

En cada esquina de Colombia, desde los puestos callejeros de Cartagena hasta las mesas familiares de Medellín, la arepa es más que un alimento: es un emblema de identidad. Sin embargo, su origen ha sido motivo de debate entre colombianos y venezolanos durante décadas. ¿De dónde proviene realmente este ícono gastronómico?
La disputa ha cobrado fuerza en los últimos años, especialmente tras la postulación de Venezuela ante la Unesco para que la arepa sea reconocida como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Pero, ¿es esta afirmación respaldada por la historia y la diversidad de preparaciones que existen en Colombia?
¿Por qué la arepa es un símbolo colombiano?
La arepa tiene raíces profundas en la historia precolombina de Colombia. Diversas comunidades indígenas, como los muiscas en la región andina, ya preparaban tortas de maíz mucho antes de la llegada de los colonizadores europeos. Estas preparaciones han evolucionado, dando lugar a una variedad impresionante de arepas en todo el país.

En Colombia, se estima que existen más de 75 tipos de arepas, cada una con características únicas según la región. Por ejemplo, la arepa de huevo, originaria de Luruaco en el Atlántico, es tan emblemática que desde 1988 se celebra el Festival de la Arepa de Huevo para preservar y promover esta tradición culinaria.
Además, ciudades como Pereira han reconocido oficialmente a la arepa como parte de su patrimonio cultural y gastronómico, destacando su importancia en la identidad local.
Por todo esto, no sorprende que muchos colombianos consideren que ya no hay discusión posible: la arepa es, sin lugar a dudas, 100 % colombiana. Una afirmación que no solo está respaldada por la historia, sino por la variedad, la permanencia cultural y la apropiación regional de este alimento.
La diversidad de la arepa colombiana
La riqueza de la arepa en Colombia no solo radica en su historia, sino también en su diversidad regional. En la región andina, la arepa paisa es delgada y suele acompañarse con queso o mantequilla. En Santander, la arepa santandereana incorpora yuca y chicharrón, ofreciendo una textura crujiente y un sabor distintivo.
En el Valle del Cauca, la arepa valluna se caracteriza por su delgadez y sabor ahumado, ya que se cocina directamente sobre la llama. Mientras tanto, en Popayán, la arepa de pipián se rellena con una mezcla de papa criolla y maní molido, reflejando la influencia de la cocina caucana.
Esta variedad demuestra cómo cada región ha hecho de la arepa un reflejo de su cultura, adaptando el maíz a sus propios sabores, tradiciones y técnicas.
La arepa en el contexto internacional
Mientras Colombia celebra la diversidad y riqueza de su arepa, Venezuela ha buscado posicionarla en el ámbito internacional. En 2019, la arepa fue designada como Patrimonio Cultural Inmaterial de Venezuela.
Más recientemente, en noviembre de 2024, el gobierno venezolano anunció su intención de postular la arepa como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad ante la Unesco.

Sin embargo, esta postulación ha sido objeto de debate, ya que muchos consideran que la arepa es un alimento compartido por varias culturas. Como señala el chef colombiano Carlos Gaviria: "la arepa no tiene pasaporte, no tiene cédula de ciudadanía, así que puede bailar y cantar en el país que quiera".
A pesar de las disputas, lo cierto es que la arepa ha trascendido fronteras y se ha convertido en un símbolo de la gastronomía latinoamericana. Su presencia en restaurantes y hogares de todo el mundo confirma su versatilidad y su poder de unir culturas.





