

Dormir mal no solo genera cansancio o mal humor: también podría estar asociado con el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Investigaciones recientes apuntan a que la postura al dormir, la calidad del descanso y la duración del sueño son factores que influyen en la acumulación de proteínas tóxicas en el cerebro.
Según los científicos, dormir en posición supina (boca arriba) podría estar vinculado a una menor eficiencia del sistema glinfático, el encargado de eliminar desechos y toxinas del cerebro, incluyendo la proteína beta-amiloide, un marcador clave del Alzheimer.
Dormir boca arriba podría no ser tan inocente como parece
El estudio, publicado en Alzheimer's Association International Conference, muestra que dormir de lado -especialmente sobre el lado derecho- favorece la limpieza del cerebro, mientras que dormir boca arriba ralentiza ese proceso.

Los investigadores señalaron que en personas mayores de 60 años, esta ralentización podría contribuir a la acumulación de placas beta-amiloides y tau, asociadas con la pérdida de memoria y la progresión de la enfermedad. Esto no implica que dormir de espalda cause Alzheimer, pero sí que podría aumentar el riesgo en personas predispuestas.
No solo importa la postura: otros factores de riesgo asociados al sueño
Además de la postura, el estudio destaca otros hábitos perjudiciales: dormir menos de 6 horas, tener un sueño fragmentado o padecer apnea del sueño también podrían estar relacionados con un mayor deterioro cognitivo. La falta de sueño impide que el cerebro se "limpie" adecuadamente, lo que favorece la acumulación de toxinas.
Investigadores de la Universidad de Washington demostraron que una sola noche de privación de sueño puede aumentar significativamente los niveles de beta-amiloide en el cerebro, una proteína clave en la patología del Alzheimer.
¿Qué puedes hacer para cuidar tu cerebro mientras duermes?
Los especialistas recomiendan adoptar rutinas de sueño saludables: mantener horarios regulares, evitar pantallas antes de dormir, reducir el consumo de cafeína y procurar dormir de lado, preferiblemente sobre el costado derecho. También es importante tratar trastornos como la apnea o el insomnio crónico con ayuda profesional.

Aunque aún se necesita más investigación, estos hallazgos refuerzan la idea de que el sueño no es solo descanso, sino una función vital para la salud cerebral a largo plazo. Dormir bien, y en la postura adecuada, podría ser una herramienta clave para prevenir una de las enfermedades más devastadoras del siglo XXI.





