Cuando Mónica Erpen fue nombrada directora de la Comisión Nacional de Valores (CNV), en febrero de 2020, se propuso que llevaría adelante una agenda para acercar el mercado de capitales a lugares donde aún no estaba presente. Con ese objetivo mente, y en medio del estado de urgencia declarado por el Covid, comenzó a trabajar en herramientas que permitieran desarrollar las finanzas verdes y con impacto ambiental.

"Vos tenías todo el marco para la emisión, pero no teníamos guías sobre qué es una inversión sostenible o un inversor socialmente responsable, o no teníamos regulado fondos comunes de inversión que específicamente invirtieran en este tipo de tipo de activos", cuenta sobre la tarea que comenzó.

Pero todo eso cambió a partir de un hecho concreto. Cuando la ONG Techo vio que era posible acceder a financiamiento por medio de una emisión de deuda en el mercado de capitales, la CNV decidió que ese sería su caso testigo para poner la agenda verde y social arriba de la mesa de discusión.

-¿Cómo está hoy la Argentina mantera en materia de financiamiento sustentable?

-Es un tema que creo que ya no tiene vuelta atrás. Todo el financiamiento que uno pretende que llegue a Argentina de inversores extranjeros dentro de muy poco tiempo, por cómo se viene acelerando la normativa, la demanda y a pedido de los consumidores financieros va a tener que tener una pata sustentable. Es muy difícil que vos vayas a obtener un préstamo de algún organismo internacional si no tenés una pata sustentable es muy difícil que vaya a venir un grupo de inversores con algún fondo que no se fije dónde está la pata sustentable de las empresas que quieren financiar. Esto es como para entender un poco que esta es una lógica a nivel mundial.

Recientemente me invitaron desde el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) a contar un poco la agenda que vengo impulsando de bonos sociales para la parte de la inclusión financiera de poblaciones vulnerables. Uno de los temas que se que se trató en esa conferencia, donde participaron 42 países, tuvo que ver con una de contradicción que se está viendo. Los Estados ponen dinero para tratar de proteger la biodiversidad, para proteger el medioambiente, pero por otra parte las actividades económicas que se subsidian desde esos mismos Estados atentan contra esa biodiversidad. Entonces el mundo está preocupado para ver cómo se resuelve esa problemática. Vos no podés quitar los subsidios, porque te quedás, sin empleo, te quedás sin producción, te quedás sin exportaciones, pero por el otro lado esa biodiversidad es lo que permite satisfacer las necesidades de la mitad de la población.

-¿Y cómo se salva esa contradicción?

-La Comisión Nacional de Valores creo que es uno de los organismos más adelantados. Ya se venía trabajando desde la gestión anterior, que se había planteado promover lo que tenía que ver con el buen gobierno corporativo, con un panel para distinguir a las empresas que tenían un buen trato con todos sus accionistas y buenas prácticas de información, control, etc., en pos de una buena gobernanza. Nosotros en esta gestión hemos tratado de promover las finanzas sostenibles.

Los instrumentos per se siguen siendo los mismos. Cuando una empresa se va a financiar emite una obligación negociable, crea un fideicomiso o emite acciones. Pero después hay una calificadora de riesgo o un auditor externo que certifican si es in instrumento verde, social o las dos cosas. Sobre esos lineamientos es que los mercados habilitan sus paneles de cotización y ponen un reglamento de cotización para que vos puedas distinguir. En la Argentina, hoy en los mercados regulados ves un panel donde están las acciones que cotizan normalmente, ves las que tienen una gobernanza superior con mayores requisitos y por eso están en un panel de gobierno corporativo que las distingue, ves por el otro lado las que son verdes y sustentables.

En estos años se promovió mucho lo relacionado con temas ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). El crecimiento fue exponencial, aunque es chiquito todavía. La cantidad de emisiones pasó de dos o tres, a 100.

-Y todo esto en período todo esto en un período de tiempo bastante corto, porque la primera ON verde fue hace dos tres años, no mucho más que eso...

-En 2018 empezó lo que tenía que ver con gobierno corporativo, en 2019 empezaron los lineamientos para emisión de bonos y nosotros durante esta gestión tratamos de generar herramientas que profundicen eso y sirvan para la discusión. Por ejemplo, vos tenías todo el marco para la emisión, pero no teníamos guías sobre qué es una inversión sostenible o un inversor socialmente responsable. Tampoco teníamos regulado fondos comunes de inversión que específicamente invirtieran en este tipo de tipo de activos. Hoy tenemos fondos comunes de inversión ASG que todavía manejan muy poquito dinero, pero que ya sirven como para dar señales de hacia dónde se quiere ir. Queremos aprovechar esta instancia el lanzamiento para volver a insistir sobre la necesidad de difundir y promoverlo.

El panel de gobierno corporativo está más o menos estable. No se sumaron desde el origen hasta ahora muchas más empresas que cotizan acciones a distinguirse por ese salto de calidad. En el caso específico de la mesa que yo coordino, que es una mesa de inclusión social y de inclusión financiera, nos preguntamos quiénes son los actores que no están en el mercado de capitales, porque no hubo un objetivo de políticas para que lleguen. Y ahí empezó otra preocupación: quiénes lo necesitan.

-¿Con qué se encontraron?

-Todo esto pasó en el marco del Covid, cuando había muchas necesidades de financiamento. Ahí tuvimos un caso que fue un hito, con Techo, una asociación civil sin fines de lucro que se había quedado sin dinero. Surgió la posibilidad de hacer un acuerdo con PNUD y trabajar sobre un caso concreto. En vez de armar toda la normativa para ver después cómo encontrar el caso concreto y ver qué escollos teníamos. Tuvimos que modificar normativa como para que una asociación civil sin fines lucro pueda emitir deuda, tuvimos que permitir que las sociedades de garantía recíproca -que sólo podían garantizar a sociedades anónimas- pudieran garantizar a una asociación civil y salió el caso de Techo como primer bono social. Aprobamos un primer manual de procedimiento de una calificadora de riesgo, la Untref, que se ofreció a trabajar prácticamente pro bono.

Y armamos una cadena valor con voluntarios. Estudios legales, brokers, calificadoras de riesgo se sumaron a esta lógica de buscar cómo hacer para que el dinero que tienen los fondos comunes de inversión que están interesados en la finanzas sostenibles puedan llegar a financiar a una mujer que necesita comprar tarros para hacer mermeladas.

Encontramos dos sociedades de microcrédito, Sumatoria y Pro Mujer, que cuando vieron el caso de Techo nos vinieron a ver para decirnos: "Nosotros llegamos a todas estas unidades socioproductivas que hacen impacto social y ambiental, las tenemos detectadas y no tenemos el fondeo. Si ustedes nos ayudan a emitir un bono en el mercado de capitales con impacto social o ambiental entonces vamos a poder tener ese dinero y acercarlo a quien lo necesita, Son casi todas cooperativas, casi todos lideradas por mujeres en distintas partes del país".

Erpen lidera un equipo que busca incorporar las finanzas sociales al mercado de capitales
Erpen lidera un equipo que busca incorporar las finanzas sociales al mercado de capitalesGabriela Valle

-¿Cómo funcionó el bono?

-Tuvimos la suerte de tener un acompañamiento enorme. La primera emisión de sumatoria se hizo a fines de diciembre de 2021, enseguida después de la de techo, una emisión de $ 30 millones de pesos a tasa Badlar más cero. Hubo sobredemanda de esos de esos activos. A mitad 2022 hizo emisión de $ 60 millones, otra vez con sobredemanda. En diciembre salió con $ 120 millones y el mercado le ofreció 11 veces el valor. Ahora sumatoria está preparando la cuarta emisión de $ 250 millones. Y Pro Mujer, que trabaja en el NOA, vio esto y salió en febrero de este año con una emisión de $ 200 millones y ahora está preparando un programa por $ 1000 millones, todo destinado a mujeres. El primer bono de género de América latina. Muchas veces las organizaciones de microcréditos no son transparentes.

-Pero el mercado de capitales tiene la ventaja de transparentar, porque las entidades que lo usan para financiarse tienen que abrir toda su información...

-Claro, Pro Mujer tuvo que mostrar a quién le prestó, a qué tasa, con qué plazo y todo eso calificado por la Untref. Para ellos hicimos un régimen igual al de ON pyme. Mientras la entidad tenga un etiquetado social y una garantía, se puede generar un régimen simplificado igual del de la pyme, aunque no sea una pyme. De esa manera, Pro Mujer entró con un trámite sencillo, que no compromete en nada al inversor porque porque viene avalado por entidades de primera línea.

-Lo interesante es que se lanzaron ON sociales y verdes para un mercado que, básicamente, estaba esperándolo. ¿Había una demanda insatisfecha en la Argentina para este tipo de deuda?

-Tenemos la demanda insatisfecha de los fondos comunes de inversión pymes, que tienen un cliente, inversores institucionales, que por ley tienen que comprar activos pyme, por ejemplo, las compañías de seguro. Ahí tenés una demanda todos los meses, porque cada vez que alguien paga la prima de una cuota un seguro porcentaje tiene que ir a activos pymes. Esos fondos comunes de inversión pyme hoy manejan $ 250.000 millones. Es un montón de dinero.

También tenés los fondos ASG, que manejan por ahora $ 2500 millones y no crecen porque falta oferta. Hoy nosotros tenemos que hacer mucha difusión para que las empresas se animen a venir. Creen que el mercado es para YPF, Pampa Energía, para los molinos eólicos y nada más. En realidad hay mucha demanda porque tenés inversores institucionales, incluso bancos que compran estos bonos porque hay un mandato de los que son internacionales de tener parte de la cartera en finanzas sostenibles.

-¿Y fuera de estas compañías que están obligadas a buscar inversiones sustentables, qué interés se encuentra?

-Muchos actores han empezado a darse cuenta que está bueno ser pioneros. Están entendiendo que a determinados emisores no les pueden cobrar los mismos honorarios que le cobras a una gran empresa. Se va armando esa cadena que necesitás, pero lo que más falta está del lado de la oferta de los valores negociables. Faltan empresas decididas a recorrer el camino.

Se acaba de colocar el primer bono social de una empresa B, que se llama Trasa. Solicitó $ 30 millones y las ofertas fueron por casi $ 155 millones, o sea, cinco veces lo que pedía. Estos son hitos para nosotros. Nos marcan que ya hay un camino.

Esto no te va a hacer la diferencia en el volumen de dinero, pero te lo hace en el volumen de beneficiarios, que es un tema del que se está hablando mucho en el mundo.

-Al principio mencionaba que todavía falta difusión para que las pymes lleguen al mercado de capitales en forma masiva. ¿Qué falta para que alentar y que den ese paso las empresas?

-En difusión se ha hecho un montón de cosas. Con el Covid se potenció mucho la discusión. Pero para salir al mercado capitales vos necesitás estar muy sólido en cuanto la formalidad. La Argentina tiene altos niveles de informalidad y esa es una traba importante. Y hay otra cuestión más cultural, en el en el universo de empresas más pequeñas, que tiene que ver con la difusión de información. Cuando una empresa está en la oferta pública tiene que informar cualquier dato relevante para que el inversor esté al tanto. Hoy se ve que el cheque de pago diferido o el pagaré son instrumentos muy aceptados en el mundo pyme porque ahí la información no está en la autopista financiera.

-Y eso incluso cuando la tasa es mayor a la que pagarían con una ON...

-Tenés como dos visiones. Una que es la de la empresa que pide exposición pública porque eso es un intangible. Se hace una empresa conocida y cualquier banco puede ver que ya está auditada y, por lo tanto, es más fácil conseguir un préstamo o un socio en Brasil. Pero otros no quieren saber nada sobre dar a conocer su información. En Sumatoria nos contaban que a partir de la salida a la oferta pública empezaron a recibir más fondos filantrópicos, porque está esta instancia en la transparencia.

Quizás cuando estemos un poco más serenos y cuando podamos estar un poco mejor dentro de la macro capaz te vas a sorprender de la cantidad de pymes que puedan llegar a al mercado. Ya se ha difundido bastante, pero el tema son todos los condicionantes o la tasa de interés.

-El otro aspecto cuando se habla de ASG es el del gobierno corporativo. ¿En qué estado estamos en materia de gobierno corporativo?

-Hoy es una decisión interna de la empresa que decide si quiere hacer el esfuerzo que se requiera para estar en el panel de gobierno corporativo, como tener comité ético, un comité de riesgo, incorporar mujeres en el directorio. Porque también se puede plantear para qué tomarse el trabajo si no le da ningún beneficio. Todavía falta que las empresas vean el beneficio tangible. Hoy en un mercado con otras urgencias, capaz no se puede tener a mirar eso.

-Lo que pasa lo que pasa es que mientras las empresas líderes no sean las que tomen la posta y empiecen a a a incorporarlo de manera sistemática esa buena práctica no va a permear hacia abajo.

-Ahí te podría decir que a veces las empresas más chicas o el recambio generacional llevan adelante los cambios. Mirá esta empresa B, por ejemplo, que emite un bono social y es una pyme. Es una empresa generada recientemente que ya en su ADN está esta idea de hacer inclusión social.

Pero entiendo perfectamente que el razonamiento lógico, sobre todo para el volumen y para la masa relevante, es que las grandes tienen que ser el ejemplo para que eso se vaya corriendo, pero también podemos pensar que empieza por abajo, por lo más chiquito. que es lo más flexible. Así, aparecen empresas nuevas con un recambio generacional, otra mentalidad, que por ahí te impulsan esto desde abajo.

-Lo que se ve hoy en el mercado es que hay dinero disponible, pero falta quién la pida...

-Lo que falta son estas empresas que se armen para poder ser las emisoras que están buscando estos inversores. Hay mucha necesidad de financiamiento, pero el tema es poder cumplir con los requisitos.

Hay una generación muy consciente de que el foco de una inversión no puede ser solamente la rentabilidad. Por supuesto que es importante que una empresa sea financieramente sostenible, pero me parece que hay algunos valores que se empiezan a ver a partir de una tendencia mundial.