El presidente ruso, Vladímir Putin, dijo que las conversaciones de paz con Ucrania están "en un callejón sin salida" y aseguró que continuará con la invasión.

"Hemos vuelto a un callejón sin salida para nosotros", dijo Putin y agregó que Rusia continuará "metódica y tranquilamente" su operación. Es la primera vez que Putin habla desde que las tropas rusas anunciaron la retirada de Kiev y el norte de Ucrania.

Putin acusó a Ucrania de retractarse de sus propuestas y Kiev culpa a Rusia por la falta de progreso. La última vez que las delegaciones rusas y ucranianas se reunieron fue el 29 de marzo en Turquía.

El líder ruso también se refirió por primera vez a las acusaciones sobre crímenes de guerra: comparó la situación con los ataques estadounidenses a ciudades como Raqqa (Siria), y luego calificó las denuncias sobre Bucha como "falsas".

Por otra parte, Putin afirmó que la 'operación militar especial' en Ucrania (que está a punto de cumplir su séptima semana) va "de acuerdo con el plan". Rusia está redoblando sus esfuerzos en el este de Ucrania, que incluye los territorios separatistas de Donetsk y Lugansk, reconcidos por el Kremlin como repúblicas independientes.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, le está pidiendo a Occidente más armas para terminar con el asedio de Mariúpol -el principal puerto en la región del Donbás, sobre el Mar de Azov- y poder frenar la ofensiva rusa en el este. "Desgraciadamente, no estamos recibiendo todo lo que necesitamos para acabar más rápido con esta guerra (...) en particular, para levantar el bloqueo de Mariúpol", dijo Zelensky.

Putin también minimizó las sanciones económicas impuestas por Occidente y dijo que "la Blitzkrieg [guerra relámpago] con la que contaban nuestros enemigos no ha funcionado", dijo Putin y agregó: "Es imposible aislar severamente a nadie en el mundo moderno, especialmente a un país tan extenso como Rusia".

El escenario no parece tan optimista: según el exministro de Finanzas de Putin, Alexei Kudrin, la economía rusa va camino de contraerse más de un 10% en 2022, lo que supone el mayor descenso del producto bruto interno desde la caída de la Unión Soviética en 1991.

Rusia se enfrenta a una inflación desorbitada y a la fuga de capitales, al tiempo que lidia con un posible default de su deuda soberana, después de que el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos bloqueó un pago de u$s 649 millones de un bono denominado en dólares. Rusia prometió acciones legales si le impiden cumplir con el servicio de su deuda.