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Investigadores de la Universidad de Ciencias de Tokio demostraron que las baterías de sodio-ion pueden cargarse más rápido que las de litio bajo condiciones específicas. El hallazgo representa un cambio radical en el panorama del almacenamiento energético global y posiciona al sodio como una alternativa tecnológicamente competitiva, no solo económica.

Durante años, la industria asumió que las baterías de litio-ion representaban el techo tecnológico para almacenamiento de energía. Sin embargo, un estudio japonés reciente desafía esa premisa al demostrar que el sodio, un elemento mucho más abundante y accesible que el litio, puede moverse y almacenarse con mayor rapidez dentro de ciertos materiales.

La investigación revela que bajo condiciones óptimas, la velocidad de carga del sodio alcanza e incluso supera la del litio en grafito, el estándar industrial actual.

El carbono duro: el “Santo Grial” de la energía que cambia las reglas

El elemento clave del avance radica en el carbono duro, un material poco cristalino con estructura interna rica en nanoporos que permite alojar grandes cantidades de sodio. Esta arquitectura acerca las densidades energéticas de las baterías de sodio a las de litio comerciales, algo impensable hace una década. El equipo de investigación aplicó el método del electrodo diluido, sustituyendo parte del carbono duro por óxido de aluminio inerte para eliminar los “atascos iónicos” que distorsionaban las mediciones anteriores.

Batería de sodio ion son una alternativa más eficaz que las de litio.
Batería de sodio ion son una alternativa más eficaz que las de litio.Fuente: ShutterstockShutterstock

Al comparar directamente la cinética de inserción del sodio y del litio en el mismo material, los investigadores confirmaron que la sodiación es intrínsecamente más rápida que la litiación en electrodos de carbono duro. Los cálculos del coeficiente de difusión aparente muestran valores consistentemente más altos para el sodio, lo que en términos simples significa que este elemento se mueve con mayor soltura dentro del material.

Por qué las baterías de sodio son mejores que las de litio

El análisis cinético identificó el verdadero cuello de botella del proceso de carga: el relleno de poros, donde los iones se agrupan formando clusters pseudo-metálicos dentro de los nanoporos del carbono duro. Aquí aparece una ventaja decisiva: el sodio necesita menos energía de activación que el litio para completar este proceso. Esta característica explica no solo la mayor velocidad, sino también menor sensibilidad a la temperatura, un factor crítico en aplicaciones reales que enfrentan climas extremos o cargas rápidas repetidas.

La reducción en barreras energéticas convierte a las baterías de sodio en candidatas ideales para redes eléctricas con alta penetración de energías renovables, almacenamiento distribuido y ciertos segmentos de movilidad eléctrica donde el peso no constituye el factor dominante. En entornos urbanos, podrían alimentar infraestructuras de almacenamiento comunitario, reducir picos de demanda y abaratar el acceso a electricidad renovable. Para flotas compartidas, bicicletas eléctricas o transporte de última milla, ofrecen una alternativa más sostenible que no depende de cadenas de suministro críticas.

Las baterías de sodio-ion no sustituirán al litio de la noche a la mañana, pero amplían significativamente el abanico de soluciones disponibles. Al facilitar la carga rápida y estable, permiten integrar mejor la energía solar y eólica, reduciendo vertidos de energía y mejorando la resiliencia de las redes. En la transición energética global, contar con más opciones tecnológicas basadas en ciencia sólida representa una ventaja estratégica enorme, especialmente para países que buscan reducir su dependencia de materiales escasos y geopolíticamente sensibles como el litio.

Cuál es el primer país en utilizar baterías de sodio

China ya impulsa líneas de producción de baterías de sodio para vehículos urbanos, micromovilidad y almacenamiento en red eléctrica, apostando por la combinación de bajo costo, estabilidad térmica y rapidez de carga. Lo que antes se consideraba una tecnología de segunda categoría para aplicaciones de bajo presupuesto comienza a perfilarse como una solución viable para sectores donde la velocidad de recarga resulta crítica.