Pérdida de competitividad: al tope de la preocupación empresaria

Atraso cambiario, presión tributaria récord, falta de financiamiento y de inversión y las regulaciones impuestas por el Gobierno son para los expertos las razones por las que Argentina cae cuesta abajo en todos los ránkings de competitividad global. Las economías regionales son las más dañadas y también el turismo, pero ningún sector se salva del impacto.

La actualidad económica parece una fuente inagotable para el menú de conversación entre empresarios. Sin embargo, difícilmente dos ejecutivos compartan un almuerzo sin que el tema de la pérdida de competitividad aparezca a la hora de explicar los problemas propios y los del Gobierno.
La combinación de alta inflación, atraso cambiario, presión tributaria récord, falta de financiamiento y baja inversión devino en un cocktail explosivo en materia de competitividad. Un trago que se ha vuelto imposible de digerir para muchos sectores productivos, que se resignan a ver caer sus ventas al exterior.
Uno de los indicadores más utilizados a la hora de medir la competitividad a nivel global es el ránking que desarrolla la prestigiosa escuela de negocios suiza IMD. Recientemente se conocieron los resultados de su edición 2013 y sobre un total de 60 países, la Argentina se ubica antepenúltima, solo por encima de su aliada estratégica, Venezuela. El informe enumera algunos de los retos que enfrenta el Gobierno para recuperar la competitividad perdida: volver a la estabilidad de precios, controlar el gasto público, mejorar la seguridad jurídica, atraer inversiones y reducir los controles de cambio y de las trabas a las importaciones.
El otro termómetro que mide las economías más competitivas del mundo es el ndice de Competitividad Global que elabora el Foro Económico Mundial. Aquí la posición de Argentina tampoco es alentadora: en la versión 2012-2013, aparece en el puesto 94 sobre 133 países relevados. Además, registra una caída de nueve posiciones con respecto al 2011-2012. "En los últimos años las exportaciones de todos los países de la región crecieron más que las nuestras, por lo que los problemas de competitividad existen más allá de las evaluaciones cualitativas de los rankings" abre el juego Marcelo Elizondo, ex titular de la Fundación ExportAr y actual director de la consultora DNI.

Para todos
Economistas y expertos en comercio exterior consultados por El Cronista WE coinciden en que la pérdida de competitividad es por estos días un mal generalizado que afecta a todos los sectores de la economía, pero que algunos salen más perjudicados que otros. "Hay distintos niveles de impacto. Pero el cepo funciona como una retención generalizada a las exportaciones y eso le va quitando competitividad a todos los sectores", dice Aldo Abram, economista y director ejecutivo de Libertad y Progreso.
Desde la consultora Abeceb, distinguen entre tres grupos heterogéneos en cuanto a su competitividad. El primero es el que todavía mantiene cierto margen gracias a sus ventajas comparativas naturales, como puede ser el complejo sojero o el sector minero. "En estos sectores los elevados precios internacionales se suman a las ventajas comparativas existentes a nivel local. También podría incluirse aquí a la industria automotriz, por tratarse de un sector consolidado en materia de inserción regional, especialmente en lo que refiere a Brasil", sostienen en la consultora que dirige Dante Sica.
En tanto, un informe de IES (Investigaciones Económicas Sectoriales) afirma que el sector automotriz, el de siderurgia y el de productos químicos podrían tener un año favorable, especialmente por el mejor desarrollo esperado del mercado brasileño. Sin embargo, continúa el análisis, la pérdida de competitividad por el atraso del tipo de cambio y el aumento de los costos internos limita fuertemente las posibilidades de exportación fuera del Mercosur, lo cual refuerza la dependencia de Brasil.
Las luces amarillas se encienden con respecto al segundo grupo, el de las industrias enfocadas al mercado interno. Motos, electrodomésticos, maquinaria agrícola e indumentaria son algunos de los ítems más representativos de este grupo, que se mantiene protegido por las restricciones al comercio y por el financiamiento al consumo en un año electoral. Por las protecciones, este grupo cuenta con la posibilidad de fijar precios internos muy por encima de los internacionales. Pero la misma incapacidad exportadora limita su crecimiento a la evolución del mercado interno, que se estima se mantendrá en un muy escaso crecimiento en el año, señala desde IES Alejandro Ovando, que proyecta un crecimiento del PBI entre el 1,5% y el 2% para este año.
La peor parte se la llevan las economías regionales, que tienen serias dificultades para la suba de costos a precios, lo cual les ha provocado una sensible pérdida de competitividad. Vinos, cítricos, tabaco y azúcar se cuentan entre los más damnificados.

Regulaciones oficiales
Pero la Argentina no pierde competitividad solo por el tipo de cambio, sino también por las regulaciones impuestas por el Gobierno, señalan los analistas consultados por WE.
"Hubo sectores que redujeron sus exportaciones por cuestiones climáticas por ejemplo, y otros por el tipo de cambio, pero muchos se vieron perjudicados por el marco regulatorio y normativo. Es decir, cayeron por regulaciones impuestas por el Gobierno, distingue Elizondo. Y agrega: Unos porque tienen restricciones para importar y tiene que pedir autorizaciones, otros porque tienen regulaciones que te impiden acceder a mercados y que tienen que ver con decisiones gubernamentales".
Donde sí aparece claramente el problema de los costos de producción es en las manufacturas de origen industrial, que van acumulando incremento de costos como consecuencia de la inflación. "El caso de la inflación de costo para los sectores transables es más fácil de medir. El costo salarial es indiscutible, más allá de las cifras del Indec. Y para un exportador hay un dato objetivo que es la paritaria: si un empresario tiene que pagar un 25% de incremento de salario y la depreciación de tipo de cambio fue del 12%, entonces tuvo un aumento de costo salarial del 13%, objetivamente", señala Elizondo.
Aún los sectores más eficientes, como el complejo sojero, también se ven fuertemente impactados por el atraso cambiario. Así lo ejemplifica Aldo Abram: Cuando este año el productor vea que le pagan alrededor del 40% de lo que vale su producto afuera, contra más de 60% que cobraba en 2011, y se de cuenta de que, en 2014, será todavía peor (cercano a 30%), invertirá mucho menos en la próxima siembra". Ante este panorama, los analistas consultados coinciden en que, luego de un repunte, es posible que las exportaciones se desaceleren e incluso vuelvan a caer como en 2012, merma que según cifras de la consultora DNI, alcanzó el 3% en la comparación con el 2011.

Buenos vecinos
Luego de diez años de gestión kirchnerista, los factores que hicieron competitiva a la economía argentina en las postrimerías de la crisis del 2001/2002 -capacidad instalada ociosa, bajos costos laborales, subsidios energéticos- muestran cada vez más evidentes señales de agotamiento.
El oficialismo suele destacar que las exportaciones crecieron alrededor de un 217% durante la última década. Sin embargo, tomando en cuenta a todos los demás países de la región, se observa que Argentina fue el país que menos hizo crecer sus exportaciones, según se desprende de un informe de la fundación Libertad y Progreso (ver gráfico). "En otras palabras, el contexto internacional ayudó a que las exportaciones crezcan a lo largo de América del Sur, pero las exportaciones en Argentina crecieron a pesar del Gobierno y no gracias al Gobierno", sostiene al respecto el economista Iván Cachanosky.
En la misma línea, Elizondo señal que "el descenso de las exportaciones argentinas no parece compadecerse con la situación internacional, porque otras economías de Latinoamérica, a donde Argentina envía más de la mitad de sus exportaciones, han tenido buenos resultados"
Las exportaciones más relevantes de la Argentina son las manufacturas de origen agropecuario (MOA) y las manufacturas de origen industrial (MOI). En el 2012 las primeras representaron el 34,1% de lo que el país vendió al mundo, mientras que las segundas acapararon un 33,8%. La oferta argentina la completan los productos primarios, con un 24,39%, y por último el rubro de combustibles y energía, con un 7,63%. "Lo que causa dañoy preocupa al Gobierno es la caída de las MOA y una perspectiva a futuro de que las MOI caigan debido a que dependen, en gran medida, de la producción industrial de Brasil. En caso de no estabilizarse la industria brasilera, la caída en las exportaciones Argentina caería aún más", señala Cachanosky.

Los desafíos
Por su parte, desde la Unión Industrial Argentina, José de Mendiguren repite a quien quiera oír sobre la necesidad de "encarar la batalla de la competitividad". Claro que el desafío para el oficialismo pasa por encontrar las herramientas para ganar esa pelea sin devaluar ni endeudarse.
Ante la merma de la competitividad, tanto desde el Gobierno como desde las empresas ensayan fórmulas para mejorar el tipo de cambio real del exportador. "En el caso de los exportadores agrícolas, el tipo de cambio es un elemento, pero se puede corregir la situación del exportador sin devaluar, por ejemplo bajando las retenciones. El Gobierno pareció entender eso cuando les dijo que les devolverá las retenciones a los productores de trigo, por más que sea una promesa y se corre un riesgo", agrega Elizondo.
El problema de la competitividad es una ecuación difícil de resolver y para el cual no existen fórmulas mágicas. Algo es seguro: en el actual contexto macroeconómico, nadie cree que una devaluación del tipo de cambio sacaría del aprieto a los exportadores. Más bien lo contrario: "Una devaluación para el exportador probablemente agravaría el problema, porque se trasladaría a precios y generaría más inflación en muy poco tiempo. Un ajuste cambiario podría servir, pero sólo después de corregir los problemas fiscales que tiene la Argentina", dice Elizondo. z we
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