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El riesgo país se ubicó ayer en los 1832 puntos, con alzas en los precios de los GD30 y el GD35, de 0,6% y 0,3%. Desde abril de 2022, poco después de la firma del acuerdo con el FMI que los papeles argentinos no alcanzaban estos valores.

En el interín hubo jornadas de alta tensión como los vividos en la efímera gestión de Silvina Batakis, cuando las paridades se acercaron al 17 por ciento. Del otro lado del mostrador está el mercado cambiario, con una suba del dólar blue, el MEP y el contado con liquidación que no puede ser frenada por el Gobierno, con una serie de medidas, todas sin efecto alguno.

Dicotomía de mercado

Franco Tealdi, Asset Manager y magister en Finanzas de la Udesa brindó datos relevantes que explican este divorcio en los mercados.

"El mercado está en una dicotomía: el corto plazo, lleno de desafíos, con la inflación imparable, la sequía que va a dejar hasta u$s 14.000 millones menos de exportaciones en 2023 y por lo tanto va a generar presión sobre las reservas", dijo.

Del otro lado del mostrador está el mercado cambiario, con una suba del dólar blue, el MEP y el contado con liquidación que no puede ser frenada por el Gobierno, con una serie de medidas, todas sin efecto alguno.

"La deuda en pesos luce bastante preocupante, la emisión futura de pesos para financiar el déficit fiscal, la bomba de las Leliq, todo ello está poniendo presión sobre el tipo de cambio en el corto plazo, donde los inversores buscan refugiarse", agregó.

Pero a la vez, para explicar la contracara en los papeles argentinos señaló que "hay una mirada de mediano plazo, más constructiva, donde parece que hay apetito por posicionarse en activos duros (bonos "hard dollar" globales, acciones de buenas compañías) con vistas a que, a estos precios deprimidos que ya han descontado toda la realidad complicada de corto plazo, se hacen apuestas y se preparan, quizás, a que un nuevo gobierno mejore la situación".

Concluyó en que "son dos apuestas diferentes, en distintos plazos: el corto plazo cauteloso y en búsqueda de refugio, el mediano plazo mucho más constructivo con activos que están muy baratos".

A estos precios deprimidos que ya han descontado toda la realidad complicada de corto plazo, se hacen apuestas y se preparan, quizás, a que un nuevo gobierno mejore la situación.

Un episodio distinto inmerso en el capítulo de los bonos, es lo relacionado a los papeles en pesos. Ayer puntualmente los Boncer de plazo más largo (TX26 y TX28) observaron subas de 1% y 1,5%, respectivamente.

Pared de vencimientos

El gran interrogante es si el Gobierno podrá refinanciar los vencimientos en la previa de las elecciones presidenciales con la amenaza de que sean reperfilados, ya sea en la actual gestión o en la siguiente.

Las cláusulas de emisión, con ajuste vía dólar oficial o la inflación, generan dudas sobre el cumplimiento en el pago habida cuenta que el próximo gobierno, con brecha cambiaria elevada, hoy en 100%, y un plan de unificación cambiaria inmediato, difícilmente convalide ese ajuste.

Las declaraciones de potenciales candidatos en la campaña electoral serán decisivas a la hora de renovar vencimientos en el segundo y tercer trimestre del año.

Balances y viento de cola

En cuanto al viento de cola desde Nueva York, ayer la noticia pasó por el balance de Microsoft que advirtió sobre un freno en las ventas marcando pérdidas que llegaron hasta el cuatro por ciento.

Las miradas del mercado están puestas en la reunión de la Reserva Federal la semana próxima aunque el mercado ya tiene descontado con alta probabilidad de certeza una suba de los intereses de medio punto.

Las declaraciones de Jerome Powell, el titular de la Fed, serán sí determinantes en el rumbo de los mercados, y especialmente si continúan los flujos de fondos a los mercados emergentes. Más allá de la semana próxima y las tasas, las apuestas pasan por el mes en que Powell dejará de incrementar las tasas.

Por lo pronto, y en el ámbito doméstico, el dólar y los bonos andan por rumbos separados.

En teoría el freno debería darse en los bonos a medida que se aproximan al 40% de paridad, con rendimientos que hoy se ubican para el GD30 en torno al 28% anual en dólares. Al dólar, como siempre, nadie se le anima a ponerle techo.