Vivimos en un régimen que subestima al periodismo de una manera policial

A través un recorrido en primera persona por los medios argentinos durante las últimas cinco décadas, el analista Daniel Muchnik desanda los conflictos entre el poder político y el periodístico.

Casi 50 años de ejercicio periodístico fueron suficiente para que Daniel Muchnik se decidiera a escribir, no una autobiografía, pero sí una suerte de autorrecorrido profesional -matizado con elementos de su vida personal- por las distintas redacciones que transitó a lo largo de casi cinco décadas de oficio. El trabajo, editado recientemente por Edhasa, se titula Aquel periodismo. Política, medios y periodistas en la Argentina (1965-2012) y ayuda a entender, en primera persona, cómo se estructuraron los principales cambios en el alguna vez llamado Cuarto Poder y de qué modo se articuló su vinculación con el poder político de turno. Si bien Muchnik es sumamente crítico de la relación que el gobierno que comanda Cristina Fernández de Kirchner mantiene con los medios, sostiene que a lo largo de la historia siempre existieron conflictos entre el poder político y el periodístico, de distinto tenor. El libro, un homenaje a los que quise y respeté en el oficio a lo largo de 47 años, muestra las hilachas internas de una redacción, comenta durante una entrevista con El Cronista WE.
A través de estas páginas, Muchnik da cuenta de sus primeros días como periodista. Reconoce mentores y colegas y comparte anécdotas jugosas sobre el vértigo de las tardes de oficio y noches de cierre. Establece un extenso recorrido que, en línea a su formación como historiador, combina dinámicamente, articulando el contexto social y político en el que se desarrollaron los hechos.
De la luminosidad y creatividad de los años 60, con el inicio de un periodismo de interpretación y literario, de la mano de Primera Plana, Confirmado y La Opinión, pasando por el Rodrigazo, el golpe del 76, la violencia de aquella década, el secuestro de Jacobo Timerman y la lucha por su liberación, el conflicto del Atlántico Sur, la vuelta de la democracia, la hiperinflación de Raúl Alfonsín, la década de las privatizaciones y la Convertibilidad, hasta los tiempos actuales, previos saqueos y estallido económico.
Muchnik va y vuelve en su relato. También dedica espacio a Héctor Magnetto, hoy CEO del Grupo Clarín. En la actualidad vivimos en un régimen del tipo provinciano, de aldea, en el que se considera al periodista como un mensajero de las noticias del intendente del pueblo. Es un régimen opresivo, donde se subestima al periodismo de una manera muy policial. Digamos que el kirchnerismo es el ejercicio del prontuario. Hay una especie de vida prontuariada, del tipo de en tal año escribiste tal cosa, en tal año hiciste tal otra. Es el servicio de informaciones del Estado al servicio del Poder Ejecutivo que denuncia y pone en evidencia cosas del pasado que, a lo mejor, ni siquiera son ciertas, sostiene.

Ayer y hoy
Sin necesariamente caer en un registro nostálgico, Muchnik intenta, a través de estas páginas, reconocer que tiempo atrás el periodismo fue muy distinto al que se conoce en la actualidad, producto los cambios en las pautas políticas del país. Siempre hubo demandas y lenguajes torcidos entre el poder político y el periodístico, comenta.
De hecho, uno de los puntos quizá más reveladores sea el apartado donde describe el modo en el que se desempeñaba profesionalmente durante el proceso militar. Hasta ahora, no ha habido un libro donde alguien dijera ojo, trabajé durante la dictadura y hasta me enorgullece haber hecho periodismo esos tiempos. Además, intento explicar bien cuáles eran las limitaciones de la vida periodística en ese momento, agrega.
En esta suerte de recorrido recuerda que, lejos de idealizar los 80, durante la Presidencia de Alfonsín hubo grandes presiones y molestias por parte del radicalismo con respecto a numerosos periódicos. Entrados los felices 90, al decir del Nobel de Economía Joseph Stiglitz, la situación no fue mucho más alentadora: Durante el menemismo, la relación con los medios fue mala. Hubo juicios que llevaron a la creación de la institución Periodistas, a la cual yo me integré. Éramos un grupo de profesionales que pensábamos que cualquier juicio que nos impusieran sería muy limitante, no sólo en materia económica sino, también, en cuestión de libertad. El ex presidente Carlos Menem amenazó bastante con el tema de los juicios, comenta. Y, en línea, denuncia: Por otro lado, muchos profesionales estuvieron contentos con el menemato, hubo una cadena de periodistas oficialistas que gozaron de la pizza y el champagne. No sólo en Olivos sino también fuera de la quinta presidencial, y consiguieron prebendas importantísimas.
No obstante, durante aquellos años, el periodismo también da un vuelco significativo. Aparecen los libros de denuncia. Se da el auge del periodismo de investigación, que se manifiesta en los textos donde se pone en evidencia la corrupción del régimen menemista, concede.
Sobre la actualidad mediática argentina, Muchnik lamenta la situación que atraviesa el país, a la que caracteriza como desgraciada y entiende que el mundo periodístico está profundamente dividido por la crispación que ha impuesto el Gobierno. El oficialismo ha instalado esta muletilla de periodismo militante, que es una barbaridad, asegura.
En línea, Muchnik dice que el Gobierno favorece con su monopolio periodístico la exclusión de los periodistas profesionales. Hay una especie de vigilancia con lupa respecto de lo que se escribe en los medios de comunicación. Es casi policíaca.
Sobre la batalla con Clarín, sostiene que es un tema que ha empastado la vida política del país.
En otras épocas existió censura. Y el riesgo lo corría quien denunciaba. Ahora, este tipo de monarquía política en la que vivimos sentimos que nos aborrece como periodistas y limita la libertad de expresión. Son tantas las limitaciones que es una libertad de prensa falsa. El periodista que escribe críticas es señalado como enemigo y corre riesgos de no tener una actividad ampliada de su oficio.
Respecto a la relación con los medios, la administración Fernández, sostiene Muchnik, acentuó los choques con la prensa que había caracterizado al primer gobierno kirchnerista. Hay una agudización de la soberbia política frente al periodismo, así como hay una soberbia del poder político frente a la justicia y al resto de los poderes: el Parlamento que es la escribanía; el Poder Judicial que es un poder asustado, presionado por el Gobierno.

La crisis de los medios
Sobre los principales desafíos que afronta el sector, Muchnik se propone articular tres debates. El primero, interno. ¿Es éste el periodismo que queremos hacer? Internet es un gran enemigo. Pero podríamos usarlo para hacer otro tipo de periodismo que no sea la banalidad que usualmente vemos online. El segundo, plantearse qué hacer con los que están huyendo del medio periodístico gráfico y cómo atraer al público joven. Y el tercero, soportar las presiones del Gobierno y financieras de los medios de comunicación, tratando de sobrevivir a este acoso oficial con la mayor valentía y el mayor entusiasmo. No ha sido ésta la peor época que hemos vivido los periodistas con 47 años de oficio, sostiene. z we

Ficha

n Título: Aquel periodismo. Política, medios y periodistas en la Argentina
n Autor: Daniel Muchnik
n Editorial: Edhasa
n Páginas: 224
n Primera edición: noviembre de 2012

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