Hacia dónde vamos en materia tributaria internacional

La OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) acaba de emitir el 19 de julio pasado un nuevo documento vinculado con el fenómeno de la elusión tributaria, asunto que ha adquirido notoria actualidad a nivel mundial. En febrero 2013 la OCDE ya había emitido su primer reporte denominado Base erosion and profit shifting (BEPS), algo así como erosión de la base fiscal y transferencia de beneficios.
El nuevo documento establece un plan de acción concreto para encarar la problemática de la elusión internacional, estableciendo 15 áreas sobre las cuales se dedicará a trabajar en los próximos dos años y medio.
El impacto de este plan de acción y el contexto en el cual sale a la luz son cuestiones no menores. El tema del planeamiento fiscal a nivel internacional viene siendo discutido ya no sólo desde el punto de vista técnico sino también político. Recientemente en Gran Bretaña ya se comenzó a hablar no sólo del planeamiento fiscal legal sino del planeamiento fiscal moral. De hecho, han habido cuestionamientos a empresas por suponerse que determinado tratamiento en materia fiscal, si bien, incuestionable desde la óptica legal no lo sería tanto desde la óptica moral. Todo esto ha motivado la percepción de que las reglas de tributación para transacciones internacionales deben ser evaluadas.
En un contexto de globalización, de creciente necesidad de recaudación, y de incremento de la presión pública para que las empresas paguen su parte justa de los impuestos, la OCDE ha concluido que los principios impositivos basados en experiencias nacionales individuales pueden haber quedado desactualizados. Se ha puesto como objetivo entonces ayudar a que los países puedan establecer normas efectivas y justas a la vez que puedan crear un ambiente cierto y predecible para los negocios.
Así, la OCDE se abocará ahora a tratar también la eliminación de la no tributación inapropiada, ya sea que surja de estrategias límite planeada por contribuyentes agresivos o por políticas individuales emanadas de gobiernos nacionales. El plan tiene como objetivo constituirse en un hito en la historia de la cooperación internacional en materia tributaria.
Las 15 áreas sobre las cuales la OCDE trabajará incluyen cuestiones derivadas de la economía digital, la coherencia internacional de los sistemas impositivos, la restauración de ciertos principios internacionales, el alineamiento de los Precios de Transferencia con la creación de valor, el fortalecimiento de la transparencia, y la necesidad de una implementación gradual de los cambios.
Por eso habrá que estar atento. Esto no implicará que cuando una compañía tenga la opción de organizar sus transacciones en la configuración que genere una menor carga fiscal en función a las normas vigentes no podrá aprovechar esa situación. Pero no hay dudas que muchos principios van a cambiar. Estamos ante una tendencia mundial inevitable y será función de todos asegurarnos que estas nuevas tendencias representen efectivamente un arma para paliar las estrategias fiscales nocivas a la vez que permitan a las compañías llevar adelante sus operaciones de una manera certera y con un marco fiscal conocido y razonable.
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