Caía la tarde en una torre de la City porteña este último miércoles. Faltaban algunas horas para que Javier Milei hiciera el cierre de campaña en la localidad de Moreno y el tema de cómo impactarán las elecciones legislativas bonaerenses en la situación financiera de la Argentina concentraba la atención de los inversores allí presentes.
De hecho, en ese encuentro hicieron una especie de juego: votar a ver qué resultado consideraban más probable en los próximos comicios. Las opciones eran: el peronismo gana por cinco puntos; el peronismo gana por menos de cinco puntos o hay empate. Se impuso por amplia mayoría el voto de que Fuerza Patria se impondrá por cinco puntos o más por sobre La Libertad Avanza.
"Los precios de los mercados financieros hoy ya tienen incorporado el dato de una derrota del oficialismo por cinco puntos", explica uno de los operadores que participó del particular sondeo de opinión entre financistas. Si se corre mucho más arriba de eso la diferencia, habrá lunes negro. Si se recorta a menos de ese rango, habrá algo más parecido a un alivio que a una fiesta.
El "empate técnico" del que habló Milei en el club Villa Ángela casi no tuvo adeptos. Si se diese, eso que se llama los mercados financieros deberían volar, de acuerdo con esos mismos participantes.

Con el riesgo país en 900 puntos básicos, toda la expectativa del mundo que opera las pantallas de bonos y acciones está puesta en el corto plazo en saber si habrá o no un impacto electoral este domingo 7 de septiembre que permita anticipar cómo le irá en definitiva al oficialismo en octubre cuando se renueve el Congreso y eventualmente entender si Milei es un dirigente en expansión pensando en 2027 o si puede empezar a transitar su ocaso, porque así de dual es todo.
Por otro lado, en otro evento en este caso por la noche del mismo miércoles pero en la embajada del Reino Unido, la firma Schroeder convocó distintos portfolio managers de distintas partes del mundo. En ese ámbito, en cambio, nadie preguntaba por cómo irá la cosa en la primera o en la tercera sección electoral. En cambio, se repetía otra palabra: "reservas".
El consenso entre los allí presentes era que están reduciendo su exposición en inversiones argentinas al menos desde que habían escuchado al primer mandatario afirmar que no era necesario acumular dólares en el Banco Central. "En las tesorerías de las multinacionales sólo se habla de cobertura en moneda extranjera para atravesar lo que queda del año hasta ver qué pasa", indicaron algunos de los asistentes.

El diagnóstico es simple: justo cuando ha caído la demanda de dinero y bajó el flujo de dólares disponible, explotaron casos de presunta corrupción que pusieron al Gobierno en un punto de debilidad política. La acumulación de medidas para sacar pesos de la calle con aumento de tasas y suba de encajes y el anuncio de intervención en el mercado de dólares a través del Tesoro, completaron un cuadro que a los ojos de los inversores internacionales impone el esperar y ver.
Es que ahí nadie compra lo del "riesgo kuka". Sólo hacen otra cuenta. "Tomando las reservas brutas, unos US$41 mil millones, sobre un Producto Interno Bruto de US$700 mil millones, no arañás los 6 puntos, cuando todos los estudios indican que como mínimo tendrías que tener reservas por 15 puntos del PBI", expresan, con frialdad los brokers que han pasado varias turbulencias como estas en nuestro país.
En algunos encuentros reservados, el director del Banco Central Vladimir Werning no deja de reconocer que el organismo aspira en un corto plazo a empezar un programa de acumulación de reservas. ¿Se puede anunciar pasadas las elecciones un programa de compras diarias como hizo hace poco la autoridad monetaria chilena? Es una posibilidad asociada al final de las bandas cambiarias que ya están moribundas, pero hablar de después de octubre parece un delirio por estas horas.
En el mundo de los bancos la bronca es total con el ministro de Economía, Luis Caputo. Desde las colocaciones de deuda intempestivas hasta la suba de encajes forzada, los popes del sistema financiero están muy enojados con el Palacio de Hacienda. Más aún, dado que cada vez más seguido aparecen entidades bancarias como chivos expiatorios de la inestabilidad.
Hace un mes, Milei había nombrado a los bancos Galicia, Macro y Provincia como los que habían conspirado contra la administración. Ahora, sorprendió que el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, fuera el vocero elegido para ir a la TV a presentar on the record la nueva tesis. "Un banco chino" hizo operaciones para hacer subir el dólar $30 y por eso salieron a intervenir.
En la City algunos se agarraron de los pelos. Si el banco chino es el ICBC creen ridícula la acusación de alguna jugada política. Se trata de una entidad que justamente se dedica a hacer operaciones de comercio exterior, por lo que está todo el tiempo interviniendo en el mercado de cambios.

Es que estos días en el Ministerio de Economía son horas de pragmatismo, debates y también cierta paranoia entre los funcionarios en medio de la estrategia adoptada para contener el tipo de cambio y mantener la estabilidad pre electoral.
Hay un ala de los técnicos que aceptan tener que borrar con el codo lo que dijeron antes respecto de la política cambiaria pero que no están cómodos con las teorías conspirativas. Entienden que eso es "relato" y que es necesario para la política pero prefieren no subirse en público a esas definiciones. Es la misma diferencia entre los que disfrutan de ir al streaming oficialista Carajo y los que lo padecen.
Otro grupo, por cuestiones de personalidad y edad, siente mejor el hecho de estar en una cruzada en la que, como Quirno en la TV, mechan el análisis de variables financieras con conceptos como "espionaje". Matices del quinto piso del Palacio de Hacienda.




