El fraude corporativo desvela a todas las compañías. En América latina, y también en la Argentina, esa preocupación crece considerablemente, aún cuando la prevalencia de fraude se redujo al 74% desde el 90% del año pasado, de acuerdo con el Informe Anual Global de Kroll sobre Fraude realizado por The Economist Intelligence Unit entre unos 1200 altos ejecutivos de todo el mundo.

El porcentaje de encuestados de América latina que consideran que están en riesgo creció para todos los tipos de fraudes: las empresas que se consideran vulnerables al robo de activos físicos aumentó del 29% al 58%, y las que se sienten en riesgo frente al manejo de conflicto de intereses creció del 26% al 53 por ciento.

En la Argentina, las áreas más comprometidas siguen siendo compras, marketing y ventas, principalmente en multinacionales. El 60% de los casos son fraudes internos y comprobamos que la alta gerencia cada vez comete más este tipo de ilícitos, lo que implica que los montos involucrados son superiores, explicó Matías Nahón, director Ejecutivo Asociado y jefe de la oficina de Kroll en la Argentina.

Argentina no escapa a la norma de América latina. Si bien se redujo la ocurrencia de fraude, la percepción de vulnerabilidad es más alta. La cantidad de hechos fue menor, pero los montos y el cargo de los funcionarios fueron más altos. A mayor cargo, el alcance o la posibilidad de generar un fraude más grande crece, detalló el directivo.

Con todo, la corrupción es el problema que más crece en la región. El 23% de las empresas se vio afectada por este delito en los últimos doce meses, por encima del 13% del año pasado. Además, el 70% de las empresas dicen ser vulnerables a la corrupción. En 2010, el porcentaje era del 20 por ciento. Las firmas también registraron aumentos en otros fraudes: los que involucran a proveedores o compradores (23%) y el fraude financiero interno (18%). El 30% de los ejecutivos cree que la complejidad de los sistemas informáticos los expone más al fraude. Nuestro país acompaña la tendencia mundial de los fraudes que involucran a la tecnología, que son los que más crecieron. Como la fuga de información sensible o posibles ataques con el objetivo de dañar alguna red informática. En la mayoría de los casos ocurre adentro de la compañía a partir de un empleado infiel. Pocos casos se dan desde fuera , señaló Nahón.

América Latina históricamente tiene una posición reactiva con este tema. Una vez que ocurría el hecho se avanzaba con una investigación. Hoy por hoy, se está comenzando a virar hacia la prevención. Se maneja a través de un diagnóstico de la vulnerabilidad de los sistemas informáticos y una reingeniería, agregó.

La encuesta mundial, por otra parte, reveló que la prevalencia del fraude a nivel mundial disminuyó. En 2010 el 88% de los encuestados respondió haber sufrido un incidente de estas características, mientras que en la edición 2011 la cifra bajó al 75%. Sin embargo, varios tipos de fraudes específicos se están volviendo cada día más comunes: el fraude de la cadena de suministros, el fraude financiero interno y la corrupción conforman una creciente preocupación.