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Lo que muchos consideran un simple desecho puede transformarse en un aliado poderoso para el jardín. Las cáscaras de huevo, en combinación con vinagre, generan un fertilizante líquido cargado de nutrientes que ayuda al crecimiento de las plantas y mejora la calidad del suelo.

Especialistas en jardinería destacan que esta mezcla libera calcio biodisponible, un mineral esencial para fortalecer las paredes celulares de las plantas, prevenir enfermedades y estimular un desarrollo más sano y resistente.

¿Por qué combinar cáscaras de huevo con vinagre?

Cuando las cáscaras de huevo se sumergen en vinagre, se produce una reacción química que disuelve el carbonato de calcio, transformándolo en un líquido que las plantas pueden absorber fácilmente.

Las cáscaras de huevo, en combinación con vinagre, generan un fertilizante líquido cargado de nutrientes que ayuda al crecimiento de las plantas y mejora la calidad del suelo. Imagen: archivo.
Las cáscaras de huevo, en combinación con vinagre, generan un fertilizante líquido cargado de nutrientes que ayuda al crecimiento de las plantas y mejora la calidad del suelo. Imagen: archivo.

Entre sus principales beneficios se encuentran:

  • Aporta calcio fácilmente absorbible, indispensable para la estructura celular de las plantas.

  • Mejora el estado del suelo, equilibrando el pH y liberando nutrientes retenidos.

  • Actúa como un fertilizante casero que reemplaza a los productos químicos comerciales.

Cómo preparar este fertilizante natural

  1. Lavar bien las cáscaras de huevo y colocarlas en un frasco de vidrio.

  2. Cubrirlas con vinagre blanco.

  3. Tapar sin sellar herméticamente y dejar reposar de 2 a 3 días, hasta que desaparezcan las burbujas.

  4. Filtrar el líquido resultante y diluir una cucharada en un litro de agua.

  5. Regar en la base de las plantas cada dos semanas.

¿Qué plantas se benefician más?

Este fertilizante casero es especialmente útil para:

  • Tomateras y pimientos, ya que previene la podredumbre apical.

  • Plantas de interior como potus, filodendros y sansevierias.

  • Hortalizas de hoja verde, como espinaca, acelga y lechuga.

  • Plantas acidófilas como hortensias y azaleas, que requieren un suelo más equilibrado.

Además de mejorar el crecimiento de tus plantas, esta práctica fomenta la reutilización de desechos orgánicos, contribuyendo al cuidado del medioambiente y al ahorro en fertilizantes comerciales.