Si bien reconocen que hoy pagan niveles de retención 20% menores a los de un año atrás, los empresarios del campo reclaman una mayor previsibilidad en la hoja de ruta hasta un esquema de retenciones cero. Además, en un encuentro que una decena de CEO del sector mantuvo con la prensa en la última jornada del Coloquio de IDEA, remarcaron que las reformas impositiva y laboral son "imprescindibles", al tiempo que hicieron refresh sobre otros reclamos históricos del agro: la infraestructura, la necesidad de más acuerdos comerciales y los derechos de propiedad intelectual, en especial, la derogación de la actual Ley de Semillas.

"Aspiramos a que se eliminen las retenciones. Que haya previsibilidad, un plan sistemático para bajarlas", planteó el empresario agrícola Ignacio Lartirigoyen, quien inició la reunión con un repaso de los puntos que hoy son relevantes para el sector. Entre ellas, las reformas laboral e impositiva, que, dijo, "son imprescindibles para bajar el costo argentino".

Actualmente, soja y derivados tributan un 26%, maíz, sorgo, cebada, forrajera y otros, un 9,5%; trigo, 12%; aceite de girasol, 4%; y carne aviar y vacuna, un 5%. Sin embargo, volvieron a esos niveles a fines de julio, un mes después de que el Gobierno las había vuelto a subir, por la finalización, el 30 de junio, de la baja temporal que había habido en los derechos de exportación. Otro factor de incertidumbre fue más reciente: el breve período de retenciones cero que rigió hasta que la Administración de Javier Milei recaudó los u$s 7000 millones que buscaba.

"La tendencia está marcada. En un año, ya bajaron un 20%. Que sigan por ese camino", valoró Juan Farinati, presidente de Bayer.

"Sacar la presión impositiva actual será muy importante porque el productor estará más ávido por producir y eso generará que haya más empresas invirtiendo en traer más tecnología e innovación", agregó. Le puso números a su ejemplo. "Hoy, la Argentina, entre todos los granos, produce entre 120 millones y 150 millones de toneladas según el año. Sólo con la tecnología disponible en la actualidad, podría crecer 40%, a más de 200 millones".

"Cuantas menores retenciones haya, más positivo será. Si llegamos a un esquema de retenciones cero, será fabuloso para la Argentina, no sólo para el sector", completó.

Coincidió Marcos Bradley, su par de Syngenta. "Para nosotros, el Gobierno tiene que bajar las retenciones. Es lo que está haciendo. Que siga por ese camino", destacó.

El ejecutivo reconoció el contexto, en especial, la situación financiera del Tesoro. "Es importante mantener el equilibrio fiscal. Eso, en primer lugar, se logra bajando el gasto y el Gobierno también lo está haciendo. Todos somos conscientes de que es un proceso: no se podrá sacar todo de un día para el otro", remarcó.

Bradley también apuntó contra los derechos de propiedad intelectual, cuyo marco regulatorio -la Ley de Semillas, que data de 1973-, es una de las principales barreras -sino la mayor- para la adopción de tecnología genética, en especial, en un cultivo clave como la soja.

"En 1985, Brasil y la Argentina producían la misma cantidad de granos. En 2025, la Argentina producirá 90 millones de sus cultivos principales y Brasil, 150 millones", ejemplificó. "Eso es porque Brasil tuvo un marco claro, reglas claras de propiedad intelectual, que permitieron focalizar en el uso de tecnología", añadió.

El CEO local de Syngenta citó un informe de la consultora internacional EY, según el cual la Argentina podría crecer 74% en producción. "Eso significa u$s 35.000 millones más en exportaciones como sector", mensuró.

"El estancamiento que tenemos en genética es producto de no tener una legislación que reconozca los derechos de propiedad intelectual", observó Juan Lariguet, número uno de Corteva, otro gigante global de ese negocio. "Tenemos una legislación que dista mucho de los avances y de las regulaciones que el mundo tuvo en las últimas cuatro décadas", amplió.

"Sin un marco lógico de regulación de propiedad intelectual, la Argentina no tendrá la inversión necesaria en genética para mejorar los rendimientos", indicó.

El "reconocimiento de los derechos de propiedad intelectual" había sido otro de los puntos enumerados por Lartirigoyen. Es, explicó, condición fundamental para lo que definió como "volver a la agronomía" porque, en la Argentina, "tenemos rendimientos estancados".

La competitividad y productividad vuelven a estar en el centro del debate porque, desde diciembre de 2023, cambió el juego para los productores. "Hasta hace dos años, el negocio era mucho más financiero. Hoy, el productor está más enfocado en producir más eficientemente", describió Mariano Bosch, CEO de Adecoagro y presidente del Coloquio de este año.

La Inteligencia Artificial (IA) ya se está aplicando y es una de las llaves para expandir las fronteras de producción. En ese sentido, los hombres del campo destacan el aterrizaje en la Argentina de Starlink, la empresa de Internet satelital de Elon Musk. "Ha mejorado la conectividad rural. Hubo un gran avance", ponderó Lartirigoyen.

Sin embargo, hay otras cuestiones de infraestructura física, normativa y económica que requieren mucho más que la instalación de una antena.

"Claramente, necesitamos mejorar las rutas. Hay rutas importantes con mucho tráfico", señaló Lartirigoyen. "Hace muchos años que venimos con más aumento de producción y movimiento que mejora de infraestructura. Eso es un pasivo que estamos acumulando", siguió. Precisó que, hoy, un flete de Salta a Buenos Aires cuesta u$s 50 por tonelada. "Para un cultivo como el maíz, lo hace inviable", afirmó.

"La Argentina es extensa. Tiene 2700 kilómetros de autopistas y 80.000 de rutas. Pero nos quedan 620.000 kilómetros de caminos de los cuales más del 80% son de tierra", dimensionó Gustavo Portis, de BASF. "Hoy, tenemos 90.000 hectáreas inundadas. Pero, porque los caminos no se pueden usar, eso impacta en 4 millones de hectáreas de producción", apuntó Farinati, de Bayer.

En un contexto de eliminación de obra pública, esas inversiones quedan librados a la iniciativa privada, según el manual libertario. Sin embargo, dudan que se pueda replicar en el campo lo que pasó en energía, donde las grandes obras de infraestructura están llevadas adelantes por acuerdos entre empresas. "El campo es mucho más atomizado que la industria petrolera. Somos más de 80.000 productores. Es muy difícil coordinar tantas voluntades", se explica.

Lartirigoyen mencionó la necesidad de trenes ymejorar la infraestructura de accesos y rutas para bajar el costo logístico. "También el uso de bitrenes reduciría bastante los costos sin mucha inversión. Pero, para eso, necesitamos rutas que sean aptas", dijo.

Otro driver de crecimiento podría ser la firma de más acuerdos comerciales. "Hay que lograr convenios con otros países. La Argentina tiene muy pocos. Es imperativo tener más para salir a competir en el mundo con igualdad de condiciones", planteó.

Ejemplificó con la producción de cerdos. "En la Argentina, vendemos las patitas a $ 200 el kilo. En China, las pagan u$s 2000 la tonelada. Pero no podemos venderle hoy a China", describió. Otro ejemplo es la venta de carne a Vietnam: la carne argentina tiene 20% de arancel; compite con la australiana, que entra sin tributos. "También pasa con el algodón, el maíz y muchos otros productos", apuntó Bosch.

La lista de puntos expuesta se completó con una baja de la evasión fiscal ("Así podemos pagar menos impuestos más personas") y aumentar los cortes de biocombustibles en las naftas, lo que incrementaría la producción de cultivos destinados para esa actividad.