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El 17 de julio por la noche una cámara sorprendió a una pareja mientras veía un recital de Coldplay en la ciudad estadounidense de Boston. En el momento en que la pantalla gigante los enfocó, ambos quisieron esconderse. Ante esta situación, el vocalista de la banda británica, Chris Martin, bromeó y dijo: "O están teniendo una aventura o son muy tímidos".
La historia habría quedado en una anécdota si al día siguiente no se hubiera sabido que sus protagonistas eran Andy Byron, CEO de la empresa tecnológica Astronomer, y Kristin Cabot, directora de Recursos Humanos de la misma compañía. A los pocos días ambos ya habían sido desplazados de sus puestos por mantener una relación inadecuada.
Pero este no fue el único caso resonante en el año. La semana pasada, la multinacional Nestlé decidió desplazar a su CEO global Laurent Freixe por ocultar una relación romántica con una subordinada. La decisión, explicó la compañía, se tomó porque la conducta constituía una violación del código de conducta empresarial.
"Hay que tener en claro que es normal que surja este tipo de vínculos en una oficina. Es un lugar donde uno pasa muchas horas de su vida. Sin embargo, hay que conocer cuáles son las reglas de juego de la organización", dijo Miguel Capurro, director de Capital Humano de Randstad para Argentina, Chile y Uruguay.
Política clara
Lo ideal, agregó, es que las normas sean claras y que exista una política que determine cómo actuar. Pero incluso si no fuera así, una de las primeras acciones que se deben tomar es ir a Recursos Humanos y contarlo abiertamente.
Capurro detalló que después de contar la situación, la empresa debería tomar nota y poner una venta de tiempo para analizarla. Hay que ver qué impacto puede tener en el negocio y cuánto puede influir esa relación en las decisiones que tomen los implicados.

"No es malo tener una relación. Pero se pueden generar sesgos que terminan siendo perjudiciales para la compañía. Y mucho más si el vínculo aparece entre un jefe y un subordinado directo. En el caso del CEO de una gran compañía con miles de empleados a cargo, es posible que alguno de los dos deba salir de la empresa", explicó.
Lo que está claro, añadió, es que la peor decisión es ocultar la relación. Y mucho más en una época de redes sociales, en la que mantener el secreto es una tarea casi imposible.
"Hay que entender los valores y el código de ética que tiene la compañía en cuanto a las relaciones. Si se mantiene el vínculo en secreto, el liderazgo de una compañía no da imagen de integridad ni de transparencia. Además, es importante que mantener una coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Con la alta exposición que ofrecen las redes sociales, la vida privada influye en la credibilidad profesional", aportó Luis Etchenique, consultor de Whalecom en temas de diversidad, equidad, inclusión, pertenencia y cambio cultural.
El especialista señaló que hay organizaciones que no permiten relaciones de pareja entre sus colaboradores. Otras, en cambio, lo aceptan, pero siempre que no sea entre un jefe y un subordinado.
"En estas empresas, con una política clara, cuando aparecen estos casos se busca reubicar a alguno de los empleados. De otro modo, surgen los conflictos de intereses y de poderes que perjudican a la organización", cerró.



