Deconstruyendo villas

Es una realidad que en las ciudades de América Latina están creciendo los asentamientos precarios, las villas miseria, las favelas. Con diferentes nombres, en esencia, presentan como común denominador: muy baja calidad de vida debido a su precariedad física y jurídica, caótica organización del uso del suelo, pobre dotación de servicios públicos y de equipamiento comunitario, y la presencia de grupos marginales vinculados con actividades delictivas.
La Ciudad de Buenos Aires no escapa a esta realidad. La calidad de los servicios sociales, las oportunidades de empleo, y la concentración de riqueza, hacen de esta ciudad un territorio absolutamente conveniente para las estrategias de supervivencia de los sectores sociales más pobres.
Esta realidad ha generado que los asentamientos precarios estén colapsando.
Si se hicieran, por ejemplo, cordones de circulación para unir el país; si el Puerto de Buenos Aires compartiera la importancia con el puerto de La Plata y éste adquiriera mayor influencia, se generarían otros polos de trabajo, se descomprimiría la ciudad y bajaría la densidad de población.
Este proceso ofrecería la posibilidad de nuevos puestos de trabajo y junto a una política diseñada adecuadamente, podría haber un estímulo de vivienda social a través de subsidios para factibilizar traslados.
Para impulsar la transformación, se requiere de la intervención del poder público a través de estrategias múltiples. Políticas que deben estar dirigidas a la urbanización definitiva de las villas. De lo contrario, el problema seguirá creciendo inevitable y descontroladamente.
Para esto es necesario: establecer acuerdos refrendados por ley con la comunidad, que incluyan proyecto y plazos de obra; abrir calles que permiten comunicar la villa con los tejidos urbanos lindantes consolidados; regularizar la situación de dominio de la tierra a favor de las familias residentes.
En síntesis, es imprescindible que se contemple en este proceso una serie de factores económicos y urbanísticos:
- una cada vez mejor articulación vial del barrio con el resto de la ciudad de modo de dejar atrás connotaciones de gueto y facilitar su integración con otros barrios y polos centrales.
- el mejoramiento de la funcionalidad del barrio basado en la reorganización racional del uso del suelo, el mejoramiento de servicios públicos, un buen equipamiento comunitario y un salto cualitativo en materia de seguridad.
- un reacondicionamiento de las construcciones existentes (viviendas y locales comerciales) realizada con esfuerzo propio y acceso a financiamiento, contando con el aporte de diseños de excelencia que permitan reforzar el carácter y personalidad del barrio.
- la instauración en el barrio de una serie de instrumentos locales de apoyo a emprendimientos productivos, como una desarrolladora de negocios o una red de inversores que quisieran prestar su cooperación al nuevo barrio.
Este planeamiento debe ir acompañado por compromisos ciertos del gobierno local de acompañar la transformación con la provisión de buenos equipamientos comunitarios y servicios de infraestructura básica. Aquí el papel del sector público es determinante.
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