El sube y baja es una parte divertida de la infancia de muchas personas. Pero sentarse en el punto de apoyo del sube y baja no es divertido, ya que no se mueve en relación con el movimiento de palanca en ambos extremos.
En los últimos años, la renta variable se ha comportado como un sube y baja, en el que 'el mercado' representa el punto de apoyo. Las estadísticas generales del mercado ocultan las importantes disparidades de rendimiento en los extremos del sube y baja.
La tecnología, las criptomonedas, la innovación, la disrupción, la inteligencia artificial y otras inversiones que llaman la atención se sitúan en un lado del sube y baja, mientras que todo lo demás en los mercados mundiales de renta variable se sitúa en el otro lado.
Las rotaciones del mercado en los últimos años han imitado nuestra representación del sube y baja. En 2020, el lado emocionante del sube y baja subió. Tecnología, consumo discrecional y comunicaciones fueron los tres sectores con mejores resultados. Los rendimientos de las criptomonedas se midieron en cientos de puntos porcentuales, y siete grandes empresas relacionadas con la tecnología (ahora conocidas como 'las Siete Magníficas') se duplicaron con creces.
El sube y baja comenzó a estabilizarse en 2021 y todo lo demás subió en 2022. El 70% de los mercados no estadounidenses superaron a los estadounidenses en dólares durante 2022. El índice Russell 2000 superó al Nasdaq 100 en 12 puntos porcentuales y a las Siete Magnificas en unos decisivos 25 puntos porcentuales.
En lo que va de 2023, el sube y baja ha cambiado radicalmente de dirección. El bitcoin, a pesar de su reciente retroceso, ha subido más del 50%. Los sectores de comunicaciones, tecnología y consumo discrecional vuelven a ser los más rentables con un amplio margen.

Y lo que es más importante, el número de acciones situadas en el lado alcista del sube y baja se ha reducido drásticamente. Las Siete Magníficas han subido un 95% este año hasta el 31 de agosto, y sólo esas siete empresas aportaron la friolera del 71% de la suba del S&P 500 en 2023.
Una investigación en la que trabajé con colegas de Merrill Lynch a principios de la década de 1990 demostró que losmercados financieros se vuelven 'darwinistas' y el liderazgo se achica cuando los ciclos de beneficios se desaceleran. La supervivencia del más fuerte describe el entorno, ya que los inversores gravitan hacia las cada vez menos empresas que pueden seguir aumentando sus beneficios.
Sin embargo, los mercados se amplían cuando los ciclos de beneficios se aceleran porque las empresas de menor calidad y más cíclicas tienen un mayor apalancamiento operativo y financiero. Utilizando la manida analogía, una marea creciente levanta todos los barcos.
Según ese marco, el rendimiento superior único de las Siete Magníficas durante 2023 incorpora implícitamente una previsión extraordinariamente nefasta de los beneficios empresariales, la economía mundial e incluso la supervivencia empresarial en general, en la que sólo crecerán siete empresas. Está claro que hay muchas más de siete historias de crecimiento en todo el mercado bursátil mundial, por lo que puede haber muchas oportunidades ignoradas al otro lado del sube y baja.
Las small caps [empresas que tienen una capitalización bursátil de hasta u$s 2000 millones] de Estados Unidos, Europa, Japón, China y los temas estadounidenses centrados en activos productivos reales y en la reconstrucción de la capacidad de producción estadounidense parecen especialmente atractivos.
La inteligencia artificial (IA) no figura en la lista de temas de inversión atractivos. No cabe duda de que la IA cambiará la economía, como siempre lo hacen las nuevas tecnologías. Sin embargo, los inversores tienen que separar desapasionadamente el hype publicitario de una oportunidad de inversión. Internet cambió significativamente la economía mundial, pero si uno hubiera comprado Nasdaq un año antes de que la burbuja tecnológica alcanzara su punto álgido, habría tardado 11 años en alcanzar el equilibrio. Dado que ya se encuentran en el lado emocionante del sube y baja, es probable que las inversiones en IA decepcionen a los inversores de forma similar.
Los inversores particulares parecen haberse convertido en amantes del riesgo mientras subían en el sube y baja. Basta con mirar la 'beta' de sus carteras -una medida de la volatilidad de sus posiciones en relación con el mercado. Una beta inferior a uno indica posiciones menos volátiles, y una superior a uno, más volátiles.
Según el equipo de estrategia de Bank of America, la beta típica de la renta variable en las carteras de clientes privados en 2009 era de aproximadamente 0,75 y la asignación a renta variable era del 39%. En la actualidad, la beta es de 1,20 y la asignación es del 60%. La exposición total a la renta variable (asignación multiplicada por beta) sugiere que los inversores particulares están confiados y muestran pocos signos del temor que demostraron sistemáticamente en los primeros años del mercado alcista.
Los inversores particulares están subidos con entusiasmo al sube y baja, pero el hecho de que asuman más riesgos sugiere que han olvidado que los sube y bajas tienen dos extremos. Las mejores y más amplias oportunidades de inversión pueden estar en el lado del sube y baja más cercano al suelo.



