Esperando la carroza, de las inversiones

La lluvia de dólares de la que tanto hemos escuchado hablar en economía tiene un nombre: Inversión Extranjera Directa (IED). Son los flujos de capitales de largo plazo que recibe un país, la misma se registra en el balance de pagos dado que son divisas que consigue el país receptor.


No solo no ha llegado la IED, sino que el país recibió apenas u$s 1774 millones. Para determinar si es mucho o poco, podemos comparar el mismo dato con períodos anteriores, en el mismo período (primer trimestre) en promedio durante los últimos cinco años el país recibía u$s 3028 millones a pesar de la existencia de los controles de capitales.


Llama aún más la atención cuando pensamos que el costo de capital para realizar proyectos de inversión en Argentina está en niveles muy inferiores a los de los últimos cinco años. Actualmente Argentina paga 600 bp por encima que USA, esa medida en promedio fue de 800 bp para los últimos cinco años.


La comparación regional luce magra, Argentina recibe apenas un 1% de su PBI en inversiones cuando otros países de la región como Brasil, Colombia o Perú reciben entre 3 y 4 pp. La excusa de los últimos años para la carencia de IED se basaba en la escasa seguridad jurídica, un concepto criticado pero intuitivo y que encuentra bastante sustento empírico si bien, dadas mínimas garantías a la propiedad privada (lo que no necesariamente sucedía por estos pagos) , dicho criterio de decisión termina quedando rezagado frente al apetito de renta.
Vale decir que si el país no permitía retirar el dinero y/o debía ingresar con una pérdida asumida por la diferencia que suponía un tipo de cambio retrasado, lógicamente generó un fuerte desincentivo al ingreso de divisas. No obstante, ya corregido el problema del cepo cambiario y con garantías claras respecto de la vocación por el cumplimiento de los contratos y de las sentencias judiciales como la de Griesa, nos queda la pregunta, ¿cuál es la razón por la cual con estas tasas bajas y mayor seguridad jurídica, no se ha logrado el boom de inversiones extranjeras que se pregonó durante tanto tiempo?


La respuesta nos da una pista acerca de la percepción que tiene el exterior acerca de la capacidad de la gestión actual para domar la economía, una economía que estuvo atada de pies a cabeza y hoy en día encuentra mucha mas facilidad para operar, si bien la presión fiscal sigue siendo enorme.


Si la percepción del inversor extranjero es que aún no se logra lidiar con la inflación doméstica, esto se traduce en menor flujo de capitales hacia el país pero inmediatamente surge otra pregunta obvia que abre una luz de esperanza sólida: si fuera tan floja percepción acerca de la capacidad del gobierno de normalizar la economía, ¿entonces por qué se pagan tasas inferiores a las de períodos anteriores?


El apetito por el riesgo y la caída de Brasil podrían ser la respuesta, en un mundo donde las grandes oportunidades de inversión financiera se agotan, el país puede aprovechar para obtener recursos a menor tasa de interés. El mayor premio pagado por Argentina en relación a Brasil, ahora luce atractivo desde que este último muestra problemas graves acerca de su economía.


En ese marco es de esperar que a partir de 2017 el país a sea receptor de mas de u$s 20.000 millones al año en caso de que reciba un monto similar que el de la región, o sea, entre 3 y 4 puntos del PBI. Esta cifra el gobierno actual debe monitorearla con atención, porque es una de las varas con la que se mide la capacidad de gestión y gobernabilidad en el extranjero. No solo de fotos con mandatarios y visitas de líderes vive el país, si esto no se traduce en mayor inversión, no hay mayor empleo, sin empleo el país se empobrece y el descontento social se agudiza.


En el tiempo por venir, nuestro país debe tratar de coordinar mejor las expectativas que generan las palmadas en la espalda que recibimos cada vez mas seguido, con la llegada concreta de recursos que permitan poner a la argentina en el sendero de crecimiento lo mas rápido posible.


Es cierto que el gobierno ha realizado sólidos esfuerzos por mostrarse amigable con un mercado que hasta aquí lo que mejor hizo es prestarnos plata mas que compartir los riesgos de las inversiones de largo plazo que apuestan al desarrollo sustentable de una economía basada en el aumento de la productividad. Para ello se puede intentar pensar alguna vez sobra la base de un paradigma diferente.


Los capitales que deben llegar primero son los de los residentes que aun tienen sus ahorro fuera de la Argentina, la mejor señal para el mercado sería que empecemos por ver cómo invierten en la Argentina los ahorros de aquellos que conducen los destinos del país. Los de antes, los da ahora y los que vendrán. De otro modo, seguiremos cambiando gestos por voces de apoyo, pero el capital que mueve la rueda del desarrollo seguirá demorando su llegada.

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