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El directorio del BCRA modificó la opción de liquidez que ofrece a los bancos, una de las condiciones existentes en el acuerdo entre el Ministerio de Economía y las asociaciones bancarias para efectuar el canje de la deuda en pesos.
Según la entidad que preside Miguel Pesce, "este instrumento no es una garantía, sino que es un derivado financiero que otorga al tenedor el derecho de vender un activo subyacente (un título público) en una fecha determinada o en cualquier momento hasta el vencimiento, y al emisor de esta opción la obligación de comprarlo en las mismas condiciones citadas previamente, a un precio que dependerá de las condiciones de mercado".
Cómo funciona
El primer dato a tener en cuenta es que la entidad financiera que adquiere la opción deberá abonar una prima al BCRA.
No es una característica del título emitido por el Tesoro sino una medida de la entidad monetaria. Significa que, si esa opción no se cumple, no entra en default ese título público, sino que es un rompimiento de un contrato entre el BCRA y las entidades bancarias.
Todo cuanto sucede en la actualidad remite a la transición del 2015. En ese entonces el BCRA vendió dólares a futuro. Luego, ya con Federico Sturzenegger en la entidad monetaria, se impuso un cargo sobre todas esas operaciones. No se trató del primer incumplimiento de un banquero central en la Argentina.
Según lo aprobado ayer por el directorio del BCRA, "el precio de compra, contenido en el instrumento, no se modifica respecto a que sigue siendo el menor, entre el precio de cierre y el promedio ponderado operado por el instrumento el día hábil anterior al ejercicio de la opción y a dicho precio se le adicionarán 30 puntos básicos de tasa equivalente".
Pero la letra chica es lo que importa: ¿qué pasa si tras el cierre del mercado en la plaza local hay un evento que asegure un derrumbe de la deuda argentina al día siguiente y los bancos pueden vender a un precio mucho mayor? Ese evento podría ser desde un atentado en Estados Unidos, una decisión de la Reserva Federal, o hasta un conflicto bélico.
Evidentemente los bancos buscaron con esta medida tener una suerte de garantía de que el próximo gobierno no va a reperfilar la deuda. Pero nada asegura que, a futuro, el directorio del nuevo BCRA decida revertir esa resolución, por más que los bancos hayan comprado esa prima por la cobertura. Al fin y al cabo, el Banco Central es el que regula a las entidades.
Otra vulnerabilidad abierta aún es el refinanciamiento de la deuda en pesos antes de las elecciones. Está claro que el canje anunciado alivia la carga, pero tal como señalara este diario ayer, restarían de todas maneras $ 3,6 billones por renovar hasta junio. Sigue siendo un monto desafiante.
Las pujas entre el Gobierno, asociaciones de bancos y los referentes económicos de la oposición hicieron que dejen de estar en el centro de la escena cuestiones claves de la economía como la caída de la actividad, la sequía y el alza de los precios.
Por lo pronto, los primeros dos elementos implican una menor recaudación de impuestos, complican las cuentas públicas y obligan a financiar un déficit aún mayor. ¿Cómo podrá el Tesoro financiar ese hueco fiscal y además renovar vencimientos en medio de una campaña electoral que se presenta como feroz?
El anuncio es una muestra de lo que se viene. El Gobierno preparando un generoso canje a los bancos, la oposición exagerando la reacción a esa medida, y los propios bancos buscando cobertura a cualquier costo. ¿Y si el "put" lo ejercen los bancos antes de las elecciones?
Las vulnerabilidades de la economía argentina se mantienen. El pasado, con rompimiento de contratos en todos los gobiernos, muestra que en la Argentina todo es posible. Nada es duradero.




