 24.156, que establece que toda operación de crédito debe pasar por el Congreso.
"El swap estaría exceptuado, pero legisladores de distintos bloques han presentado un proyecto para que toda operación, de la naturaleza que fuere, sea aprobada por el Poder Legislativo", explica. Eso podría traer fuerte ruido político.
¿Un swap reemplaza a otro? Argentina, entre China y EEUU
Uno de los elementos que más incógnita genera es si este swap reemplazará al que Argentina tiene hoy vigente con el gigante asiático o no y cómo se implementará. "Se habla de que podría venir acompañado de la exigencia de la cancelación del de China, lo que traería a nuestro país problemas con uno de sus principales socios comerciales y reduciría los márgenes de maniobra políticos de Argentina", dice Val al respecto.
"Conociendo al gobierno de Trump y sus declaraciones, claramente China está en la mira y puede llegar a reemplazar ese swap", comenta Bortz, por su parte. A lo que Olmos Gaona apunta que "reemplazar al chino no le serviría al Gobierno, ya que Argentina necesita más reservas y cambiar algo que ya tiene por otro acuerdo de similares características no solucionaría ese problema".
El historiador menciona que es sabido que Trump quiere alejar a China de cualquier negocio y la Argentina firmó muchos acuerdos con ese país durante la gestión de Cristina Kirchner y la de Macri.
"El swap con China siempre ha estado en la mira de los EE.UU. y puede ser que exijan que se cancele. También es posible que se realicen acuerdos preferenciales sobre recursos naturales, como las tierras raras, que China codicia, y EE.UU. también y que son fundamentales para ciertos elementos tecnológicos", analiza.

La mayor incógnita: qué pedirá a cambio EEUU
Y ahí aparece el punto de las exigencias que EEUU le impondrá a la Argentina a cambio del swap. "Políticamente, el alineamiento internacional con EEUU del actual gobierno argentino, la afinidad ideológica de los dos lideres y el interés de reducir la influencia china en América Latina son el telón de fondo de este potencial acuerdo", plantea Val sobre las condiciones políticas.
"Se habla de la posible instalación de una base militar en el sector patagónico, ya que fue materia de discusión cuando vino la generala del Comando Sur. Son muchas las opciones que se pueden pedir, además del alineamiento incondicional a la política exterior de EE.UU. que ya es un hecho", agrega Olmos Gaona.
En materia financiera, Bortz espera que pueda venir con pedidos de devaluación a lo que Val agrega que es probable que haya un ajuste de las condiciones del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).





