Fue la noticia de Camila la que irrumpió repentinamente en la televisión y me consternó.

En el tiempo de la luz de un rayo, la madre de Camila y su caso obtuvo una cobertura mediática en distintos periódicos y canales de cable de alcance nacional e internacional. Luego, la ciudadanía observó como reaparecía poco a poco un antiguo (y no menos polémico) debate por la eutanasia en los noticieros televisivos. Con ello, las experiencias internacionales y reseñas sobre legislación fueron objeto de programas especiales. Pero sólo hasta allí se llegó.

Así de rápido como se difundió este caso, se acortaron los significados y problemáticas que deberían haberse discutido. Hoy proponemos que se recuperen estos debates que necesitamos, con un abordaje en los ámbitos institucionales de toda política pública.

En nuestros días, el Plan Médico Obligatorio obliga a cubrir estos servicios para obras sociales y prepagas. Esto no alcanza y es evidente. El resto de las familias sin cobertura médica deben peregrinar para solicitarlos. En la Provincia depende de los profesionales médicos. Hoy no existe presupuesto provincial para cuidados paliativos, tampoco existe formación específica para profesionales. Mientras, al igual que otros países, España avanzó con una legislación específica en cuidados paliativos.

Es por eso que quiero advertir que necesitamos dar un primer paso para que todos podamos tener la misma posibilidad de dignificar el final de nuestras vidas, que podamos cambiar el poder hacer por el deber hacer cuando ya todos nos dicen que no se puede, y en esto consiste; en garantizar bajo cualquier término de discusión un servicio público de cuidados paliativos, un servicio que apoye a pacientes con enfermedades sin tratamiento curativo y a sus grupos familiares.

En la Provincia, el Estado mantiene una deuda con estos pacientes. El Estado debería hacerse cargo de acompañar a los pacientes y sus familias (como proponemos en el proyecto que ya cuenta con media sanción en Diputados y que espera sanción definitiva en el Senado) y disponer en todos los hospitales provinciales de equipos preparados en cuidados paliativos.

En el incesante torbellino electoral, quizás estamos perdiendo oportunidades de dar buenas señales desde la dirigencia política. Dar ejemplos en políticas públicas que mejoren la calidad de vida y que efectivamente sirvan en renovar nuestro contrato de verdad con la ciudadanía. Cuidados Paliativos con formación, presupuesto y responsabilidades del Estado podría ser nuestro primer paso.