

El poder naval se ha convertido en un indicador clave para medir la seguridad nacional y el peso estratégico de los países en el escenario internacional. En este contexto, un país latinoamericano logró dar un salto inesperado en la clasificación mundial.
El informe de Global Firepower (GFP) reveló que, contra las expectativas, no fueron gigantes regionales como Brasil o Chile los que ingresaron al top 10 de las fuerzas navales más grandes del planeta.
La sorpresa la dio una nación que consolidó su flota marítima con un crecimiento constante en los últimos años, lo que le permitió asegurar un lugar entre las potencias navales globales.
La sorpresiva entrada de Colombia al ranking mundial
El país que logró entrar en el selecto grupo fue Colombia, con un total de 233 embarcaciones bélicas, según el conteo de Global Firepower. Este número supera ampliamente a otros países de Sudamérica y lo ubica en la décima posición a nivel global.

El grueso de su flota se concentra en 217 patrulleros, diseñados para operaciones de vigilancia costera, control marítimo y lucha contra el narcotráfico, un reto constante en la región. Además, la Armada colombiana cuenta con 4 submarinos, 2 corbetas y 4 fragatas, que refuerzan sus capacidades de defensa y respuesta en el Caribe y el Pacífico.
Aunque en tonelaje queda por debajo de Chile y Brasil, el volumen de unidades operativas consolida la presencia del país en aguas internacionales y le otorga un rol estratégico en la seguridad marítima de la región.
Así se compone el top 10 de las potencias navales
De acuerdo con el ranking, estos son los 10 países con mejor fuerza naval:
- China: 754 buques.
- Estados Unidos: 440 buques.
- Rusia: 419 buques.
- Indonesia: 331 buques.
- Suecia: 308 buques.
- India: 293 buques.
- Tailandia: 293 buques.
- Sri Lanka: 270 buques.
- Finlandia: 264 buques.
- Colombia: 233 buques.

De esta manera, la nación andina se convierte en la única latinoamericana que integra este ranking, dejando fuera a gigantes que históricamente dominaron el mar en la región.
Este posicionamiento refleja un proceso sostenido de inversión y modernización, en el que Colombia ha puesto énfasis en el patrullaje costero y el combate a economías ilícitas que dependen de rutas marítimas.



