

La NASA ha confirmado un hallazgo que está generando gran interés en el ámbito científico: la Tierra cuenta con una "nueva luna" temporal, un misterioso cuasisatélite denominado 2025 PN7.
Este objeto, que órbita sincronizado con el planeta, ha revolucionado la comprensión sobre la dinámica orbital y la estructura histórica del sistema solar. Aunque no se trata de un satélite natural permanente como la Luna, su presencia es de gran relevancia para los astrónomos.
Qué es el cuasisatélite 2025 PN7: la "nueva Luna" de la Tierra
El 2025 PN7 no es una luna en el sentido tradicional, sino un asteroide con un diámetro estimado de 19 metros. Su característica más notable es que se desplaza en una órbita resonante 1:1 con la Tierra.

Desde la perspectiva de la Tierra, el asteroide parece describir bucles alrededor del planeta, lo que crea la ilusión óptica de que es un compañero celeste. Este objeto pertenece al grupo de asteroides Arjunas, conocidos por compartir trayectorias orbitales cercanas a la terrestre.
Su bajo brillo de una magnitud cercana a 26 lo hace extremadamente difícil de detectar, requiriendo telescopios de alta sensibilidad de la NASA.
Así fue el hallazgo de la segunda Luna de la Tierra
El hallazgo de este "compañero oculto" se remonta al 2 de agosto de 2025, cuando el telescopio Pan-STARRS1 en Hawái registró las primeras señales. Sin embargo, el reconocimiento inicial por sus cálculos independientes fue para el astrónomo aficionado Adrien Coffinet.
La confirmación científica definitiva fue proporcionada por los astrónomos Carlos y Raúl de la Fuente Marcos de la Universidad Complutense de Madrid, quienes publicaron sus conclusiones en la revista Research Notes of the American Astronomical Society.
El análisis de imágenes de archivo demostró que el asteroide ya había dejado rastros en observaciones de 2014, confirmando que nos ha estado acompañando durante años sin ser detectado.
Hasta cuándo se podrá ver la segunda Luna de la Tierra
A diferencia del satélite permanente, el 2025 PN7 es un visitante fugaz. Se ha determinado que ha estado en esta órbita sincronizada con la Tierra durante aproximadamente 60 años y se prevé que permanezca en su estatus de cuasiluna durante otros 60 años más, sumando un ciclo total de alrededor de 128 años antes de que la influencia gravitacional del sistema solar lo desvíe.
Este periodo es significativamente más corto que el de otras cuasilunas conocidas, como Kamooalewa, cuya permanencia estimada es de 381 años. Este cuasisatélite es ya el octavo confirmado, un hecho que subraya la creciente capacidad de detección, que promete incrementarse con observatorios de última generación como el futuro Observatorio Vera C. Rubin en Chile.




