Angela Merkel dijo que no tenía "nada para disculparse" en su política hacia Moscú, ya que la excanciller alemana negó haber "apaciguado" a Vladímir Putin en sus esfuerzos durante años para aliviar las tensiones entre Rusia y Ucrania.

Merkel concedió su primera entrevista desde que dejó de ser canciller en diciembre del año pasado. También fue la primera vez que se le preguntó públicamente sobre sus políticas hacia Putin, que han sido objeto de un creciente escrutinio desde que Rusia lanzó su invasión de Ucrania el 24 de febrero.

"La diplomacia no está mal sólo porque no tenga éxito", dijo. "Así que no veo por qué debería decir que estuvo mal, y no me disculparé por ello".

Dijo sobre la guerra: "Mirando hacia atrás, me alegro de no poder acusarme de haber intentado demasiado poco para evitar que se produjera un acontecimiento así".

Los comentarios provocaron una respuesta burlona de Mykhailo Podolyak, asesor del presidente ucraniano Volodímir Zelensky. "Si Merkelsiempre supo que Rusia estaba planeando una guerra, y que el objetivo de Putin era destruir la Unión Europea, entonces ¿por qué construir Nord Stream 2?", dijo refiriéndose al controvertido gasoducto que lleva el gas ruso directamente a Alemania, que el gobierno de Merkel había respaldado.

"La excanciller dijo que no era ingenua", añadió Podolyak. "Entonces, ¿por qué hacer que Europa sea adicta al petróleo y al gas rusos?".

Merkel fue considerada durante mucho tiempo como una de las mejores líderes alemanas de la posguerra. Sin embargo, su reputación se ha visto afectada desde el estallido de la guerra de Rusia, y muchos en Kiev y Berlín la acusan de ser cómplice de Putin y de priorizar los lazos económicos con Moscú sobre el apoyo a Ucrania.

La entrevista que concedió a Alexander Osang, periodista de Der Spiegel, ante un auditorio repleto en el teatro Berliner Ensemble, puso de manifiesto que las críticas la habían afectado.

Merkel -quien, aunque normalmente es fría, admitió estar "deprimida" por el conflicto ucraniano-, se mostró combativa y emotiva, deseosa de justificarse y rebatir lo que claramente consideraba acusaciones injustas sobre su conducta en el cargo.

Gran parte de las críticas se han centrado en su política de Wandel durch Handel -o "cambio a través del comercio"-, que se basaba en la idea de que la profundización de los lazos económicos entre Rusia y Occidente fomentaría el cambio político en Moscú y un giro hacia el liberalismo y los valores occidentales.

Merkel dijo que nunca había creído en la "ilusión" de que se pudiera cambiar a Putin a través del comercio. Dijo que su opinión era que si no podía haber una relación política estrecha entre Europa y Rusia, "entonces al menos tendría sentido tener una relación comercial, porque no se puede ignorar completamente al otro".

También defendió su insistencia en mantener siempre abiertos los canales de comunicación con Putin. "Rusia es la segunda potencia nuclear del mundo", dijo. "No puedo fingir que no existe".

"Los intereses del país que goberné significan encontrar un modus vivendi con Rusia, en el que no estemos en guerra, sino que podamos intentar coexistir de alguna manera, a pesar de todas nuestras diferencias", dijo, entre cálidos aplausos.

Muchos de los ataques a Merkel se han centrado en su diplomacia para poner fin al conflicto en el Donbás, la región fronteriza del este de Ucrania donde los separatistas apoyados por Rusia protagonizaron un levantamiento en 2014.

Alemania y Francia mediaron en los Acuerdos de Minsk que congelaron el conflicto. Pero los separatistas siguieron controlando el territorio que ocuparon en 2014 y las hostilidades no cesaron.

Kiev firmó el Acuerdo de Minsk 2 en 2015 después de que las fuerzas rusas intervinieran en el conflicto en apoyo de los separatistas, imponiendo grandes pérdidas en la ciudad de Debaltseve. Merkel dijo que el acuerdo se produjo porque "6000 soldados ucranianos corrían el riesgo de ser cercados en Debaltseve" y que el acuerdo había "introducido una medida de calma". La inestable paz que estableció también dio a Ucrania "siete años para convertirse en lo que es ahora".

Añadió que "no sabía qué habría pasado si Putin hubiera seguido adelante en 2014 y nadie se hubiera preocupado por ello".

Merkel también ha sido muy criticada por su reticencia a ofrecer a Ucrania un camino hacia la adhesión a la OTAN en la crucial cumbre de Bucarest de la alianza militar occidental en 2008. Merkel dijo que Ucrania era entonces un país "profundamente dividido" con una democracia "inestable" que estaba "gobernada por oligarcas".

Dijo que no había querido provocar a Putin, añadiendo que él habría visto el ingreso de Ucrania en la OTAN como una "declaración de guerra". "[Él] no habría dejado que ocurriera sin más".

Merkel también se defendió de la acusación de no haber reaccionado con la suficiente firmeza a la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014.

Citó las sanciones impuestas por la Unión Europea a Moscú, la exclusión de Rusia del grupo G8 de las principales naciones industriales, la decisión de la OTAN de que cada Estado miembro gaste el 2% del PBI en defensa y el fuerte aumento del presupuesto de defensa alemán, que ha pasado de 32.000 millones de euros (u$s 34,3 mil millones) en 2014 a 50.000 millones (u$s 50,6 mil millones) en la actualidad.