En medio del parate de la economía, el sector agropecuario tiene otra vez el privilegio de ser motor de la actividad.

Ya se vio en el segundo trimestre, con el ingreso de la cosecha gruesa y el buen momento de la ganadería y la pesca, que le posibilitaron ser el sector con mejoras interanuales más fuertes.

Una "supercampaña", de 146 millones de toneladas para los principales cultivos, según el Gobierno, se sintió y fuerte tras el 2018 de sequía y la pérdida de ingreso de divisas de u$s 800 millones que derivó en la crisis de ese año.

No obstante, esa gran disponibilidad de granos y oleaginosas no se tradujo de manera lineal en mayor cantidad de dólares ingresando al país.

En el primer semestre, las cerealeras liquidaron u$s 10.700 millones, 7,3% menos que en mismo lapso de 2018, según la Cámara de Aceiteras y Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC).

La situación obedece a una conjunción de factores. A la incertidumbre propia del año electoral, se suma que los precios internacionales están 12% promedio debajo de 2018.

Todo con el fondo de la guerra comercial entreEstados Unidos y China, que limita las posibilidades de subas en los precios aun con la disminución productiva que habrá en los EE.UU. por lluvias e inundaciones en medio de la siembra.

En ese combo, a nivel local se suman dos factores: retenciones y dólar estable. La soja local parece no despegar de los u$s 233 la tonelada y los productores prefieren dilatar negocios o hacerlos con precio a fijar (a vencimiento variable).

Eso determina cuántos dólares vuelcan al mercado local las exportadoras para hacerse de pesos y pagar a los productores.

Según los últimos datos, hasta fines de junio, las cerealeras reportaron compras por 27,1 millones de toneladas de soja. De ese total, 36,1% se hizo con modalidad a fijar, un porcentaje similar a la misma fecha de 2017, año con precios bajos y algo de incertidumbre electoral.

"El productor guarda su soja y se financia con la venta del maíz, que esta campaña fue récord y tiene muy buenos precios", comentaron analistas consultados por El Cronista para explicar lo que sucede en el mercado granario local.

En cuanto al maíz, a la gran cosecha se suma una comercialización fuerte. Ya se vendieron 26,7 millones de toneladas, 93,4% compradas por el sector exportador y con apenas dos millones de toneladas con precio a fijar. Esa venta de maíz, que ingresa en la recta final de cosecha, representa el 47% de la producción proyectada.

El maíz que aún no se sembró bate récords

Tras un año en que la soja perdió por primera vez en dos décadas el trono productivo (55,6 millones de toneladas contra 57 millones para el maíz), en 2019/20 parece que se torcerán las preferencias por el grano.

A un mes y medio de que arranque la siembra de maíz, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) dijo que la relación entre soja y los cultivos de trigo y maíz será de 1,75 hectáreas de oleaginosa. Si se concreta, la relación será la mas baja en más de 10 años.

En ese sentido, las operaciones foward tienen una fuerte preferencia por los cereales. Según datos oficiales, las compras de la soja nueva suman poco más de 2 millones de toneladas.

Para el trigo que estará disponible hacia diciembre, se negociaron ya 2,57 millones de toneladas.

Mientras el maíz nuevo bate récords: se negociaron 3,9 millones de toneladas, 147% más que en 2018.