La clase media de Latinoamérica tuvo un espectacular crecimiento de 50% en la última década, pero más de un tercio de los habitantes de la región camina por la cuerda floja para no volver a caer en la pobreza.

Así se desprende del último informe del Banco Mundial (BM), según AFP y publicado en la página web del diario El Mundo de Venezuela.

El auge de la clase media fue detonado por el galopante crecimiento económico per cápita regional entre el 2000 y el 2010, que casi duplicó el de la década previa y empujó el nivel de ingresos de los latinoamericanos, según un estudio del banco.

Unos 50 millones de personas se sumaron a este estrato en el periodo, que con sus salarios de 300 a 1.500 dólares mensuales son el 30% de los latinoamericanos e igualan al porcentaje de pobres, que antes duplicaba al de la clase media.

Pocos de los que saltaron a la clase media vinieron del estrato de los que menos tienen, que son los que ganan hasta 120 dólares al mes. La mayoría llegó de la clase vulnerable, con un pie en la pobreza y otro que no alcanza la clase media.

Son los que dependen del autoempleo y se llevan a casa entre 120 y 300 dólares al mes, los que llegan a fin de mes pero no tienen beneficios de clase media. Y es el estrato más extendido de la región, con casi 38% de los habitantes.

El problema es que son los que corren mayor riesgo de volver a caer en la escalera social en caso de una crisis, justo cuando la economía de Latinoamérica sufre una desaceleración.

Un continente donde los vulnerables constituyen el segmento más amplio de la población es mucho menos atractivo que un continente de clase media, pero es claramente mejor que un continente predominantemente pobre, dijo el Banco Mundial en el estudio La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina.

El Banco Mundial asegura que sus integrantes tienen un nivel educativo mayor, que es probable que vivan en ciudades, que sean empleados formales en empresas privadas, que tengan acceso a bienes duraderos y las mujeres tengan empleo y que las familias conciban menos hijos.

A pesar del aumento en el gasto social de los gobiernos en la última década y de los exitosos programas de transferencias condicionadas, no todos alcanzaron un boleto a la clase media.

Muchos pobres siguieron siendo pobres y un poco más de la mitad de ellos logró una movilidad sólo a la clase vulnerable.

Aunque la desigualdad se redujo en los últimos años, aún las disparidades reinan en la región: humildes indígenas conviven con magnates como Carlos Slim o Eike Batista. En Latinoamérica, a diferencia de otras regiones más desarrolladas, todavía el nivel de ingresos y de educación de los padres influye mucho en el futuro de sus hijos y en su posibilidad de ganar terreno en la escala social.