En abril del año pasado, cuando la presidenta Dilma Rousseff viajó a China, uno de los temas que concentró la atención fue su encuentro con el empresario Terry Gou, de Hon Hai, y la noticia de que Foxconn, controlada por el grupo taiwanés, instalaría en Brasil una fábrica para producir el iPhone y el iPad, dos de los productos más codiciados de Apple. En los meses siguientes, crecieron las especulaciones sobre el asunto, incluso acerca del lugar donde se levantaría la nueva fábrica.

Hoy, quien compra uno de esos productos en Brasil pude encontrar en el reverso del equipo la inscripción "industria brasileña" abajo del logotipo de la manzana. No todos los equipamientos en venta en el país se producen aquí, pero una parte se arma en la fábrica que Foxconn abrió en la ciudad de Jundiaí, en el estado de San Pablo. La unidad comenzó a funcionar a todo vapor hace cinco meses, aunque sin grandes anuncios.

Se esperaba que una ceremonia con la presidenta de Brasil y Terry Gou antecediera el inicio oficial de las operaciones de la unidad, una de las pocas de Apple fuera de Asia, pero la dificultad para organizar el evento por las complicadas agendas de ambos, terminó frustrando la fiesta, según fuentes que siguieron de cerca el tema.

La oficina de prensa de Foxconn indicó que 2.500 personas trabajan actualmente en los dos turnos en que funciona la fábrica de Jundiaí produciendo iPads e iPhones. La planta se instaló en la antigua avenida Camino de Goiás, que cambió su nombre por el de Steve Jobs, después de la muerte del cofundador de Apple, el pasado 5 de octubre.

No hay datos disponibles sobre el volumen de producción mensual, o la cantidad de unidades armadas en Brasil que están en el mercado. Los aparatos comenzaron a abastecer la tienda virtual de Apple entre abril y junio, y llegaron al sector minorista en julio.

Cuando el gobierno anunció los incentivos a la producción de tabletas en Brasil, estimaba que la reducción de los impuestos proporcionada por el Proceso Productivo Básico (PPB) podría abaratar hasta 30% el precio de los equipamientos.

Pero eso no ocurrió. Hasta ahora, los productos made in Brasil siguen la misma tabla de los modelos importados: entre R$ 1.500 y R$ 2.300 para el nuevo iPad, la versión más reciente de la tableta, y de entre R$ 1.300 y R$ 1.600 para el iPad 2, la versión anterior. Con el iPhone ocurre lo mismo.

El precio es superior a lo que paga el consumidor estadounidense por un producto similar. A modo de comparación, el modelo más simple del nuevo iPad cuesta u$s 500 en Estados Unidos, el equivalente a cerca de R$ 1.000. El mismo producto en Brasil, sale poco más de R$ 1.500.

La intención del PPB es estimular la producción nacional, lo que incluye que las empresas destinen recursos para investigación y desarrollo. Sin embargo, no existe, como contrapartida, una exigencia determinada para el precio del producto hecho en el país.

Para Luciano Crippa, analista de la empresa de investigación IDC, costos de producción locales, que no inciden sobre los productos importados, impiden una reducción de precio más efectiva. Los encargos laborales serían un ejemplo de esos costos.

Otros fabricantes, como Samsung y Motorola, consiguieron reducir los precios al aliar la economía obtenida con el PPB a una política de venta más agresiva, eventualmente con reducción de márgenes de ganancia, según analistas del sector. La estrategia en esos casos es ganar en el volumen lo que se pierde por unidad.

Apple no trabaja así. "Si hay gente que tiene interés en comprar el producto por el doble de lo que vale, se puede cobrar ese precio", dijo un ejecutivo del sector, que prefirió no identificarse.

La fábrica de productos de Apple es parte de la reciente historia de Foxconn en Brasil. La compañía, especializada en la producción de bienes para terceros, tiene más de ocho mil empleados en el país, divididos en siete fábricas: dos en Manaos (Amapá), una en Minas Gerais y cuatro en San Pablo.

Durante la visita de autoridades brasileñas a China, el año pasado, el entonces ministro de Ciencia y Tecnología, Aloizio Mercadante, afirmó que Foxconn tenía planes para invertir u$s 12.000 millones en Brasil en hasta seis años. El objetivo era tornar al país un centro de producción de pantallas de LCD, utilizadas en celulares, tabletas y TVs. Pero por lo que se sabe, poco se avanzó en ese sentido hasta ahora. Foxconn informó a través de su oficina de prensa que no había novedades sobre ese tema.

Otros números superlativos se asociaron a Foxconn más recientemente, sin que se brindaran mayores detalles. En abril, el empresario Eike Batista dijo que Foxconn invertiría u$s 1.000 millones en una fábrica de baterías en Porto de Acu, en el norte de Rio de Janeiro. Pero no quedó claro si esa inversión estaría dentro de los planes que había comentado Mercadante.

Lo que se sabe es que la fábrica de Apple en Jundiaí no integra el presupuesto de u$s 12.000 millones y se venía negociando antes del viaje de a comitiva gubernamental. Inicialmente, se preveía que la unidad comenzaría a producir oficialmente en el segundo semestre de 2011. La fábrica de Jundiaí tiene dos grandes bloques. El predio donde se arma el iPhone comenzó a operar en agosto del año pasado, pero Foxconn demoró un tiempo para armar la estructura de la línea de producción y concluir las pruebas de maquinaria. En enero, la compañía obtuvo los incentivos fiscales del PPB para producir las tabletas. El armado de los iPads comenzó en marzo.