Mercado Libre, el gigante del comercio electrónico y servicios financieros digitales en América Latina, acaba de alcanzar un nuevo hito: Standard & Poor's elevó su calificación crediticia a grado de inversión, colocándola en 'BBB-' con perspectiva estable.
La decisión marca un punto de inflexión para la empresa fundada en Argentina en 1999, que ahora se posiciona entre las compañías mejor calificadas de la región, incluso por encima de la deuda soberana de Brasil.
"El sólido crecimiento de Mercado Libre, su capacidad de generación de efectivo y su estructura de capital conservadora respaldan esta mejora de calificación", explicó S&P en su informe.
Según la agencia, la compañía logró transformar sus ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización (EBITDA, en inglés)negativo de u$s 23 millones en 2018 en casi u$s 3100 millones en 2024, impulsado por mayores márgenes, reducción de subsidios y la creciente participación de negocios de alto valor agregado, como publicidad digital.
El grado de inversión, más que un sello de confianza, le abre nuevas puertas en los mercados de capital y afianza su posición como el referente indiscutido del comercio digital en la región.
La clave del modelo MELI
Con operaciones en 18 países y más de 100 millones de compradores activos, Mercado Libre ostenta una ventaja competitiva basada en un ecosistema integral: marketplace, pagos (MercadoPago), créditos, logística (MercadoEnvíos), tiendas online (MercadoShops), publicidad digital y su programa de fidelización MELI+.
Esta arquitectura vertical, que incluye la red de entregas más veloz de la región -con más del 50% de los envíos realizados en el mismo día o al día siguiente-, le permite escalar con eficiencia y generar efectos de red virtuosos, opinó la calificadora.
"El modelo MELI ha evolucionado de ser un simple marketplace a convertirse en una plataforma de servicios financieros y logísticos completa, capaz de competir de igual a igual con Amazon, Shein o Walmart en mercados clave como Brasil, México y Chile", destacó S&P.
Resiliencia ante riesgos soberanos
La mejora en la calificación se produce incluso con una exposición significativa a economías volátiles como Argentina y Brasil, que en conjunto representan entre el 75% y 80% del EBITDA de la compañía.
Aun así, S&P considera que la estructura de liquidez de MELI -con casi u$s 3.000 millones en caja fuera de sus operaciones brasileñas, una línea de crédito revolvente de u$s 400 millones y un robusto flujo operativo- le permitiría resistir incluso un escenario de default soberano en Brasil sin comprometer su capacidad de pago en los próximos 12 meses.
Además, la calificadora reconoció los esfuerzos de la empresa por diversificar su fondeo: mientras el negocio de e-commerce se autofinancia, el crecimiento del segmento crediticio será respaldado por titulizaciones de cartera y depósitos de terceros.
En paralelo, la compañía gestiona procesos para obtener licencias bancarias en México y Argentina, lo que podría ampliar su flexibilidad regulatoria y reducir los costos de fondeo.
Crecimiento con control
Pese a las presiones competitivas, especialmente en Brasil, la empresa planea sostener un ritmo elevado de inversiones. El capex proyectado ronda el 5% de los ingresos -unos u$s 1300 millones en 2025 y u$s 1600 millones en 2026- y se concentrará en ampliar su capacidad logística.
S&P anticipa una leve contracción de márgenes operativos en los próximos dos años, como consecuencia de mayores subsidios de envío y costos de expansión, pero considera que estos esfuerzos están alineados con una estrategia de largo plazo.
En el plano crediticio, se espera que MELI mantenga una razón deuda/EBITDA entre 1,2x y 1,7x hasta 2027, con deuda sobre patrimonio tangible por debajo de 1,0x. Esto, incluso considerando el crecimiento acelerado del negocio de préstamos, que proyecta expandir su cartera en más del 70% en 2025.
Perspectiva estable
La perspectiva estable refleja que MELI mantendrá su liderazgo regional, con crecimiento de ingresos estimado entre 23% y 26% para los próximos dos años.
Sin embargo, la agencia advierte que una desaceleración abrupta -con márgenes por debajo del 12% o apalancamiento por encima de 2,0x- podría desencadenar una rebaja. También podrían pesar negativamente un deterioro de la calidad crediticia en Brasil, México o Argentina, o una expansión desmedida y mal gestionada del negocio crediticio.
Una suba adicional de nota parece improbable en el corto plazo. S&P indica que ello requeriría una menor exposición a países de alto riesgo, un rol menos protagónico del negocio crediticio y una ratio deuda/EBITDA inferior a 1,5x de forma sostenida.




