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Alquilar un inmueble en la Ciudad de Buenos Aires se convirtió en una verdadera odisea. Prácticamente, no hay departamentos en stock y la demanda es cada vez más alta. A esta realidad, se suma el efecto inmigratorio: según los empresarios inmobiliarios, cuatro de cada 10 pedidos de alquiler son de venezolanos y colombianos.
Los últimos datos de la Dirección Nacional de Migraciones de la Argentina muestran que, entre 2009 y 2018, se radicaron en el país 130.820 venezolanos. De ese total, el 53,91% llegó en 2018.
"Es un público que se afianzó con fuerza en los últimos años", cuenta Daniel Bryn, dueño de Invertire Real Estate.
Según una investigación realizada por el Conicet, tomando en cuenta los datos obtenidos de la Encuesta Nacional Migrante de Argentina, más del 90% de las personas venezolanas que ingresaron al país en los últimos años cuenta con un nivel de formación medio o alto.
Esta variable tiene un impacto directo en el tipo de acceso al mercado laboral: entre quienes acreditaron un alto nivel de formación y estudios, la tasa de formalidad se vio más que duplicada (49%) en comparación con quienes contaban con un nivel medio o bajo de calificación (23% y 20% respectivamente).
Este punto se trata de un factor clave a la hora de pensar en un contrato de alquiler. "En general, buscan alquileres solos o en pareja. Lo más demandado suelen ser los monoambientes y, en muchos casos, ya amueblados", agrega Bryn.
Los datos relevados por las inmobiliarias arrojan que quienes se inclinan hacia el mercado locativo son profesionales que tienen una residencia de trabajo temporal. Pero, a la hora de firmar los contratos, se establecen ciertas cláusulas para evitar conflictos a futuro.

Por ejemplo, en el caso de los alquileres de departamentos chicos, de un solo ambiente, se establece que, como máximo, podrá ser habitado por dos personas adultas. Esto es para evitar que, a lo largo del alquiler, se sumen familiares o amigos de los inquilinos que lleguen al país.
Cuáles son las zonas más buscadas
"Aquellos con buen poder adquisitivo, es decir, los universitarios que tienen trabajos muy buenos en empresas multinacionales, buscan barrios como Recoleta, Belgrano y Palermo", describe Bryn.
"Las parejas jóvenes que están empezando se inclinan por barrios más económicos y ubicados en la zona más céntrica de Capital. Deciden vivir en edificios más antiguos, sin tantas comodidades ni amenities", agrega.
Entre los extranjeros, también se empezó a evidenciar una fuerte llegada de brasileños. En su mayoría, llegan al país para estudiar, impulsados además por el dólar barato. "Este público es de poder adquisitivo alto y, a diferencia de los colombianos y venezolanos, buscan radicarse en barrios top y en edificios de lujo, como Puerto Madero", agrega Bryn.
Garantias
Los extranjeros, al igual que los estudiantes del interior del país, "son clientes ideales para las empresas que ofrecen servicio de caución. De hecho, estas compañías trabajan fuerte con este mercado que, continuamente, demanda garantías", remarca Bryn.
En general, les gusta vivir en comunidad. Es muy habitual encontrar en un mismo edificio varios departamentos de venezolanos. "Son muy trabajadores y no suelen presentar problemas a la hora de pagar el alquiler. Por eso, los propietarios eligen también este tipo de clientes", finaliza.



