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Rusia y China dieron un paso sin precedentes en el escenario geopolítico global al coordinar y combinar operaciones navales conjuntas, un hecho histórico que marca un nuevo nivel de cooperación militar entre ambas potencias. La maniobra encendió alarmas en Occidente y reconfigura el equilibrio estratégico en mares clave del planeta.
Se confirma la alianza más temida y poderosa del mundo
Por primera vez, las armadas de Rusia y China realizaron ejercicios integrados de gran escala, compartiendo mando operativo, logística y despliegue táctico. Esta coordinación va más allá de entrenamientos simbólicos, sino que demuestra interoperabilidad real, capacidad de actuar juntas y voluntad política de proyectar poder naval de forma coordinada.
Las operaciones conjuntas se desarrollan en rutas marítimas sensibles y áreas de alto valor geoestratégico. Moscú y Pekín buscan demostrar que pueden coordinarse lejos de sus costas, proteger intereses comunes y responder de manera conjunta ante presiones externas.

¿La alianza rompe directamente con el orden mundial?
La combinación de flotas amplifica el alcance global de ambas naciones. Rusia aporta experiencia naval y presencia en zonas estratégicas; China suma volumen, tecnología y una marina en rápida expansión. Juntas, equilibran la superioridad marítima tradicional de Estados Unidos y sus aliados, obligando a recalibrar estrategias de disuasión.
Sin anunciar un pacto formal, ambas superpotencias muestran que pueden operar juntas en el mar, alterando el equilibrio naval global y abriendo una nueva etapa en la competencia entre grandes potencias.




