

El freno de Brasil está golpeando directamente a la industria automotriz argentina. Pasaron los primeros ocho meses del año y el mercado más grande del Mercosur no logra despegar. De hecho, a fines de agosto ya ingresó en terreno negativo en referencia a los datos acumulados del año. Este escenario repercute en las terminales argentinas y también entre las autopartistas, que deben echar mano a herramientas como las suspensiones de personal para reducir la caducidad de producción y evitar un exceso de stock. La semana pasada. fue la fabricante de neumáticos Fate la que decidió suspender a un tercio de sus trabajadores frente a la caída de la demanda por parte de las fábricas brasileñas.
Y una semana antes había hecho lo mismo la planta de cajas de cambio de Volkswagen radicada en Córdoba.
Ahora le llegó el turno a Fiat, que también debió readecuar su producción por la caída de las ventas que sufre el mercado de Brasil. En las últimas semanas, la planta que la automotriz posee en Córdoba suspendió parcialmente su producción afectada por la baja demanda desde Brasil que fue ocasionada por los disturbios de julio pasado en varias ciudades.
Como sucedió con Fate, el plan que la marca italiana puso en práctica fue paralizar los dos turnos del viernes y abonar a sus trabajadores el 75% de los salarios de esa jornada.
Fuentes del sector aseguraron a El Cronista que la presión mas fuerte fue en agosto y que estos reacomodamientos productivos en septiembre serán menores. De todos modos, en los últimos meses, la compañía pasó de producir 12.000 unidades mensuales a 7.800, lo que representa una merma de 40%, según se desprende de los últimos datos publicados por la Asociación de Fabricantes de Autos (Adefa).
Pero esta reducción productiva no es exclusiva de Fiat. También General Motors (GM), que tiene en Brasil una gran penetración de mercado, redujo su producción de 9.748 unidades en julio de 2012 a 8.600 del mismo mes de este año.
Lo mismo sucedió con Volkswagen que tuvo que suspender por 10 días a 270 trabajadores de la planta cordobesa donde se producen cajas de transmisión. Ayer, este personal debía reincorporarse. Esta suspensión, que implicó una caída en la producción, se trasladó hacia el resto de la cadena del sector automotriz afectando a los proveedores autopartistas.
De hecho, muchos buscan abrir nuevos mercados para romper con la brasildependencia, teniendo en cuenta que el principal país del Mercosur se lleva más del 80% de las exportaciones de las automotrices argentinas.
Más ahora, cuando un nuevo cambio en el vecino país encendió más luces de alarma. Es que a la baja de la demanda se le sumó una nueva devaluación del real, la moneda brasileña.
De acuerdo al último informe de la consultora Abeceb.com, el tipo de cambio bilateral no tiene un impacto determinante en el flujo de comercio de vehículos entre ambos países. El trabajo explica que la mayoría de las automotrices tienen una estrategia de complementariedad en su oferta de modelos entre las filiales a uno y otro lado de la frontera.
Entonces, lo que determina el ritmo de las exportaciones de vehículos a Brasil es fundamentalmente la demanda por los modelos fabricados en la Argentina. Sin embargo, la depreciación del real sí trae un riesgo oculto para la producción argentina de autos. Y es que Brasil es uno de los países con autos más caros del mundo, y la depreciación de la moneda generará, en el corto plazo, una mayor presión sobre los precios de los vehículos que ya han ido aumentando este año y que sufrirán desde enero próximo un nuevo aumento.








