Los empresarios agropecuarios no consideran que sea un momento para invertir. Así lo determinó el más reciente relevamiento de CREA, que indicó que cuatro de cada 10 empresarios no realizarán desembolsos en 2025, mientras que sólo dos de cada 10 consultados respondió de forma afirmativa. El resto de los encuestados se mantuvo indistinto.
No obstante, siete de cada 10 empresarios del agro estiman que la situación de la economía argentina se encuentra mejor que un año atrás, mientras que el 68% cree que seguirá mejorando dentro de un año, informó la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola, más conocida como Movimiento CREA, conformado por 2182 empresas distribuidas en todo el país.
En tanto, respecto a la situación de su empresa, el 45% y 34% de los empresarios dijo que se encuentra en una situación igual o mejor que un año atrás, respectivamente. En tanto, respecto al futuro el 54% de las compañías proyecta estar mejor que ahora, mientras que el 39% prevé mantenerse en la misma situación.
"La diferencia entre las expectativas a nivel general versus las correspondientes a la propia empresa muestran que una porción de los encuestados espera señales en materia microeconómica" indicó Ariel Angeli, líder de la unidad de Investigación y Desarrollo de CREA.

Si bien en enero de este año el Gobierno decidió bajar, por un periodo de seis meses, las retenciones para el sector agroindustrial, -en el caso de la soja se redujeron del 33% al 26%- el relevamiento adelantó que el negocio de la soja de primera sólo sería rentable en algunas regiones de la zona central argentina.
De esta forma, si bien las expectativas para la campaña 25/26 son medianamente optimistas, ya que el 48% de los empresarios agrícolas espera un resultado económico mejor que el obtenido en el ciclo previo, este será solo un 17% superior, fundamentalmente por los precios internacionales de los granos.
"Con el nuevo contexto macroeconómico, las actuales condiciones financieras y relaciones de precios, el negocio agrícola debe resultar viable desde lo económico porque, de lo contrario, se plantea una descapitalización que impactará en la sostenibilidad de las empresas agrícolas", explicó Angeli.
El relevamiento también evidenció una diferencia negativa de 10 puntos entre los rendimientos que se presupuestaron al comienzo de la campaña y los finalmente estimados en lo que respecta a maíz temprano. En el caso de la soja de primera, maíz tardío y sorgo, la diferencia es de ocho puntos.
Las proyecciones de pérdidas se centralizan sobre todo en el norte argentino, consecuencia de la grave crisis productiva que enfrentó el sector el año pasado por las enfermedades que transmitía la chicharrita del maíz.



