Cristina tiene que ver los gráficos del "serrucho"

Si alguien le mostrara estos gráficos, Cristina comprendería lo que ha sucedido con los bolsillos de trabajadores y jubilados en los últimos tiempos. Tal vez entendería también por qué se agotó hace rato la posibilidad de mejorar sostenidamente el poder adquisitivo de los salarios en una economía con alta inflación.

Yo mismo, que repaso estadísticas a diario, me sorprendí cuando encontré el primer gráfico en un informe del CIFRA (Centro de Investigación y Formación de la República Argentina), de la CTA de Hugo Yasky, entidad insospechada de opositora.

En el Gráfico 1 puede observarse, desde su creación en noviembre de 2009, la evolución de la Asignación Universal por Hijo (AUH) en términos reales, es decir, descontada la inflación. Representa el poder de compra real de la AUH. Para calcular la inflación del período se tomó el IPC 9 provincias (el índice de precios al consumidor de 9 provincias que continuaron midiendo al margen del Indec demolido por Moreno) hasta diciembre de 2013 y el nuevo IPC nacional urbano del INDEC desde enero 2014 (para mayo y junio se estimó una inflación del orden del 2% mensual, aunque no cambia el resultado si fuera algo más o algo menos).

En mayo, o sea hasta esta semana, el poder adquisitivo de la AUH es 24% menor que en junio de 2013. Hoy quien cobra la asignación compra casi un cuarto menos que un año atrás. Y es 9% inferior a noviembre de 2009, cuando se puso en marcha el plan. A partir de junio, cuando se otorgue el aumento anunciado por Cristina, la mejora real será de solo 4,3% respecto de un año atrás. Pero será 23,5% mayor que el poder adquisitivo de noviembre de 2009.

Lo interesante del gráfico no son solo esos datos, que reflejan la situación en un mes puntual: el del anuncio y máxima capacidad de compra, y el del mes anterior al anuncio cuando los bolsillos están exhaustos. Lo original es que permite apreciar la evolución en el tiempo del ingreso real del trabajador con AUH. Y cómo la inflación se encarga inmediatamente de quitarle del bolsillo gran parte de lo que se anuncia como aumento nominal porque los precios aumentan todos los días y la asignación una vez por año e incluso dejarlo durante varios meses en una situación peor que dos o tres años atrás hasta que llega el nuevo anuncio. La mejora que se presenta con pompa por cadena nacional es tan efímera que en términos reales dura a los sumo 3 o 4 meses, a veces menos. Después no se anuncia, claro el bolsillo del trabajador o jubilado queda con un poder adquisitivo inferior incluso al de años anteriores y así tiene que arreglárselas durante varios meses hasta que la presidenta informa en cadena nacional la nueva mejora.

El gráfico es un serrucho, metáfora perfecta de lo que sucede con los bolsillos y la inflación. Como se ve, hasta 2012, todas las subas de la AUH, en línea con la inflación, apenas permitían al trabajador recuperar poder de compra el mes del anuncio, o a lo sumo un mes más; después su capacidad adquisitiva descendía rápidamente por debajo incluso de los años previos. En junio de 2013, el Gobierno aumento la asignación 35% muy por encima de años anteriores lo cual estiró unos meses más la mejora real sobre los bolsillos: hasta enero de 2014. Desde entonces la AUH ya compraba menos que en los años previos al momento de hacerse los respectivos anuncios. Con el incremento del 40% que empezará a regir desde la semana próxima el aumento real será de solo 4,3% respecto de junio de 2013, con lo cual en agosto o septiembre próximo el poder adquisitivo de la AUH retrocederá por debajo de junio de 2013, cuando se anunció la mejora el año pasado. Y, a menos que el Gobierno frene la dinámica inflacionaria, en marzo otra vez con la asignación se podrá comprar menos que en el mes de su lanzamiento, en noviembre de 2009.

El Gráfico 2), también del CIFRA, muestra el serrucho para el salario mínimo vital y móvil. En los últimos 2 años es la misma lógica: aplausos por la recomposición en Casa Rosada, tobogán de poder adquisitivo durante varios meses, aplausos por volver al punto de partida. El aumento nominal del 9,1% en enero último (llegó a $ 3.600) fue rápidamente serruchado por la inflación y en marzo el poder adquisitivo ya era menor al día del anuncio. En marzo de 2014 era, en términos reales, 7% inferior a marzo de 2013 y 11% menor que en enero de 2012.

El Gráfico 3), elaborado por Abeceb.com, ilustra la evolución de la jubilación mínima, en términos reales, desde marzo de 2009, cuando empezó a regir la movilidad previsional. Los resultados no sorprenden, es el mismo patrón. Recién a partir de 2011 con alzas por arriba de la inflación el Gobierno logró que el serrucho de la inflación no llevara a las jubilaciones, antes de cada aumento en marzo y septiembre, por debajo del punto de partida de 2009. Pero este año la dinámica es perversa: con el 11,3% de ajuste en marzo, la jubilación mínima quedó 8% abajo del poder adquisitivo de septiembre pasado y ni siquiera recuperó la capacidad de compra de marzo de 2012, dos años atrás. En junio ya estará como en febrero antes de la actualización con un recorte de la jubilación real del 15%, en relación a septiembre de 2013 y seguirá cayendo hasta septiembre próximo.

La recesión del consumo no se explica solo por el salto de la tasa de interés tras la devaluación. El serrucho del poder adquisitivo, cada vez más afilado, es el otro factor que terminó de enfriar ese motor del crecimiento en el pasado.

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