Europa ha seguido a los Estados Unidos en establecer planes para un aumento masivo de la fabricación de semiconductores, a medida que Bruselas intenta asegurarse el suministro de los chips que impulsan la economía mundial.

Al presentar un plan de inversión de 43.000 millones de euros (u$s 49.000 millones), la Comisión Europea dijo que quería utilizar las ayudas estatales para promover la investigación y la producción de chips de alta tecnología utilizados en computadoras, smartphones, autos y otros productos.

La pandemia de coronavirus ha puesto "dolorosamente de manifiesto la vulnerabilidad" de las cadenas de suministro europeas, dijo la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, con las líneas de producción de automóviles y otros productos afectadas por la escasez.

El objetivo de la Ley de Chips es duplicar la cuota de la Unión Europea (UE) en el mercado de semiconductores del 10% al 20% para 2030, lo que requeriría cuadruplicar la producción.

La UE sigue los planes de la administración del presidente Joe Biden de un paquete de u$s 52.000 millones para subvencionar la fabricación de semiconductores. Otros gobiernos también intentan mejorar las cadenas de suministro de chips.

Según el plan anunciado este martes, la Comisión Europea y los gobiernos nacionales invertirían 11.000 millones de euros ( u$s 12,5 mil millones) en la construcción de tres instalaciones piloto para que puedan ser utilizadas por cualquier empresa. Se espera que los Estados miembro y las empresas inviertan otros 32.000 millones de euros (u$s 36,5 mil millones) hasta 2030.

El Comisionado de Industria francés, Thierry Breton, ha convencido a sus colegas para que adapten las normas sobre ayudas estatales de la UE con el objetivo de permitir grandes subsidios para las fábricas de vanguardia.

La ley obligaría a las empresas que reciban esos subsidios a darle prioridad a los clientes europeos en tiempos de escasez de suministro. La UE también podría ampliar la medida a todas las empresas si Estados Unidos u otros países aplicaran estos controles.

El fabricante de chips estadounidense Intel tiene previsto invertir 20.000 millones de euros (u$s 22 mil millones) en la construcción de dos plantas de fabricación de chips, conocidas como fabs, que se espera estén en Alemania, así como en instalaciones de apoyo para packaging e investigación, que requerirían más inversiones.

Francia, Italia y los Países Bajos también están en carrera por diferentes actividades.

Digital Europe, que representa a las empresas tecnológicas, dijo que "no está claro" si se obtendrá todo el dinero para los planes de la UE.

Cecilia Bonefeld-Dahl, directora general, dijo: "La UE sólo atrajo el 3% de la inversión mundial para fábricas de chips en 2020 y hay que trabajar mucho para que esta cifra aumente".

Algunos países de la UE temen que los Estados más grandes les superen en la puja por la inversión en chips. Un diplomático de la UE advirtió que podría iniciarse una "carrera hacia el fondo", con presiones para permitir este tipo de ayudas en otras industrias.

La Comisionada de Competencia de la UE, Margrethe Vestager, reconoció la preocupación por una "carrera de subsidios" y dijo que el sector de los semiconductores era un caso especial. Un procedimiento "raramente utilizado" en el tratado fundacional de la UE podría crear un "enfoque a medida" para las nuevas plantas, dijo.

Las grandes plantas de semiconductores, o 'fabs', tienen precios enormes y "no existirían en Europa si no hiciéramos algo", dijo Vestager.

Las empresas dijeron que las ayudas tendrían que igualar el 40% de los costos de construcción que ofrecen competidores internacionales como Corea del Sur.

Greg Slater, director de asuntos regulatorios de Intel, le dijo al Financial Times que las ayudas estatales para apoyar la fabricación de vanguardia eran "esenciales para el ecosistema europeo".

Dijo que Intel estudiaría detenidamente las propuestas de control de las exportaciones.

"El diablo está en los detalles. Estados Unidos tiene esa autoridad. Lo que realmente importa es qué se define como crisis y hasta dónde llegará [Europa] con esa autoridad. Sólo depende de cómo la apliquen", dijo Slater.

Los Estados miembros y el Parlamento Europeo aún deben aprobar los planes.