

"No ostentar, no provocar y mantener el perfil bajo". Es la última consigna que guía a las más adineradas familias de Grecia. A pesar de la crisis y lejos de los estereotipos, los millonarios griegos mantienen el bajo perfil. Gastan, sí, y mucho, pero lo hacen sin mostrarse demasiado, conscientes del momento dramático que vive su país y de los creciente ataques que sufren desde países cuyos recursos terminaran salvando a los helenos del default. Atrás parece haber quedado el legado de Aristóteles Onassis, paradigma de una Grecia que el todopoderoso armador se encargó de inmortalizar. El dato es que muchos de los hombres con más dinero de Grecia, prácticamente todos, viven en otro país.
Londres, Nueva York o Ginebra suelen ser las naciones elegidas para residir y acaso algún viaje relámpago los muestra en las oficinas de sus empresas helenas. Eso sí: en el verano, cuando las islas griegas son el paraíso terrenal, es que estos magnates y sus familias se refugian en sus casas de vacaciones o, en ciertos casos, sus islas privadas. La mayoría posee yates de lujo, aunque no son tan espectaculares como los de los nuevos ricos rusos o árabes. No importa si pueden permitírselo, han optado por la discreción.
Una de las más mencionadas aquí y allá es la heredera de los Onassis, Athina Roussel, quien dejó Grecia hace tiempo. La millonaria vive entre Suiza, Bélgica y Brasil junto a su marido, el jinete brasileño Alvaro Affonso de Miranda Neto ("Doda"). Athina no es adicta al espectáculo y mucho menos a las fotografías de los periodistas de la prensa sentimental ya que vive con perfil bajo, rodeada de guardaespaldas, y nadie sabe la frecuencia con la que visita Skorpiós, la isla del Jónico donde está enterrada su familia más cercana: su madre (Cristina), su tío (Alexandros) y su abuelo (Aristóteles). En Grecia, el apellido Onassis hoy está vinculado a la fundación dedicada a la memoria de su tío.
A esta selecta casta no escapan los Niarchos y los Latsis, igualmente familias de armadores, que suelen pasar largas temporadas lejos de su terruño. Pero hay más: los Kanelópulos por ejemplo, son propietarios de una gran empresa cementera y alérgicos a cualquier hecho que les suponga figurar. Los Vardinoyanis por su parte, mantienen cada día un perfil más bajo. Herederos de una fortuna cimentada en el negocio del petróleo hace dos décadas, sólo Gíguer, como se conoce a Yanis, saltó a la arena pública al adquirir el club de fútbol del Panathinaikos. Otro gran clan griego, el de los Kokalis, suele acomodare entre lo más selecto.
Si bien el perfil bajo suele "pagar", hace unas semanas, el ministro de Economía y vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, solicitó abiertamente a los socios miembros de la Unión Europea que congelen las cuentas de los ciudadanos griegos que hayan defraudado al fisco heleno. El vicecanciller encabeza una intensa campaña contra los millonarios griegos que disfrutan de apabullantes privilegios mientras evitan pagar impuestos. También se ha vuelto contra los griegos ricos un grupo de diputados de la Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido de Merkel, que ha instado a Atenas a cobrar impuestos a los millonarios griegos como los grandes armadores. "Antes de meterle la mano en el bolsillo a los alemanes, los griegos deberían pensar en sus propios millonarios", ha dicho el diputado Kurt-Georg Wellmann. Señala como "irritante" para el contribuyente alemán, el hecho de que cuatro de cada cinco griegos adinerados evaden impuestos.
La conclusión se desprende de un estudio realizado por la Autoridad de Auditoría de Contribuyentes helena. Sus inspectores han investigado más de 500 casos de evasión entre grandes contribuyentes en Atenas, descubriendo que el impago de impuestos entre ese grupo es efectivo en el 80% de los casos, gracias a la corrupción y a una legislación parcial. Hasta 400 de las auditorías estaban relacionadas con personas que han enviado dinero al extranjero y un centenar de ellas apuntaron a propiedades adquiridas fuera de las fronteras helenas.
El total de la evasión fiscal en la muestra investigada superaba los 150 millones de euros. Sólo desde 2010, cerca de 80.000 millones de euros han huIdo al extranjero. El especialista financiero del grupo parlamentario de la CDU, Michael Fuchs, apunta concretamente a los armadores griegos, cuyas ganancias ascienden a 17.000 millones de euros al año, no pagan impuestos sino "sólo una tasa fija por los barcos de carga de su propiedad, según el tonelaje". La exención de impuestos sobre las ganancias de los armadores está incluso garantizada por el artículo 107 de la constitución griega. "Ya es hora de que Grecia le cobre impuestos a sus armadores", ha protestado Fuchs.


