
Tras el anuncio del paquete de ayuda financiera de los Estados Unidos, Gita Gopinath, ex número dos del FMI, advirtió que "un progreso duradero exigirá que la Argentina adopte un régimen cambiario más flexible, acumule reservas y genere apoyo interno para sus reformas". En una línea similar se expresó Alejandro Werner, exdirector para el hemisferio occidental del organismo que hoy dirige Kristalina Georgieva, instando, en un artículo para el Financial Times, que Milei se transforme en un "pragmático armador de una coalición que amplíe su base hacia un movimiento cohesivo de centroderecha".
El resquebrajamiento total de la relación con los gobernadores, fruto de una estrategia política aislacionista, le costó al Gobierno sucesivas derrotas en el Congreso y situaciones de debilidad político-institucional que explican, en parte, la crisis que estamos atravesando. Scott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense, salió al rescate de una administración que insistía con una terapia autodestructiva producto de un diagnóstico equivocado.
Más allá del rumbo de la política cambiaria y monetaria después de las elecciones legislativas, desde Washington hoy se hace un pedido mucho más profundo. Se espera que el presidente de la Nación cambie de tono, en pos de sumar a la oposición a una dinámica de diálogo para asegurar gobernabilidad. El desafío de lograr eso sin perder la impronta que lo llevó a la Casa Rosada es de enorme magnitud, aunque los costos de ni siquiera intentarlo tienden a infinito.

De cierta manera, al presidente libertario se le exige, en 26 días que quedan hasta los comicios, un aprendizaje que a Juan Domingo Perón le llevó 18 años de exilio. Aquel regreso triunfal de 1973, en medio de un panorama nacional que ya lucía ingobernable, terminó en una tragedia política. El líder, envejecido y desgastado, no logró contener las divisiones internas del peronismo (que él mismo se encargó de profundizar) ni articular un proyecto de poder estable. Finalmente, su muerte no hizo más que acelerar el colapso. El repaso de ese antecedente fallido sirve para aprender de lo que, parafraseando a Raúl Alfonsín, el general no pudo, no supo o no quiso al enfrentar el desarrollo de una dinámica interna exigente con un liderazgo sumamente erosionado.
En paralelo, Milei se choca hoy contra sus propios fantasmas. Muchos de los errores acumulados en decisiones estratégicas generaron trayectorias imposibles de desandar. La elección de candidatos casi desconocidos y de poco prestigio en territorios clave es irreversible, una falla que podría quedar aún más expuesta en el marco de la utilización de la boleta única. Los casos más visibles de eso son los de Gonzalo Roca y de Agustín Pellegrini, que encabezan las listas de LLA en Córdoba y Santa Fe, respectivamente.
En otro sentido, la nacionalización de la campaña local en la provincia de Buenos Aires (PBA), que culminó en un pésimo resultado para el oficialismo, representa un hecho político de magnitud que marcará el clima en el que se mueven los actores hasta el 26 de octubre. Tal es así que, dentro de Fuerza Patria, tras la contundente victoria en PBA, hay quienes ya sueñan con una victoria nacional en pocos días más. En efecto, existen determinadas circunstancias que, aunque Milei quiera cambiar, ya no hay vuelta atrás.
En épocas tan fluidas, de situaciones "líquidas", como diría Zygmunt Bauman, lo que se le pide al líder libertario es un acelerado aprendizaje de conducción en un contexto muy complejo. Estos procesos de aprendizaje, que todos los presidentes experimentan, nunca son lineales y muchas veces se aceleran a partir de derrotas. Bill Clinton y Barack Obama reconfiguraron sus presidencias después de duros tropiezos en elecciones de mitad de mandato, construyendo nuevas coaliciones y girando hacia el centro. En la Argentina, Carlos Menem vivió su propio momento bisagra: las reformas previas a la Convertibilidad parecían erráticas hasta que el ancla cambiaria revalorizó su gestión y se encaminó a un triunfo importante en las elecciones de 1991.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, destacó en una entrevista radial reciente que los años pares, por la ausencia de elecciones, son más proclives para los acuerdos y que el Presidente está dispuesto a dialogar con los principales dirigentes del país. De ser así, significa que el primer mandatario tiene la habilidad de renovar el prisma que utiliza para abordar los problemas y pensar soluciones. Milei se encuentra ante una decisión crítica: liderar un punto de inflexión para su gobierno o profundizar su debilitamiento, poniendo en juego la gobernabilidad.



