La Reserva Federal se dispone a subir las tasas de interéspor primera vez desde 2018, pero se enfrenta a un dilema sobre la agresividad con la que debe endurecer la política monetaria, ya que la guerra en Ucrania amenaza con hacer mella en el crecimiento y empeorar la mayor inflación en 40 años.
En la reunión de esta semana del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés), los banqueros centrales estadounidenses tienen prácticamente garantizado el aumento de la tasa de los fondos federales en un cuarto de punto porcentual, su paso más contundente hasta la fecha para alejar la política monetaria de los ajustes ultralaxos establecidos al inicio de la pandemia.
La medida se produce a pesar de la fuerte escalada de las tensiones geopolíticas tras la invasión rusa de Ucrania, que ha atraído algunas de las sanciones financieras más severas jamás impuestas por Estados Unidos y sus aliados.
Los precios de la energía se han disparado como consecuencia y el barril de petróleo de referencia internacional (Brent) llegó a superar los u$s 130 después de que Estados Unidos prohibiera las importaciones de Rusia. Ha bajado un poco, pero el impacto de los precios del petróleo por encima de los u$s 100 el barril probablemente signifique una mayor inflación general y una mayor limitación del gasto de los consumidores.
"Este es probablemente uno de los momentos más difíciles para el banco central", dijo Aneta Markowska, economista financiera en jefe de Jefferies. "Obviamente, hemos tenido grandes acontecimientos en el pasado, como la pandemia y la crisis financiera mundial, pero la dirección de la política estaba clara. Se trataba de recortar [las tasas] y las únicas preguntas eran cuánto y con qué rapidez".
"Esta vez hay riesgos de dos caras, con presión a la baja sobre el crecimiento pero con presión al alza sobre la inflación. La pregunta es con cuál se queda la Fed".

En general, los economistas opinan que la preocupación por las presiones inflacionarias superará con creces cualquier temor a una desaceleración del crecimiento -sobre todo teniendo en cuenta la fortaleza del mercado laboral- y obligará a la Fed a proceder con una serie de subas de las tasas de interés este año.
"Si esta crisis se hubiera producido cuando la inflación estaba en el 1,5%, la Reserva Federal probablemente habría pasado por alto los efectos de la inflación y se habría preocupado más por el crecimiento", dijo Brian Sack, director de economía global del grupo DE Shaw y un antiguo alto funcionario de la Reserva Federal. "Obviamente, ahora estamos en un entorno diferente".
Alan Detmeister, otro exfuncionario de la Fed que ahora trabaja en UBS, dice que en términos de perspectivas de inflación, la guerra es "todo al alza". Considera que la actual suba de los precios del petróleo podría agregar hasta un punto porcentual a los niveles de precios medidos por el índice de precios al consumo (IPC) e impulsar la tasa anual por encima del 8% en marzo. Dependiendo de cuánto tiempo se mantengan estas alzas, la magnitud de la moderación de la inflación este año también podría verse reducida.
Detmeister espera que la Fed revise al alza su previsión de final de año para la inflación núcleo, que se basa en el índice de precios PCE, hasta situarla por encima del 3%.
En diciembre, la última vez que la Fed publicó las proyecciones económicas individuales de sus altos funcionarios, la mayoría pensaba que la inflación subyacente se establecería en el 2,7% en 2022, antes de caer al 2,3% el año siguiente. Actualmente se sitúa en el 5,2%.
Los economistas también prevén que los funcionarios reduzcan sus previsiones de crecimiento económico para este año, tras haber proyectado previamente una expansión del 4%. La estimación media podría bajar al 3,3%, según Barclays.
En aquel momento, los funcionarios esperaban realizar sólo tres aumentos de las tasas de interés de un cuarto de punto este año, un ritmo que ahora se considera demasiado lento dado el contexto económico.
En la reunión se producirá otra actualización del "diagrama de puntos" de las proyecciones individuales de las tasas de interés, con cinco aumentos potencialmente previstos para este año y cuatro más para el próximo. Las expectativas del mercado han ido ligeramente por delante de lo que se espera que se señale, con al menos seis ajustes previstos para 2022.
En un testimonio ante el Congreso este mes, Jay Powell, presidente de la Fed, respaldó un cambio constante hacia una política monetaria más estricta, incluyendo una reducción "predecible" del balance de u$s 9 billones. Se espera que esta semana se ofrezcan más detalles sobre los planes de la Reserva Federal al respecto.
Aunque Powell prometió que la Reserva Federal sería "cuidadosa" en la conducción de la política monetaria dada la gran incertidumbre que nubla el panorama, también ha mantenido sobre la mesa herramientas más agresivas en caso de que la inflación no disminuya.
Dijo a los legisladores que el banco central podría tener que elevar las tasas de interés por encima del nivel "neutral", un nivel que no apoya ni limita la actividad económica. La previsión media de los funcionarios de la Fed en diciembre era del 2,5%.
Y para conseguirlo, dijo que la Fed consideraría volver a utilizar una táctica empleada por última vez en el año 2000 y subir las tasas de interés el doble del ritmo típico de un cuarto de punto en una o más reuniones.
Betsy Duke, exgobernadora de la Fed, advirtió que una suba de tasas de medio punto podría ser "una señal de alarma repentina" y enviar el mensaje de que la Fed ha evaluado mal la situación de la inflación y la respuesta política adecuada. También podría indicar que su estimación de neutralidad es más alta, lo que significaría más subas de tasa de interés de las previstas actualmente.
Para Bill English, profesor de Yale y exdirector de la división de asuntos monetarios de la Fed, los riesgos de un error de política son singularmente altos.
"Si se mueven demasiado rápido ahora y resulta que la economía se está desacelerando mucho por las razones que ya anticiparon y tal vez también por la [crisis] de Rusia y Ucrania, podrían terminar con una recesión dentro de un año", dijo.
"Pero estoy seguro de que también les preocupa que, si no reaccionan ahora... y tienen que hacer frente a una inflación que parece estar asentándose muy por encima de su objetivo y ajustarse mucho, entonces tendrán una recesión quizá en 2024".



