En un discreto edificio de oficinas del centro de Buenos Aires, detrás de una puerta de medio metro de grosor, detectores de metales y una serie de sistemas de reconocimiento facial, de huellas dactilares y del iris, hay miles de cajas de seguridad con documentos importantes, joyas y, sobre todo, dólares.
Ingot, con cinco sucursales en Argentina, es una de la docena de empresas privadas de cajas de seguridad que han florecido en el país en los últimos 10 años.
"Los bancos han reducido sus sucursales debido a su transición digital... pero sabíamos que la demanda de almacenamiento físico seguiría siendo fuerte", afirma Juan Piantoni, fundador y director ejecutivo de Ingot.
Se calcula que los argentinos tienen fuera de su sistema financiero u$s277.000 millones, según estimaciones oficiales para 2024, lo que equivale a casi la mitad de la producción anual del país. Esta cifra se ha triplicado con creces en dos décadas, a medida que la alta inflación crónica, los estrictos controles de divisas y los bruscos cambios en la política fiscaly bancaria aumentaban la desconfianza tanto en el peso argentino como en los gobiernos.
Conocido en Argentina como "los dólares debajo del colchón", el dinero escondido representa el 10% de todos los dólares físicos en circulación en el mundo, según una estimación realizada en 2021 por el entonces jefe del banco central.
Los pesos se cambian por la divisa estadounidense en un próspero mercado negro, y las compras importantes -como las viviendas- se pagan con montones de billetes.
Piantoni calcula que el 80% de los clientes utilizan sus cajas para guardar dinero en efectivo, aunque afirma que la mayoría también almacenan otros objetos. Los vendedores describen los distintos tamaños de las cajas en función de cuántos billetes de u$s100 caben en su interior.

Miles de millones dedólares también se guardan en cuentas en el extranjero, sobre todo en Estados Unidos, Uruguay y Suiza. La autoridad fiscal argentina no comparte estimaciones sobre cuántos de esos dólares escondidos no están declarados.
Pero esta inclinación a mantener los ahorros fuera de los bancos locales es un lastre para el desarrollo deArgentina, dicen los economistas, ya que ahoga la capacidad de los bancos para ofrecer crédito a empresas e individuos.
El Presidente Javier Milei, que se presentó a las elecciones con la polémica promesa de dolarizar totalmente la economía argentina, ahora ha reemplazado esa propuesta por un régimen de "competencia de monedas", en el que pesos y dólares circularían libremente.
El impulso del blanqueo
En un intento de acelerar ese plan e impulsar la actividad económica, su Gobierno está llevando a cabo un blanqueo, con incentivos para quienes devuelvan dinero al sistema financiero. Los depósitos en cuentas privadas denominadas endólares en Argentina se han incrementado en más de u$s13.000 millones hasta superar los u$s30.000 millones desde que se inició el plan a mediados de julio, aunque han empezado a descender desde el 1 de octubre, fecha a partir de la cual los ahorristas podían retirar los dólares en efectivo declarados en virtud del blanqueo.
Sin embargo, según los expertos, la reducción de impuestos por sí sola no hará que el dinero acumulado por los argentinos vuelva al sistema.
"Los impuestos son sólo una parte de un problema muy complicado", dice Diego Fraga, asesor financiero y profesor de derecho fiscal en la Universidad Austral de Buenos Aires. "Argentina ha castigado tanto a los ahorristas y a los inversores que la gente ve el hecho de esconder su dinero en efectivo como una cuestión de supervivencia".
La aversión de los argentinos a su sistema financiero tiene raíces profundas. La inflación crónica, con picos de casi el 5000% en los años '80 y del 289% en abril, ha erosionado constantemente el valor del peso. Sólo en la última década ha perdido más del 99% de su valor. Los gobiernos y los bancos no han conseguido crear instrumentos de ahorro a largo plazo en pesos que produzcan intereses superiores a la inflación.

Además, la imagen del sector bancario se ha visto afectada por varios episodios en los que el gobierno restringió bruscamente el acceso a los ahorros, como durante el colapso económico de 2001, cuando se limitaron los retiros de efectivo a u$s250 por semana, para evitar una corrida bancaria.
Cepo
Los asesores financieros dicen, sin embargo, que la motivación para salir del sistema ha crecido en los últimos 20 años. Las rápidas subas de impuestos han agravado el problema de la evasión, ya que el 47,6% de los trabajadores trabajan en negro. Los estrictos controles de divisas para apuntalar el peso también limitaron la cantidad de dólares que los argentinos pueden comprar legalmente.
"El Gobierno pensó que todas estas restricciones obligarían a la gente a usar el peso, pero los argentinos siempre van a buscar otra solución", afirma Pablo Castagna, director de Wealth Management de Balanz Capital. "Esa solución te obliga a salir del sistema y acumular riqueza fuera de él".
Los controles, en vigencia desde 2011, excepto entre 2015 y 2019, han alimentado un mercado paralelo, donde los argentinos convierten las ganancias extra en dólares a un tipo de cambio más alto. Los cambistas ilegales operan en oficinas encubiertas o a través de servicios de entrega y ofrecen mejores tasas para los nuevos billetes de u$s100, mientras los más viejos y denominaciones más pequeñas que se negocian con un descuento.
Los que tienen menos ahorros suelen guardar sus dólares en casa, mientras que los que tienen más optan por las cajas de seguridad. Otros guardan su dinero en el extranjero: un pequeño grupo de argentinos bien formados ha aprovechado el giro hacia el trabajo remoto y las oportunidades que ofrecen las nuevas empresas tecnológicas internacionales para ganar dólares en el extranjero, o para ingresar sus salarios directamente en wallets cripto.
Las criptomonedas han prosperado en medio de la última crisis argentina. En 2021, Lemon, una empresa nacional de wallets cripto, comenzó a ofrecer tarjetas de débito prepagas, permitiendo a los usuarios hacer compras diarias directamente desde sus wallets, evitando el peso.
En el año transcurrido hasta junio de 2024, durante el cual el peso perdió la mitad de su valor frente al dólar en el mercado paralelo, los exchanges de criptomonedas centralizados de Argentina superaron a los de Brasil, mucho más grande, registrando el mayor volumen de transacciones en bruto de América latina, con u$s91.100 millones recibidos, según la plataforma de datos de blockchain Chainalysis.
Mantener los dólares afuera del sistema no significa necesariamente evadir impuestos. Muchos ciudadanos declaran sus tenencias en efectivo y sus cuentas en el extranjero.
Pero sí facilita mucho eludirlos, dijo un empresario al margen de una reciente conferencia. "Simplemente saco los dólares de mi caja de seguridad durante una semana en Navidad, cuando se registra mi declaración anual, y los deposito en el banco", donde están exentos del impuesto a los Bienes Personales, de hasta 1,5%. "Luego los vuelvo a depositar en año nuevo". Los asesores financieros dicen que la táctica es común.
Aunque en su mayoría se ahorran, los dólares también circulan entre argentinos fuera del sistema. Las salas de reuniones de las empresas de cajas de seguridad se utilizan para cambiar dólares en efectivo para la compra de casas -con precios de venta a veces declarados por debajo de la cantidad intercambiada, dicen fuentes del sector.
"Empujamos unos cientos de miles de dólares sobre la mesa y el vendedor los tomó", recuerda un expatriado europeo que compró una casa en Argentina. "Era como estar en una película de la mafia".
Reintroducir los ahorros de los argentinos en el sistema financiero será difícil, dice Martín Rapetti, director de la consultora Equilibra. Según él, los argentinos no depositarán dólares masivamente a menos que el Gobierno esté en condiciones de proporcionar liquidez en dólares cuando se produzca un pánico financiero, algo imposible de hacer para un banco central que no puede imprimir dólares y tiene muy pocas reservas.
El camino alternativo, en el que los argentinos convierten sus dólares y empiezan a ahorrar en pesos, es largo.
"Los argentinos aprenden desde muy pequeños que siempre se pierde cuando se ahorra en pesos", dice Rapetti. "Para desaprender esa lección se necesitaría un período muy largo [con] el ahorro en pesos siendo rentable y de bajo riesgo".



