

La enfermedad de Alzheimer, la forma más común de demencia, afecta a más de 800.000 personas en España y representa al menos el 60% de los casos diagnosticados, según la Sociedad Española de Neurología. Cada año, se suman unos 40.000 nuevos casos, principalmente en personas mayores de 65 años.
Aunque la pérdida de memoria es el síntoma más conocido, existen señales más sutiles que pueden aparecer años antes y pasar desapercibidas. Identificar estos signos tempranos es crucial para un diagnóstico precoz y una intervención oportuna.
Cambios en el sentido del olfato: una advertencia temprana
Investigadores de la Universidad de Chicago han identificado que una disminución en la capacidad para reconocer olores familiares, como el gel o champú durante la ducha, podría ser un indicio temprano del Alzheimer. Este hallazgo sugiere que los cambios en el sentido del olfato pueden reflejar alteraciones estructurales en el cerebro. Ante cualquier sospecha, se recomienda consultar con un profesional de la salud.

Este síntoma, a menudo ignorado, puede preceder a otros signos más evidentes de la enfermedad. La pérdida del olfato podría estar relacionada con la acumulación de placas amiloides en áreas del cerebro responsables de la percepción olfativa.
Cambios de personalidad y conducta: señales sutiles pero significativas
En ciertas demencias, los cambios de personalidad pueden preceder a los problemas de memoria de forma silenciosa pero significativa. Estos cambios pueden incluir irritabilidad, apatía, decaimiento y falta de iniciativa.
Además, las personas con Alzheimer pueden dejar de preocuparse por su apariencia, dejar de bañarse y querer ponerse la misma ropa todos los días. Estos comportamientos, aunque pueden parecer triviales, son indicativos de alteraciones en el cerebro que afectan la conducta y la personalidad.
La importancia de la detección temprana y el estilo de vida saludable
Detectar estos síntomas silenciosos es fundamental para una intervención temprana. La detección precoz de los primeros síntomas, junto con el ejercicio de la memoria y la función intelectual, son recomendaciones clave de los expertos. Mantener una dieta equilibrada, baja en grasas, y hábitos de vida saludables puede reducir el 40 por ciento de los casos de Alzheimer, según la Sociedad Española de Neurología.

Además, los cambios en los patrones de sueño, como el insomnio o el sueño fragmentado, también pueden ser un indicio temprano de la enfermedad. Estos factores, combinados con la atención a los síntomas silenciosos, pueden mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes y retrasar la progresión del Alzheimer.






